OMEGA

1.- Aroma Embriagante

- ¿Nervioso por el primer día, gustabo?, estoy que no me lo creo - decía aquel sujeto con la llamativa cresta negra
- Un poco a decir verdad, ya sabes ese sitio está lleno de alfas- comentó el rubio que iba en el asiento del copiloto.
El piloto de cabello negro solo se limitaba a escuchar la conversación atentamente
- Tranquilo aquí estoy yo para protegerte, eres mi mejor amigo y no voy a dejar que nadie te lastime sin antes enfrentarse conmigo - el de la cresta sonreía de forma sincera, lo que hacía calmar a el chico rubio.

Aquel auto negro entraba en el estacionamiento de la comisaría, el hombre de cabello negro se dirigió a su designado lugar de estacionamiento, apagó el auto y se pospuso a salir del vehículo sin decir ninguna palabra a lo que los dos chicos procedieron a hacer lo mismo, ambos chicos caminaban junto a aquel hombre que imponía respeto.

- Vayan por su uniforme, los veo en 5 minutos en mi oficina - la voz grave del superintendente llamó la atención de los dos chicos
- Está bien, padre - dijo el rubio mientras el superintendente entraba a la comisaría.
-Alli adentro soy superintendente Jack conway para ti- respondió aquel sujeto imponente.

Tras disponerse a entrar todo el lugar ambos sintieron los olores que abundaban ahí, la comisaría está llena de personas, policías y demás.
El rubio paso rápidamente la mirada por el lugar, no era como sino la conociera ya había ido un par de años antes al lugar donde trabaja su padre pero no solía estar mucho tiempo ya que siempre atraia las miras y atención de los alfas de ese lugar, y como no, si desprendía un hipnótico olor a chocolate que a cualquiera le parecía delicioso por lo su padre era demasiado sobreprotector con él, no permitirían que le hicieran daño a su cachorro.

Se encontraban en los vestuarios poniéndose la obligatoria vestimenta policial, cuando aquel hombre con barba abundante entró donde ellos estaban, el olor a café llegó al olfato del rubio Omega, lo cual empezo a aspirar disimuladamente ese olor que lo atraía, regresó en si cuando la mano de Horacio le tocó el hombro, esa era la forma de su amigo de mantenerlo con la mente clara.

-Buenos días, ¿nuevos reclutas cierto?- decía el barbón mientras metía sus cosas en un castillo a unos metros del par de amigos
- así es, compañero- menciono el de la cresta- ¿Algún consejo que quiera darnos en nuestro primer día?-
- Uno nada más... Que el Omega controle sus emociones o será carne para los leones... Su aroma es muy exquisito y llamativo que fue lo primero que sentí al entrar, les recomiendo que se vayan a patrullar en binomio no tardan en llegar los demás y allí si se pondrá feo- decía luego de cerrar su casillero y dirigirse a la salida.
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- Aún no logro entender cómo me convencieron para hacer esto- dijo el de la voz gruesa
- Es porque soy tu hijo favorito y harías cualquier cosa por mi - dijo el rubio tratando se hacerse el chulo
- y porque también eres el único, gustabo - dijo el de la cresta mientras empezaba a reir
El superintendente hizo una mirada de aburrimiento, mientras buscaba algo en los cajones de su escritorio, levantó la vista y arrojó al escritorio dos placas policiales, los ojos de ambos brillaron de felicidad.
- Su placa, ahora están dentro de esto... Espero que sigas mis pasos gustabo, eso sería un orgullo para mi - dijo el superintendente mirando fijamente al chico rubio lo cual estaba a punto de responder cuando un fuerte golpe proviniendo de la puerta los hizo mirar hacía atrás
- Tu maldito viejo, ¿QUE LE HICISTE A MI AUTO?- Aquel sujeto con cabellera gris y peculiar acento ruso se encontraba en la puerta furioso mirando al superintendente, su olor a vodka empezaba inundar la oficina
- No tengo ni idea de lo que hablas - decía el de voz gruesa mientras encendía un cigarro - Y abre una ventana que me estás apestando la oficina a vodka, anormal - Las risas de ambos chicos se hizo notoria
- Me cago en tu puta madre conway -
- Superintendente Jack Conway, aunque se te haga más largo, volkov- dijo mirándolo fijamente.
- ¿y esos dos quienes son?- pregunto el ruso mirando a los que se encontraban sentados
- tus nuevos alumnos, hoy es su primer dia de ambos, así que felicidades volkov, tu los vas a instruir-
- Luego del auto otro problema del cual tengo que ocuparme - soltó el de cabello gris mientras salía del despacho.

- ¿En que estábamos? - dijo conway mientras se volvía a acomodar en su silla detrás del escritorio - Empezarán desde cero y mediante su desarrollo iran ascendiendo como todo el mundo no por ser mi hijo y su amigo van a tener preferencia... ahora fuera de mi despacho, supernenas - dijo con una voz que imponía respeto.
Justo cuando se levantaban de las sillas, entró aquel policía barbón con embriagador olor a café que a gustabo empezaba a gustarle
- ¿Alguien podría explicarme porque coño hay un auto rosa en el estacionamiento?- dijo mientras reía, los chicos pasaron a su lado saliendo de la oficina mientras disimulaban su risa, el comisario les echó una rápida mirada.
- ¿Carne fresca, eh? - mencionó el barbón cruzándose de brazos mientras permanecía de pie
- algo así, comisario-
- Bien, porque el rubio tiene un olor de Omega que me encantó- decía mientras aspiraba el aire alrededor de él
- ¿Cuéntame un poco más sobre eso?, comisario? - decia el súper mientras expulsaba el humo del cigarro fingiendo interés
- que quieres que te diga, espero el día de su celo para hacerlo mío - el comisario se lamía los labios cuando termino de decir eso
- ME CAGO EN TU PUTA MADRE, ANORMAL, QUE ES MI HIJO - decía conway mientras se dirigía hacía el comisario para darle de porrazos.