2.- Verdades

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- ¿Entonces el hijo de conway es un omega?, Vaya sorpresa- dijo aquel ruso mientras se quitaba la camisa para cambiarsela
- Y no sabes los golpes que me llevé por saber esa información- decía el comisario de barba mientras reía
- Nadie te manda a decir que te quieres follar al hijo de tu jefe en su propia cara, greco - ambos comisarios reían por lo gracioso que había sido la historia de aquel comisario.

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El día pintaba para ser aburrido, gustabo y Horacio se encontraban patrullando, no había nada interesante a decir verdad por lo cual decidieron regresar a comisaría para ayudar con los papeleos sobre los detenidos.
Gustabo se bajó del patrulla mientras Horacio iba a guárdalo a la cochera, sacó el móvil mientras esperaba cuando un olor a limón se hacía más presente, era agradable.

- Lindos ojos azules - dijo aquel hombre de pie de brazos cruzados
- Gracias, no eres el primero que lo menciona - comentó gustabo guiñandole el ojo a aquel sujeto, el olor a limón se intensificaba en el aire
- mucho gusto compañero, soy Brown, Xavier Brown, subinspector y por lo que veo eres un alumno nuevo-
- Así es, llevo un par de días aquí junto a mi amigo horacio, uno que lleva cresta...-

-BROWN, GUSTABO ¿PORQUE NO ESTAN PATRULLANDO?- El olor a vodka se empezaba a sentir pesado en el aire
-Ando esperando a mi compañero Horacio para empezar el papeleo en papelería - contestó el rubio sin inmutarse
- ¿Y tu Brown?- el ruso se dirigió al que cabello pelirrojo
-Estoy en eso, comisario- dijo mirando desafiante a volkov, los olores en el aire se intensificaban mientras ambos se sostenían la mirada, una delicia de olores para el rubio que ya se encontraba caminando hacia donde había visualizado a su amigo de pie.
-Adoro cuando haces eso, gustabo, algo que solo tú puedes causar- dijo Horacio con una gran sonrisa
- Que te puedo decir, me encanta que dos hombres peludos se peleen por mi - dijo mientras ambos entraban a comisaria, así era el rubio le gustaba ver el mundo arder pero no arder en él.

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-Gustabo- dijo el superintendente mientras miraba al rubio que tenía una mirada pérdida entre tanto papel de aquel escritorio- Vente a patrullar conmigo, tenemos que hablar-
-10-4 super- dijo mientras se levantaban del escritorio, Horacio al otro lado de la sala se encontraba hablando con un compañero que ni cuenta se dio de que su amigo se había ido.

El superintendente y gustabo se subieron al patrulla y se dispusieron a recorrer la ciudad. El día pintaba para estar tranquilo, el súper se mantenía callado y gustabo solo lo observaba de vez en cuando, el patrulla fue bajando la velocidad hasta estacionar a un lado de la carretera.
- ¿Entonces dime de qué quieres hablar, padre, Si te puedo llamar aquí así, cierto?-
- mmmm-
El súper estiró su mano hacía el hombro de su hijo donde solía tener la radio y la apagó, haciendo lo mismo con el de él
- ¿Como ha sido tu trato en la malla?- dijo sin más- cuéntame, podemos hablar sin restricciones-
- Pues normal diría, ya sabes hablando con esté, con aquel, con ese... ¿Porque la pregunta?-
-¿Cuando llega tu próximo celo? - dijo sin más el súper
- En unas semanas- respondió sin tapujos el rubio.- ¿Pero a qué viene tu pregunta?, Ya sabes me refiero a que alguien hable de sexo con su padre es un poco vergonzoso
-Tienes 22 años, gustabo- Reclamó conway
- Aún estoy pequeño- dijo haciendo una cara tierna
-¿Eres virgen?-
- Eso es algo que no pienso responder, No, No y No-
La tensión y la incomodidad se empezaba a sentir en el aire
- Estás en negación, eso significa que es un no- dijo conway mirando al rubio directamente a los ojos, que ante la presión cedió, el súper sonrió
-Es verdad, no lo soy, solo te diré que no te preocupes fue consensuado con alguien a quien quiero mucho-
-"Quiero", entonces aún sigues mantenimiento contacto con él- el rubio bajo su mirada avergonzado, sus mejillas empezaban a ponerse rojas y el olor a chocolate empezaba a sentirse un poco más fuerte.
- ¿Para que quieres tanta información por mi vida sexual?, Me checo, me cuido, tomo mis supresores, de echo no deberías preocuparte, todo lo tengo controlado-
- Vi como Brown trataba de llamar tu atención hace un rato-
- Increíblemente gracioso, ¿eh? - el rubio soltó una risa- luego llegó el comisario y era una pelea por quién llamaba mi atención, adoro cuando pasa eso- el rubio sinvergüenza se reía
- agghh, solo prometeme que te tendrás cuidado, no sabes con qué demente puedes encontrarte... Y una cosa más, usa protección, no soy quien para ponerle restricción a tu vida sexual pero por favor, no me llenes de nietos, no por ahora- dijo mientras soltaba una pequeña sonrisa
-Horacio siempre me protege, hemos estado juntos prácticamente desde hace años, me ha acompañado por varias aventuras, risas, malos momentos... no tienes porque preocuparte- decía gustabo mientras miraba fijamente a su padre.
- Si... También tengo que tener una charla con él- El rubio se tiró para abrazar a su padre
- Te quiero mucho, papá-
-Te amo hijo- dijo mientras se separaban y ponían el auto en marcha con dirección hacía comisaría.

Aquel hombre de cabello negro no podía ser duro y firme con aquel rubio, al fin de todo era su hijo por lo cual mataría si le llegase a pasar algo.

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-Ya que estamos siendo sinceros hace un rato...- detuvo su habla y tragó saliva- fue con Horacio mi primera vez...... sin más que comentar me retiro a terminar de hacer mi papeleo, buen servicio superintendente - dijo el rubio mientras salía del patrulla y cerraba la puerta. El sujeto de camisa blanca sentado en el lado del piloto esbozo una sonrisa.

OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora