Capítulo 3

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ADVERTENCIA: El siguiente capítulo contiene escenas sexuales explícitas de contenido homoherótico. Leer bajo discreción.

Han sido advertidos. No digan que no lo dije.  

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Ya lo había decidido. Después de dejar al desmayado Segundo Hokage en la cama para que se recuperara correctamente, el menor de los Uchiha tomó camino al lago para entrenar. No es que el reto de Madara para combatir contra él y Naruto le preocupara, por lo contrario, ya le habían derrotado una vez; y si lo que pensaba era correcto, este Madara no era tan poderoso ya que no había despertado el Rinnegan. Su problema venía con que el Dobe de su mejor amigo le había retado durante el entrenamiento por su casi nula habilidad con los clones de sombra. No era su culpa que su contraparte tuviera una reserva de chacra exuberante, rosando lo inhumano. Pero su orgullo Uchiha era más fuerte, y el no veía el inconveniente en aprender la técnica y jactarse en la cara del rubio por dominar aquello que le había hecho sentir tan orgulloso de niños. Ese jutsu que le había salvado la vida en más de una ocasión.

Al divisar la orilla disminuyó su paso para detenerse en una de las rocas más grandes que la rodeaban. Se quitó su camisa, y de un clavado entró al agua, para, posteriormente, pararse y realizar los sellos con una mano respectivos. Sintió su chacra dividirse en cuatro, tres pequeñas y una grande. Las tres más pequeñas las moldeó y las separó de su cuerpo. Con un “plop” tres Uchiha Sasuke aparecieron, con cuerpos sólidos y en las mismas condiciones que el original.

Tras un asentimiento colectivo, los cuatro tomaron posición de ataque. ¿Qué mejor manera de mejorar el dominio de los Kage Bunshin y eliminar inestabilidades en el flujo de chacra de los cuerpos que un combate todos contra todos?

En la cabaña, Uchiha Madara salía del baño extrañado. Había escuchado muchos ruidos mientras se estaba bañando y después silencio. La única presencia en el lugar era la del Senju en la habitación, y por la calma que sentía de él, estaba durmiendo.

Encontrarse repentinamente solo en ese lugar le dio una estupenda idea.

Marcharse de ahí.

No es que no estuviera agradecido con los niños, por el contrario, les reconocía el no haberlo entregado a ninguna aldea y haberle cuidado de esa manera sabiendo quien era. No muchos lo harían.

  Pero seamos realistas. Él estaba “oficialmente” muerto, había desertado de su aldea y su nombre significaba terror, especialmente para aquellos que le habían enfrentado.

Y había otra cuestión, y es que él no era tonto. Sabía que esos dos les escondían algo, y había tomado la decisión de descubrir el qué.

Al salir de la casa, fue recibido por el aire frío del bosque. A pesar de lo tupido que se veían las ramas entrelazadas, en el suelo se encontraban piedras grandes, y algunas pulverizadas, de aspecto arenoso. El gran boscaje a su alrededor le indicaba que aún se encontraba en el País del Fuego. Por la arena cualquiera pensaría que estaba en las fronteras del País de viento, pero el frío solo indicaba que estaba más al norte, probablemente cerca del País de la tierra.

Una sonrisa de suficiencia surcó su rostro. Podía ir más al Norte hasta encontrarse con Iwagakere y molestar a Onoki. O, tomar rumbo Este e ir a Konohagakure, que era un blanco más fácil; había escuchado de la muerte de Hashirama y como este antes de su partida había nombrado a su hermano pequeño su sucesor; y estando Tobirama ahí, no había Hokage en la aldea. Y estaba también el pequeño detalle de que los niños pertenecían a la aldea. No se debía encontrar con el rubio bonito.
Por mucho que le molestara, su actual estado de salud no era el mejor, y a pesar de que sabía que podría derrotar un ejército así, era mejor no tentar su suerte.

House of Memories [Yaoi, R18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora