DESPERTANDO A LA REALIDAD - CAPÍTULO 4

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Profundidades de Los Bosques Susurrantes - Tiempo Presente

La tormenta nocturna ha quedado atrás, el agua acumulada de las hojas se escurre dando los últimos golpeteos semejantes a la lluvia, algunas pequeñas avecillas sacuden sus cuerpos para sacudirse las pequeñas porciones de agua que lograron mojar sus hermosos plumajes, mientras que algunas chapotean en los pequeños charcos de agua que hay en el aún húmedo bosque, para darse así un refrescante baño mañanero, las especies más grandes salen de sus madrigueras para dar inicio a sus caminada acompañadas de sus pequeñas crías o sus parejas de vida.

El trinar hermoso de las aves se empieza a escuchar con más fuerza en todo el ancho bosque de los susurros, una avecillas de plumaje azul, patitas negras y pequeño pico oscuro ingresa a la cabaña a través del mantel roto que sirve de puerta, aletea sus pequeñas alitas emplumadas, se posa en la punta del mango dorado de una espada que reposa en un montoncito de utensilios, mira curioso hacia la cama, hace un pequeño vuelo posando sus delgadas patitas en el cordel improvisado de ropa, su cabecita gira curioso al notar el suave movimiento de las mantas, por lo que da otro vuelo posándose encima de algo frondoso y castaño, se acerca saltando hacia algo puntiagudo y comienza a soltar su hermoso canto, como resultado escucha un gruñido, por lo que emprende el vuelo, revolotea encima del bulto y vuelve a posarse sobre aquella frondosa cosa castaña, volviendo a trinar con suma alegría.

-¡Hey largo de aquí!- Da un fuerte manotazo espantado al avecilla -Pajarraco... ¿Qué se a creído que mi cabeza es un nido?- Refunfuña molesta la felina

Se estira gustosa restregando sus ojos con los dedos de la mano izquierda, pero se sobresalta al sentir cierto apretón ajeno en su cintura, se percata del bulto extra a su lado, por lo que se sienta de golpe provocando que la parte de arriba de su cuerpo quede totalmente descubierta, avergonzada se cubre, gira despacio su rostro para encontrarse con la vista más maravillosa de su vida, se trataba de aquella rubia que le a robado sus sueños y su corazón, Ella se encontraba plácidamente dormida.

Por inercia los dedos de su mano derecha rozan la parte izquierda de su cuello, sintiendo con la yema de sus dedos aquella marca ya existente, al mover un poco sus piernas siente cierta molestia entre sus piernas, de repente los recuerdos de la noche anterior la hacen sonrojar a más no poder.

-¿Quién se iba a imaginar que me convertiría en tu Omega?- Piensa mirando con tanto amor a la Alfa rubia que seguía en el mundo de los sueños

Con delicadeza acaricia las mejillas suaves de la ojiazul, su Alfa, solo suya, escucha el cántico del avecilla que le despertó, al seguir con la mirada el origen del sonido la ve posada sobre el mango de la espada de su amada, girando su pequeña cabecita, demostrando su curiosidad por su presencia, muy ajeno a que cierta felina lo estaba viendo de una manera que no demostraba buenas intenciones.

-Tan temprano y ya quieres desayunar algo con muchas plumitas- habla cierta rubia de modo divertido

-¡Adora!- De un pequeño brinco erizándose todos los pelos del cuerpo

-Hay perdón... perdón- comienza a reír a carcajadas

-¡Idiota! ¡No es gracioso!- Agarra la almohada -¡Ya cállate!- Se la tira en la cabeza

No deja de reír -Te... veías tan adorable- tratando de cubrir su cabeza de los ataques de almohadazos

-¡Cállate! ¡Idiota! ¡Que no soy adorable!- Se trepa en su encima con intenciones de asfixiarla con aquel objeto suave

-¡Hey no Catra!- se queja sin dejar de reír

-¡Ya veras lo que soy capaz!- también comenzando a reír sin soltar la almohada

BAJO LA MISMA LLUVIA (Omegaverse +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora