Día 1

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Su cuerpo se apoyó en el capó del patrulla, dándole una calada más a su cigarrillo y con la otra mano revisar de nuevo la bandeja de mensajes, encontrándose con lo mismo: ninguna alerta policial, atraco, chivatazo, robo de vehículo, secuestro, tiroteo; absolutamente nada, como si Los Santos fuera una ciudad completamente normal, y joder, Jack ya tenía claro que ese no era el caso. El hecho de que no hubiera mambo le decaía, siempre estaba dispuesto a darse de tiros en un atraco con tal de despejar su mente o por su propia diversión.

A esto se le sumaron los inexistentes mensajes de sus tres informantes. El primero y el más pesado pero el que más le entregaba información Freddy Trucazo no se dignó en contestar sus mensajes, incluso llegó a reprocharle un poco, pero su diminuto esfuerzo no sirvió de nada. Y luego estaban los dos hermanos caóticos, uno más tonto e indiscreto que otro.

Su estómago dio un vuelco al recordar la fechó de hoy: 17 de agosto, un solo día ha pasado desde el esperado día en el que, según Gustabo, la mafia llevaría a cabo su plan de sacar a Horacio Pérez de la organización definitivamente y provocarle una pérdida de memoria lo suficientemente abrupta para que olvidara toda su estancia en la mafia.

Desesperado, volvió a revisar de pe a pa sus mensajes, buscando un mensaje de los hermanos dándole alguna novedad o noticia sobre lo acontecido ayer, o al menos una mensaje que le confirmara que ambos estaban bien y que lo único de lo que debería preocuparse era en encontrar la forma de cómo explicarle todo Horacio; como lo haría, las palabras que usaría y lo que quería proyectar con ello.

Un sentimiento de preocupación lo invadió, fue algo inconsciente, como un presentimiento de que algo malo estaba pasando. Gustabo era de los que esperaban hasta tener lo suficiente para soltar todo, yendo directo al grano pero con el único problema de no dar detalles. Sin embargo, hasta García tenía conocimiento de lo importante que es este acontecimiento y que apenas terminase, debería informar de inmediato.

Lo maldijo en silencio una y un millón de veces hasta que se cansó y se decidió a prender otro cigarrillo y fumar, fumar hasta que ese escalofrío se fuera con el tiempo y lograr convencerse de que no pasa nada, de que todo estaba bien y que solo era su imaginación; que estaba acostumbrado a tomar una actitud paternal ante esos dos.

El sonido de un auto aparcar justo frente a él lo hizo sobresaltar por lo repentino que fue sacado de sus pensamientos, fijándose con atención al Audi color negro aparcado frente a él y en la persona que lo miraba con el ceño fruncido detrás de la ventanilla, bajándola hasta dejar su rostro expuesto al pelinegro.

—¿Conway?— Su voz, seria pero con un aire de confusión seguramente por el estado tan ido del Superintendente captó la atención del mismo —¿Esta bien?

Dudó un poco en su respuesta, rebuscando un poco en lo que había pasado los últimos días en los que el comisario estuvo ausente y sobretodo en encontrar un límite en lo que debía soltar y lo que no. Volvió a suspirar, tirando la colilla al suelo y pisarla

—Tengo que ponerte al día

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Este pequeño fanfic se llevará a cabo durante estos cuatro días en la ausencia de Auron, narrando un poco sobre lo que mi cabeza se imagina qué pasó después de la muerte de Horacio, concretamente estos cuatro días.

Gira al rededor de Conway con la intención de crear tensión y drama, espero que os guste ;)

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