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Mi madre era tonta.

No hay duda de ello.

El día de ayer escribí algo como: “Ahora, después de que han pasado cien años, lo comprendo.”, pero… como lo pensé, no puedo decir que ella no era completamente estúpida.
Pero en realidad, mucho más estúpido que mi madre, lo era mi padre… Poco después de que mi madre murió, no, ni siquiera pasó un poco de tiempo. Ahora me doy cuenta.
La violencia que hasta entonces había sido dirigida hacia mi madre era ahora totalmente dirigida a mí.
Él me golpeaba como rutina del día a día.
Yo era un niño, y por supuesto me golpeaba cuando cometía errores típicos de un niño. Pero aún cuando hacía algo correctamente, incluso como un niño, si por alguna razón lo tomaba a mal, me golpeaba aún peor que cuando hacía algo erróneo. Hasta el punto en que me hacía sangrar.
Era casi como si creyera que pegarle a un niño era una especie de entrenamiento.

Había escuchado retorcidas palabras como: “Adelante, ve y golpea a tu hijo.
Incluso si no sabes por qué razón, el niño sabrá por qué”, pero en ese entonces siendo un niño, no lo entendía en lo más mínimo.
No, a decir verdad lo entendí pronto.
Entendí que no existía razón alguna.
Mi padre simplemente era la clase de persona que tiranizaba a los más débiles con el objeto de reafirmar su dominio.
Mi madre era tonta. Verdadera e irremediablemente tonta. Pero incluso si no lo hubiese sido, incluso si hubiese tenido una personalidad más acorde a ese pueblo, estoy seguro que mi padre hubiera encontrado alguna otra razón para abusar de ella.
Creía sin la más mínima duda que era porque estaba “equivocada”, porque mi madre era ingenua, por eso era golpeada así.
Pero todo aquello no tenía nada que ver. Y lo que dije acerca de que hubiera reducido el daño si sólo se hubiera quedado callada, creo que podría no haber sido cierto.
Así que comenzó a pegarme sin ninguna razón en específico.
Siempre estaba enojado.
Constantemente de mal humor.
Era tan violento que era incapaz de no desquitar su ira con alguna cosa.
En aras de crear zombis poderosos, busqué a mucha gente perversa… como Jack el Destripador, por ejemplo. Pero aún comparado con ese renombrado villano, mi padre no era para nada inferior.

Él era un rufián sin esperanza.
Era un tacaño mediocre, pero cuando imagino el zombi tan poderoso que hubiera llegado a ser si lo transformaba, creo que ese hombre verdaderamente hubiera sido un padre para mí, Dio.
El simple hecho de pensarlo es perturbador.
Como sea, aquél era un hombre estúpido que tenía un complejo de inferioridad incluso hacia su esposa e hijo… no me hubiera extrañado si perdía la vida por vivir en esa violencia desmedida.
Lo que hice para escapar de las agresiones de mi padre fue, en ese momento, trabajar. Trabajaba, ganaba dinero, y usaba ese dinero para comprarle licor a mi padre.
Cuando estaba borracho, su violencia era un tanto más difícil de frenar, pero si lo ignorabas y lo dejabas seguir bebiendo, eventualmente caería inconsciente.
Y por supuesto, mi padre no me violentaría si estaba dormido.
No obstante, era un niño.
Incluso cuando lo llamo trabajo, no era un trabajo legítimo en absoluto, claro… pero ese pueblo salvaje, tenía su propio y salvaje sistema. Aún si no eran legítimos, había muchos oficios por practicar.

Todos cobraban su retribución como era natural, por lo tanto el dinero que un niño podía ganar nunca era demasiado. Pero ya que las apuestas se daban por todo el pueblo, era sencillo incrementar esa cantidad en lo suficiente para conseguir alcohol.
Hice uso de la educación de mi madre en esas ocasiones.
La educación que ella me dio cuando aún era muy joven. Primero hice uso de ella en los juegos de azar… estoy seguro de que estaría muy en contra de lo que ella hubiera querido. Cuando pienso en ello, me parece tan irónico. Porque fue entonces cuando sentí gratitud hacia ella.
Pensé en lo tanto que se debía a ella el que fuera capaz de vivir hasta ahora.
Fue la primera vez que sentí que la apreciaba.
Él nunca pudo ganar mucho dinero, y cuando su joven hijo le compraba licor, como era de esperarse, mi padre se enfurecía y me golpeaba. Pero para aquél borrachín cualquiera, el alcohol aparentemente tenía prioridad sobre cualquier otra cosa. Y dejó de pegarme poco a poco.
Pareciera que incluso ese hombre era capaz de prever que si me golpeaba tanto que no pudiera moverme, el ya no podría seguir embriagándose.
Y también pensé: “Lo sabía. Mi madre estaba equivocada”.
Eso fue lo que pensé con mi mente inmadura.
Mientras estaba agradecido por el conocimiento y desarrollo que me había proporcionado, todavía sentía que mi madre era tonta y estaba equivocada.
Aunque en ese entonces era muy joven, sentí que esa decisión era tan ajena a mí. O tal vez, no importaba lo mucho que la menospreciara por ser “irremediablemente tonta”, sus sentimientos humanitarios de ser incapaz de desprenderse de mi padre, yo también los compartía… Incluso si no quiero admitirlo, si es necesario para llegar al cielo, debo admitirlo también.

“Estaba en lo correcto, mi madre estaba equivocada”.

“¿Si mi padre solamente dejase de beber, sería una mejor persona?”.

“¿Eso no es para nada cierto, o sí?”

“Es más, es como si mientras más bebiera, más amable se volvía, ¿o no…?”.

Tal vez no al grado que lo era mi padre, pero quizás al nivel de mi madre, yo también podría haber sido un tonto cuando pensaba de esa manera.
Un error debido a la juventud. Un error descuidado debido a que era un niño.
El pensar que no ser golpeado por mis padres significaba que ellos eran “buenos”… es bastante cómico. Pero para el pequeño Dio, ese era un magnífico “descubrimiento”.
Como consecuencia de eso, hasta que llegué a una edad más avanzada, me dediqué a forzar mi pequeño cuerpo a una cantidad irrazonable de trabajo con el objeto de ganar dinero para las borracheras de mi padre.
…Me estoy sintiendo realmente desanimado por esto.
Voy a dejar mi pluma hasta aquí por hoy.

jojos bizarre adventure:over heaven Novela Ligera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora