CAPÍTULO 2: No retorno

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ORIÓN: A ver, Sirius, después de cuatro años de desgracias para nuestra família no pretenderás que me crea esa patraña de que vas a ser el heredero.
SIRIUS: No sé...
WALBURGA: Ese vocabulario, deshecho! (Sirius recibió una fuerte patada en su estómago y aulló de dolor)
ORIÓN: Quiero oírlo!
SIRIUS: He cometido un gran error, la família es lo más importante, y he deshonrado a todos los que estaban conmigo. (Sirius repitió esto con un tono monótono en su voz)
WALBURGA: Ahora estás poco convencido, pero te aseguro que en una semana no recordarás ni de dónde venía esa rebeldía.
SIRIUS: Sí madre (se estremeció)
ORIÓN: Bien, a mis rodillas.
SIRIUS: Qué? Ahora no he hecho nada! (Una bofetada)
WALBURGA: Qué no has hecho nada mal! Ahora vas a ponerte en las rodillas de tu padre y vas a acatar el primer castigo como lo haría un Black!

Sirius entendió que él estaba haciendo eso por su hermano y en ese momento pensó en James, que lo había apoyado desde que tenían 11 años y... De pronto quitó sus pensamientos. James estaría bien,  tenía una familia que lo quería, tendría a Remus y a Petter. Él debía proteger a su hermano. Se colocó en las rodillas de su padre, quién le retiró la ropa que lo cubría  y se estremeció cuando vió la sombra de la mano de su padre acercarse a su trasero. Una lluvia de azotes comenzaron en su trasero, perdió la cuenta a partir del 100. Lo único que lo estaba manteniendo consciente era que por cada golpe, se repetía:  "Regulus". No supo cuanto tiempo pasó, pero en un momento cesó. Había conseguido no llorar y por ello ese final era medianamente agridulce. Su padre lo levantó y le asintió.

ORIÓN: Bien Sirius, no tendrás cena hoy. Sube a tu habitación y no salgas hasta mañana a las 10 en punto. Tendrás que estar en el despacho de tu madre.

SIRIUS: Sí padre.

Sirius se fue a su habitación, donde dejó que las lágrimas brotaran de sus ojos por fin. Vió la foto de sus amigos, lo que lo entristeció aún más. En ese momento no había vuelta atrás, iba a ser el mejor heredero Black de la historia, si eso significaba tener que renunciar a personas tan importantes para él. Su hermano pequeño siempre lo vió como un ejemplo a seguir hasta que entró con los leones, y pese a eso, no quería verlo sufrir. Quitó la foto de la pared, junto con su bandera de Gryffindor y sus fotos de motocicletas y las tiró de mala gana a su baúl de la escuela. No valía la pena pensar en algo que ya no sería posible. Se posó en la cama con un gruñido de dolor y dejó de pensar. Lo que no sabía es que su madre Walburga había observado toda esa escena con una maliciosa sonrisa de satisfacción. Parecía que su hijo verdaderamente había entrado en razón, y fue rápidamente a hablar con su marido sobre cuáles eran sus planes de esa semana.

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Sirius se despertó 1 hora antes de tener que ir al despacho de su madre. Fue al baño donde se dió una ducha y se miró al espejo. Siempre le había gustado su pelo largo, pero en ese momento solo le recordaba a su estadía en Gryffindor. Él no iba a cambiar cómo era para ser el heredero, sin embargo, su aspecto no cambiaba quién era, por lo que conjuró unas tijeras y cortó su pelo para que le llegara por encima de sus hombros y se lo recogió en una coleta baja, lo que le daba un aire más aristocrático, cosa que por un momento le asqueó pero se dió cuenta que tendría que acostumbrarse a ello. Se vistió por primera vez en mucho tiempo con una de sus túnicas puristas, la cuál era de color azul muy oscuro y justo a las 10 en punto, llamó a la puerta del despacho de su madre.

WALBURGA: Adelante (decir que se quedó sorprendida era quedarse corta. Desde que su hijo fue a Hogwarts, no dejó nunca más que su madre le eligiera la ropa, y siempre se había puesto sucia ropa muggle, por muchas advertencias  y castigos que le dieran)

SIRIUS: Buenos días madre

WALBURGA: Veo que te has tomado en serio esto. Eso no justifica para nada todo lo que nos has hecho pasar a todos. Como sabrás, nosotros cuidamos de los nuestros, siempre que ellos se lo merezcan. Es gratificante que te hayas dado cuenta ahora, antes de que te convirtieras en un traidor de sangre como Andrómeda (puso cara de asco)

SIRIUS: Ella no tiene nada que ver.

WALBURGA: Ni te atrevas! Cruccio ( en ese momento Sirius se retorció de dolor, el no podía aguantarlo, de un momento a otro el dolor cesó)

SIRIUS: Lo... siento... madre... (Sirius sabía que él había provocado eso)

WALBURGA: Más te vale, ahora, a lo que íbamos.

Sirius pasó toda la mañana con las rodillas entre brasas de fuego repasando todos los deberes del heredero, sus acciones, modales y conducta. Sirius no podía con el dolor, pero se obligó a ser fuerte. Cuando acabó, vino la parte más difícil. Su padre obligó a Sirius a tirar todas sus fotos y pertenencias de Gryffindor al fuego, y mientras veía como desaparecían bajo las incesantes llamas, una lágrima corrió por su mejilla. Lo que pasó después fue sorprendente. Orión se arrodilló a la altura de su hijo y lo sujetó de los hombros.

ORIÓN: Sirius, puedes pensar que no tenemos corazón, cosa poco probable. Los Black somos fríos como el hielo y oscuros como una noche sin estrellas. Aunque duela, todo esto te fortalecerá, y entonces entenderás que tu sangre es el mayor aliado que puedas tener. Los amigos vienen y van, pero la familia estará siempre presente. En una semana volverás a ser un Black como Merlín manda y toda la familia te apoyará de nuevo, Regulus te apoyará de nuevo. Tu madre y yo hemos hablado, y hemos aceptado olvidar, de alguna forma, estos 4 años, siempre que respetes nuestras decisiones y acates todos los castigos, que al fin y el cabo, te convertirán en un heredero Black. Sirius Orión Black, traerás el orgullo de nuevo a la familia Black, incluso si te duele el alma por ello.

SIRIUS: Sí padre

El Heredero BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora