Capítulo 21

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No voy a darte más excusas porque sólo sería dar muchas vueltas a lo mismo y como dijiste, las palabras no cambian nada.

Pero hay algo que tienes que tener muy claro.

Yo te quiero, te he querido desde hace mucho tiempo, pero el querer y el estar consciente de ello son cosas muy distintas.

Pues puedo decirte cuando ha sucedido cada una de ellas en mi, y no fue al mismo tiempo.

¿Sabes cuando comencé a quererte?

El dia que mamá murió, tu estabas ahí, llegaste al hospital y te quedaste a pesar de que yo estaba molesto con todos, no sé si tú recuerdes lo que me dijiste, pero yo si, dijiste que mamá siempre estaría conmigo mientras yo la recordara, algo muy parecido dijo papá cuando hablamos sobre … su novia.

Ese dia comencé a quererte.

Pero me di cuenta hasta hace mucho tiempo después y solo puedo terminar pidiéndote perdón por ello, no sé si sea demasiado tarde, la realidad es que pensar en eso no me llevaría a ningún lado, no sin antes pedirte de nuevo otra oportunidad.

Por favor.

Bog.

P.D. El dia que me di cuenta que te quería te tomé una fotografía, revisa tus negativos de estas últimas semanas.

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Parpadeé alejando las lágrimas que comenzaban a formarse en mis ojos y guardé de nuevo la carta en el bolso, abrí mi buró levantándome de la cama y tomé los dos rollos fotográficos que tenía de ese mes.

Sin siquiera contestar a la pregunta de mamá, grité que volvía a la escuela y salí de mi casa convencida de una sola cosa más: Quizás no fuera un cuento de hadas, pero la realidad tal vez tampoco estuviera tan mal, si lograbas avanzar.

No era la primera vez que pensaba que de haber leído la carta en la escuela, hubiera revelado las fotografías muchísimo más rápido. Al final, dos horas después apenas terminaba de tener frente a mi todas las tomas, miraba muchas que recordaba haber captado pero no podia distinguir ninguna especial, una donde yo fuera el foco.

Repasé con la mirada de nuevo las imágenes que habia en la mesa y colgando; nada, nada sobre mi en el pasillo, en la escuela, en el porche o… Ahí estaban. Habia cuatro fotografías mías. ¿Cómo no las habia notado antes?

No eran lo que yo esperaba, algunas ni siquiera mostraban mi rostro por completo; era yo pero tenía los ojos cerrados, el cabello enmarcando mi rostro o tapándolo ligeramente y mis labios entreabiertos, una de las fotografías incluso alcanzaba a captar la piel desnuda de mi hombro y el cabello esparcido sobre su cama. Él las había tomado después de que me quedara dormida esa noche. No podía dejar de mirarlas, no podia dejar de recordar, lo bueno y lo malo, y no podía dejar de pensar en que necesitaba dejarlo todo atrás. Necesitaba una despedida.

- Sólo promete que si llama dirás que estoy ahí - repetí al móvil sin aliento.

-  _______ no creo que…

- Solo promételo - insistí mientras caminaba hacia la casa de Boggi.

- Lo prometo - gruño Lara y colgué la llamada, con la seguridad de aquél gesto me costaría bastante caro, pero lo pagaría.

Miré su porche, la quietud y el silencio, hacia poco había anochecido, no era muy temprano pero tampoco muy tarde, el auto de su papá no estaba y aquello no podía clasificarlo como algo bueno o algo malo.

¿Acaso importaba?

El viento fresco erizó mi piel o quizá fue el nerviosismo. Había caminado tan rápido de la escuela hasta allí, más de lo que había caminado en semanas, que apenas tenía aire, mis pies dolían y mis manos sudaban.

Me acerqué hasta tocar su puerta, dos veces y esperé. Los segundos parecían horas, podia sentir cada latido de mi corazón en todo mi cuerpo.

Él abrió la puerta por completo mirándome fijamente, sus ojos color verde mostraban sorpresa y algo más, ¿Alivio? ¿Alegría?

Sin Amor || [ Bogdan Gnatovich ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora