Un dato curioso de mi persona, mientras algunos inician con una taza y una sonrisa, yo soy más del cigarrillo. Quizás John tuvo razón en algo, quizás no soy normal. La mañana había iniciado de forma tranquila y una demasiado sospechosos. Conociéndome mi suerte la vida me patearía el trasero. Aunque hubiera gozado de pasar mi velada con Margot, tuve que buscar refugios en brazos baratos. Bueno, si iba morir que sea de forma correcta, me iré al infierno con la cabeza en alto, como si me espera más. Sentí unos delgados y pequeños brazos envolverme, por un segundo solo pude pensar en mi Margot, me desilusioné cuando me di cuenta que solo era una de las prostitutas del sector diez.
-Suéltame- declare molesto, ella me miro con un puchero – Sabes mi única regla cariño, nunca, pero nunca me toques después del sexo ¿Vale? - pregunte de forma seria, ella rápidamente se alejó de mí. Volví a observar el paisaje que el balcón me ofrecía.
- ¿Mi paga? –pregunto, apunte con mi mano al mueble a lado del sofá.
Hoy era domingo, mañana empezaba el trabajo. Ser un niñero o tener una bala en la cabeza, hasta ahora iba ganando la bala en la cabeza. Aplaste lo poco quedaba del cigarrillo en mi mano, lo que no estudie por nueve años tendría que estudiarlo todo en un día. Me acerque a mi escritorio, en él había una lista de todos los temas que todo graduado de Yale debía saber, o bueno, en mi caso debía aparentar saber.
Desde ciencias sociales hasta el cristianismo.
¿Qué? Bueno, aquella familia tenía descendencia latina. Era de esperarse que fueran locos seguidores de Dios, según los libros o películas, toda la mafia italiana es seguidora al señor, bueno, en la mayoría. En la de signora Adrienna no era muy seguidora de Dios, mas parecía querer matarnos cada vez que alguien lo nombraba.
Deje el papel aun lado, observo todos los libros sobre el escritorio, joder, tenía que leer libros, muchos libros ¿Cómo le puede gustar esto a alguien? Tome entre mis manos el libro rojo, el titulo estaba en mayúscula y en letras cursivas. Estos libros lo habían traído Jacob. No evitar reír ¡Ja! Como si yo voy a leer estos libros, tiré el libro y atraje mi laptop hacia mí. ¡Bendito seas Jimmy Wales y Larry Sange! Gracias por crear este paraíso para los flojos como yo. Escuche un fuerte golpe, la del sector diez se había ido, bueno un problema menos.
Bien, comenzamos con el estudio.
¿Qué? ¿Dónde estoy? Todo daba vuelta a mi alrededor, las ganas de vomitar no me hicieron falta. Sentía mi cabeza rebotar, de un movimiento hacia adelante y hacia atrás, realizando una acción regresando con una reacción, exactamente como la tercera ley Newton. ¿Quién dice que no puedes estudiar en una noche? Y Jacob quería hacerme leer esos libros, see.un momento, estaba leyendo sobre administración cuando cerré un segundo los ojos, con toda la fuerza de voluntad. Abrí con dolor un ojo y me topé con una jodida arma apuntándome.
- ¡¿Qué mierda?!- alarmado y por insisto me aleje lo más rápido del arma, con el susto desperté y visualice la imagen de Jacob, maldito imbécil, el desgraciado suspiro aliviado
-Al fin despiertas, apúrate a cámbiate. Hay que irnos ahora- dijo guardando su pistola, lo mire sin entender exactamente ¿Dónde teníamos que ir?, el pareció descifrar mi cara por su expresión – No seas idiota, recuerda que hoy inicias tu trabajo.
Oh, mierda.
- ¿Qué día es? - pregunte alarmado, por el susto me levante rápido del suelo, el viejo parecía querer meterme un tiro en esos instantes
- hoy es lunes, específicamente es de mañana y falta menos de una hora para que inicie tu empleo- dijo apuntando al reloj. Mierda, si la estupidez de Jacob nos había metido en esto, mi estupidez nos mataría. Sin rápido escape hacia mi habitación a cambiarme, no había tiempo de una ducha, tampoco tenía la intención de tomar una.
-Tarde.
Asfixié un jadeo en mi boca, intentaba de toda forma calmar mi respiración, Jacob me había dejado a dos cuadros, para que las cámaras no vieran el auto, el plan era venir en un auto negro de lujo, para mantener las apariencias, pero ese plan se fue al demonio, y no me quedo de otra que correr colina arriba, malditos gringos y su manía de tener todo como un jodido cuento de hadas.
- ¿Y?
- ¿Qué? – dije sin entender, la defensora de estatuas me miro de forma seria, solté un suspiro y apreté los ojos esperando el despido, bien. Ya me morí, ¡Haya te voy Cerbero!.
-Como sea, Michael te dará tu horario y el de la señorita Rose- hablo de forma seria, se hizo a un lado permitiéndome acceso a la casa, estaba realmente agradecido con el abajo. Con una sonrisa y la felicidad intente a cruzar la puerta, pero volví a ser detenido- Que no vuelva a suceder señor Brock- dijo mirándome, sus ojos marrones, que siempre tenían un brillo de seriedad y cansancio, cambio a una gélida, era como ver la rabia dentro de una muñeca, su mirada penetro mi alma de una forma que temí por mi vida, era como la mirada de la signora. Solo agaché y asentí, cuando la vi de reojo, ella cambio su fría y aterradora mirada por ese natural brillo de seriedad con una sonrisa- ¡Qué bueno! Chiara te llevara donde Michael y te enseñara las habitaciones de la casa, lo haría yo, pero estoy realmente ocupada – dijo sonriendo, para luego entrar a la mansión. Solo entre a la mansión, la defensora de estatuas apunto hacia una joven de cabello castaño recogido en un moño, para luego desparecer por el otro corredor, la chica vestía esos típicos trajes de mucama. No, lo voy a negar se ve sexy la chica. Pero, estoy en el trabajo y no puedo buscar sexo, bueno más tarde si pueda.
-Chiara. ¿no? –ella asintió con una sonrisa tierna –Soy Charles Brock– con una ligera sonrisa ligera pero coqueta me presente, las mejillas de la chica se tornaron rosadas. Adorable, parecía virgen, espero que no lo sea.
-Sígame por favor – dijo, con gusto la seguiría por donde sea.
La casa era más enorme de lo que pensaba, desde la sala principal, me había estado guiando por un pasillo lleno de puertas, ella nombraba las habitaciones, realmente no prestaba atención solo miraba de reojo las paredes, no había fotos de Elle, bueno como está ahora, supongo que no sería bueno remarcarlo con en una foto y colgarlo. El sol me advierto que habíamos llegado a otro pasillo, solo había grandes ventanales donde los rayos de sol se filtraban, por los grandes ventanales se podían ver grandes y verdosos árboles, en ellos posaban pájaros de todos los colores y especies ¿Qué tan grande era esta casa?, llegamos hasta una puerta grande madera oscura, Chiara abrió la puerta y una gran cantidad de luz entro de golpe, dejándome ciego por unos segundos. Tuve que parpadear unos momentos, cuando mis ojos se acostumbraron el sol me sorprendí. Si el cielo existiera, creo que sería así. Un camino de césped, lleno de flores y a sus lados había pequeños estanques, los cantos de los pájaros, estaban en una tonada armoniosa, llegamos a un jardín un poco más grande y en él hacia Elle, estaba sentada en el césped con una mueca, sostenía una flor, a lado suyo estaba un hombre moreno serio que sostenía la flor y le indicaba cosas.
-oh, Michael – Dijo la chica, el hombre me miro y Elle pareció más seria. El hombre se levantó y camino hacia mí, mientras más se acercaba más crecía. Tuve que estirar mi cuello para ver al sujeto de cara, seré honesto me intimido.
-Sígueme- dijo caminando hacia adentro, lo seguí rápido. En el segundo pasillo, entramos a una habitación, de la puerta a la izquierda. Era pequeña el cuarto, había varias cosas de limpieza y toallas y ropa en los canastos. Michael hurgaba entre papeles hasta que saco dos hojas, se dio la vuelta y me entrego las hojas, una era azul y otra amarilla.
-La amarilla es tuya, y la azul son de Elle- explicaba mientras apuntaba las hojas, solo asentía a lo que decía- como puedes ver Elle tiene cita en el salón a las ocho y ahora son las...- dijo mirando su reloj- ahora son las siete y media, así que ve sacando el auto del garaje y Raymond te indicara cual es, Elle esperara afuera de la casa- murmuro para salir del cuarto, solo asentí con una enorme pregunta.
¿Dónde carajos está el garaje?
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A través de Elle
RomanceMi definición de vida siempre fue en dos partes, placer y trabajo. Esto se podría oír cliché, pero no había más allá de eso. Trabajar para la mafia era lo único bueno que había tenido en mi espantosa y jodida vida, hasta que por una estupidez, fui q...