CAP 3: PRINCIPIO.

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Sus lágrimas empezaron a caer como si fuera lluvia, quería arrancarse el cabello del estrés que tenía y la impotencia de no poder hacer nada mientras a su padre se lo llevaba la D.E.A para hacerle pagar por todos sus crímenes. Como era de esperarse a la familia se le negó la entrada a estados unidos para que no pudieran visitar al acusado ni ayudarlo para que se saliera con la suya por lo que el sufrimiento de Nicolás se magnificó.

Se escuchaba entre chismes de escoltas que la Señora Martha había entregado a su esposo para quedarse con la fortuna de toda la familia y así poder empezar de cero junto con su hijo, todo apuntaba a que la teoría era cierta porque justamente ese día Martha salió de la finca y se demoró mucho en regresar, para cuando ya quería volver tenía a Nicolás llorando y gimiendo en el teléfono mientras le decía que a su padre se lo había llevado la policía. A la señora parecía no importarle porque no lloró, no se lamentó y no sufrió como lo hizo su hijo pero la verdad es que nunca se confirmó nada y los días se convirtieron en semanas y estas en meses para luego pasar dos años hasta que los dos decidieron mudarse al barrio más glamuroso y costoso de la ciudad de Cartagena para que así Nicolás pudiera terminar sus estudios y Martha seguir en su negocio de ropa, petróleo y drogas.

Nicolás nunca se preocupó por su primer día de clases si no que por el contrario sabía que sería amado como en las anteriores escuelas en las que había estudiado, ya con 17 años era el joven más hermoso y adorado por las niñas descubriendo su sexualidad, adolescentes con las hormonas al máximo y señoras mayores que lo querían solo para llamar la atención de sus esposos. Nicolás hasta el momento nunca había demostrado ningún tipo de atracción tanto sexual como sentimental hacia hombres ni mujeres si no que por el contrario parecía que estuviese enamorado de él mismo ya que todo el tiempo se la pasaba alardeando sobre su hermoso cabello y color de ojos, su egocentrismo lo hacía ver más hermoso de lo que era y era considerado como un ángel en el lugar donde vivía, todas las madres y padres querían que desposara a sus hijas aunque aún no tuvieran la edad sin saber que llevarían a sus hijas al mismísimo infierno si eso llegara a pasar.

Nicolás terminó colocándose unos zapatos clásicos negros, un pantalón negro y una camiseta blanca sin estampado para ir al primer día de escuela, ya tenía el uniforme pero para llamar la atención de una manera discreta no se lo colocó lo que haría que lo miraran por no verse igual a los demás.

Cuando llegó parqueó su camioneta en reversa mientras las chicas con la falda corta del uniforme veían al chico nuevo llegar, abrió la ventana de su camioneta y dejó salir el humo del cigarrillo con el propósito de verse interesante y oscuro, se bajó de su carro y con estilo se encajó su suéter apretado dejando a la vista sus músculos del brazo para luego acomodarse el pelo con la mano y caminar con estilo que era lo mejor que sabía hacer. Se dirigió a la dirección para firmar su llegada a clases y entregar su teléfono gracias a que en esa escuela no los permitía utilizar y como él estaba pensando en empezar de cero sin romper las reglas pero manteniendo su estilo optó por no romper las reglas por lo menos los primeros días mientras se adaptaba al cambio, todos lo veían y hablaban de él, era la sensación de la escuela y todo parecía ir a la perfección así que con todo el animo subió a su salón de clases y se sentó en el ultimo asiento para que cuando el docente llegara pensara que era un chico tímido lo que llamaría aun mas su atención y sus ganas de pasarlo adelante para que se presentase con el resto de los chicos de su salón.

MALICIOSO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora