Catorce.- Hasta que la verdad nos separe.

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Estaba impresionada por la infinidad de salas que poseía aquel edificio, de las cuales más de la mitad desconocía su uso. Salas de reuniones, despachos, mostradores de información, estudios de grabación, salas de espera, ¡incluso una cafetería!

Margarett acababa de enseñarme toda la discográfica y estaba tan impresionada como agotada.

―Si quiere puede descansar aquí ―señaló el interior de la cafetería, notando mi agotamiento.― Le servirán lo que desee ―informó la amable recepcionista.

―¿Y Andy? ―pregunté un tanto desorientada.

―El señor Biersack aún se encuentra reunido con el señor Purdy. No se preocupe, Autumn, yo le informaré de que usted está aquí y en cuanto termine vendrá a buscarla él mismo.

―Está bien. Gracias ―asentí y entré en la enorme cafetería.

Apenas había nadie, tan solo había un par de camareros y dos mujeres excesivamente tatuadas bebiendo cerveza.

Me acerqué a la barra y me senté allí, a la espera de que alguno de los dos camareros me atendiera.

―Buenos días, señorita ―saludó uno mientras se acercaba a mí desde el otro lado de la barra.

Su cabello oscuro y liso caía sobre sus hombros y, al igual que como la mayoría de los que trabajaban en la discográfica, varias partes de su cuerpo estaban cubiertas de coloridos tatuajes. Sus ojos estaban perfilados con lápiz negro lo cual le daba un toque rebelde semejante al de Andy.

Era alto y delgado y aparentaba unos veintiséis años. Poseía unos brillantes ojos, una nariz bien definida y unos labios finos y rosados, los cuales se humedecía de vez en cuando con la lengua.

Su uniforme era sencillo: unos pantalones negros, al igual que la camiseta, en la que estaba impreso el nombre de la discográfica. También disponía de una placa identificativa en color blanco con su nombre.

Jake.

Se acercó hasta donde yo estaba y posó los antebrazos en la barra, frente a mí. Me examinó por un momento y acto seguido sonrió con amplitud.

Vaya, qué confianzas.

―¿Qué desea tomar? ―preguntó mientras se erguía.

―Hm... Algún té frío estaría bien.

Él asintió y se giró para abrir una nevera metálica tras de él y coger de allí mi té. Abrió la botella y la puso frente a mí, junto con un vaso de tubo con hielo y media rodaja de limón.

―Gracias ―asentí con una leve sonrisa y me dispuse a vaciar el contenido de la botella en el vaso.

―¿Eres una nueva trabajadora aquí o...? ―dejó caer la pregunta.

―No, no. Yo vengo con Andy. Sólo estaré unos minutos.

Bebí del vaso mientras observaba cómo volvía a echarse en la barra, poniéndose cómodo para hablar.

―Hmm... Amiga del jefe ―murmuró.― ¿Y cómo te llamas?

―Autumn ―respondí con rapidez, volviendo a beber del vaso.

―Yo soy Jacob Pitts. Pero llámame Jake ―golpeó con el dedo índice la placa identificativa de su camiseta.

―Encantada, pues ―extendí la mano hacia él, la cual estrechó con firmeza durante breves segundos.

―¿Entonces no tienes nada que ver con la música?

―No, sólo visitaba la discográfica ―negué con la cabeza.― A ti tan siquiera te pregunto ―ambos reímos al instante.

BE MY HERO - Andy BiersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora