The Shadow of Kyoshi.

La Invitación.

Las personas que se quejaban de cuánto tiempo se tardaba en viajar a través de Ba Sing Se solían tener en cuenta la congestión. Eso no era un problema para Kyoshi. Las multitudes tendían a apartarse de su camino como la hierba ante la brisa.

Ella tenía otro atajo para explotar también. Era posible hacer agua control en una balsa improvisada río arriba a lo largo de los canales de drenaje que iban desde el Anillo Superior hasta la Zona Agraria para el riego. Fue extremadamente rápido, si podías soportar el olor.

Llego al Anillo Medio por la noche. A pesar del diseño ordenado y las direcciones numeradas, luchó para encontrar su dirección en la uniformidad de las casas pintadas de blanco y techos de tejas verdes. Tomó caminos que la guiaban por puentes pacíficos que se extendían sobre canales que fluían suavemente, y a lo largo de tiendas de té con flores de jazmín y árboles que arrojaban sus pétalos de color rosa pálido sobre las aceras. Como la niña que vivió en las cunetas de Yokoya, Kyoshi solía imaginar un paraíso muy parecido al Anillo Medio. Limpio, tranquilo, y con comida en mano en cualquier lugar que miraras.

Los dueños de las tiendas que barrían sus pisos la miraban sorprendidos, pero pronto regresaban a sus negocios. Se cruzó con un grupo de estudiantes de túnica oscura que se miraban y se daban codazos para echar un vistazo, pero no huían de su mirada. Las personas que estaban cómodas con su posición en la vida tendían a tener menos miedo. No podían imaginar ningún peligro en la puerta de su casa.

Kyoshi se escabulló de la vista en una calle oscura. Abrió una puerta sin marcar con una llave que guardaba en su faja. El pasillo por el que entró estaba tan lleno de curvas y escaleras como Loongkau, pero mucho más limpio. Terminó en un pasadizo en un sencillo apartamento de un segundo piso, amueblado sólo con una cama y un escritorio. Esta habitación era una de varias propiedades alrededor de las Cuatro Naciones que Jianzhu le había legado, y servía como una habitación segura donde podía dormir durante la noche cuando no quería anunciar su presencia oficial con el estado mayor del Rey Tierra. Se desabrochó los brazaletes y se los quitó, tirándolos en la cama mientras cruzaba el suelo. 

Se hundió en la silla y tiró las cintas en el escritorio, las insignias retumbando sobre la superficie como ganancias de juego. Fue más cuidadosa quitándose el tocado. Una brisa agitó su cabello suelto, proveniente de la ventana que le dio una amplia vista al atardecer del Anillo Inferior en toda su inmensidad y pobreza, las chozas marrones y chabolas que se extendían sobre la tierra como cuero secándose al sol.

Era un diseño inusual para el apartamento. Muchas casas del Anillo Medio no tenían vistas al Anillo Inferior. Los comerciantes y financieros que vivían en este distrito pagaron para no tener que mirar lo desagradable. Sus dedos se movieron solos, organizando las insignias en ordenadas pilas. Un dolor sordo de agotamiento se asentó en su cabeza. Hoy había añadido otra complicación a la pila. Tendría que planear otra visita a Loongkau para asegurarse de que los residentes estuvieran seguros dentro de sus hogares. Y tendría que hacer un seguimiento de la información de Li, o de lo contrario el capitán y sus patrocinadores sabrían que simplemente podían esperar hasta que el Avatar hubiera pasado como una nube por encima de ellos para reanudar sus actividades corruptas.

Ella sabía que era una batalla perdida. En el gran esquema de las cosas, señalar a un sucio agente de la ley en Ba Sing Se tendría tanto efecto como sacar una gota de lluvia del océano. A menos que...

A menos que hiciera un ejemplo de Li y de quien lo sobornó. Podría herirlos tanto que se correría la voz sobre lo que sucede cuando el Avatar te atrapa explotando a los indefensos para tu propio beneficio.

SerÍa rápido. Sería eficiente. Sería brutal.

Jianzhu lo hubira aprobado.

Kyoshi golpeó sus manos contra el escritorio, tirando las insignias. Se había deslizado una vez más en la mentalidad de su difunto "benefactor." Había escuchado las palabras con su propia voz, los dos hablando con tanta unidad como se suponía que los Avatares podían hacer con sus vidas pasadas.