Al abrir los ojos se encontraba en un lugar extraño y húmedo. ¿Estaba soñando? Sus sueños siempre habían sido muy vividos. Elin se levantó del sucio suelo mirando a su alrededor, estaba en un lugar construido por piedra, parecía una mazmorra.
No se escuchaba nada más que un leve tarareo desde las profundidades de aquella construcción sonando como eco. Elin, con pies descalzos y semi desnuda, camino hasta el lugar donde provenía el tarareo.
En una celda descubrió a Meleria. Grito el nombre de su amiga antes de alcanzar los barrotes pegándose a estos encontrándose con los ojos verdes de su amiga, quien al verla empezó a llorar.
—¡Elin! ¡¿Estas bien?! Vi como te atacaban y...
—¡Cállate, yo no tengo importancia! ¿Que está pasando, por que estás aquí?
Meleria bajo la cabeza. ¿Que era aquel lugar y por que su amiga estaba ahí? No sabía si era un sueño o no, no sabía si en verdad lo que estaba viviendo era real pero en ese momento quería aferrarse a que la criatura en frente de ella era la verdadera Meleria.
—Creo que... Creo que este es mi fin, Elin.
—¿A que te refieres?
—Eres muy joven para entender.
—¡Soy mayor que tu!—grito casi desesperada, un mes de diferencia la hacía mayor que su amiga—. ¿Por que me tratas como una niña? ¡Dime que está pasando, estoy cansada de no saber nada!
Meleria negó con la cabeza.
—Hay tantas cosas malas en esta ciudad, mi querida amiga, tantas cosas horribles y despiadadas que es mejor que no sepas. Quise sacarte de esta ciudad para que nunca las conocieras, pero eso no será posible, querida.
—Me estas asustando—admitió con voz temblorosa.
—Solo quiero protegerte incluso si es el final.
—No necesito que me proteges... Solo dime la verdad.
La Ninfa negó con la cabeza una vez más.
—No es necesario. Lo único que tienes que saber es que este es mi fin, tal hoy o mañana muera.
—No puede ser posible que me digas eso y no me des una explicación. ¡¿Por que todos se esfuerzan en ocultarme cosas?! ¡No soy tan inútil ni estupida como para no entender!
Sin siquiera dar indicios de eso, la tomó del cuello de la camisa jalando hacía ella. Pegó su cara a los barrotes antes de unir sus labios con los de ella, Elin quedó paralizada y no pudo moverse ante el acto tan repentino de la ninfa.
Meleria sacó su brazo y pasó su mano por una de sus coletas que peinaban el cabello de Elin, la deshizo con facilidad y enredó sus dedos en este.
Elin había había oído hablar de los besos, nunca había dado uno en la boca y Meleria se lo había robado. Lo sintió triste, sintió como si toda la tristeza y dolor de Meleria se viera reflejada en ese torpe intento de beso. Era como una despedida amarga, pero también era dulce y amable.
Meleria se separó y le depositó un beso en la frente sonriéndole con ternura.
—Te amo—murmuro la Ninfa con ojos cristalizados—. Incluso si no era correspondida, incluso si tú no lo hacías... Te ame, te amo y te amare con todo mi corazón. Gracias... Me divertí tanto, pero tanto... Fue tan divertido que es hermoso. Desde que te conocí alegraste mis días sin siquiera intentarlo, me diste una razón para seguir viviendo en esta horrible ciudad: tu estabas aquí, así que me quedaría hasta poder sacarte de aquí. Fue tan maravilloso, tengo tantos recuerdos hermosos y llenos de risas. Gracias.
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La maldicion del Fénix
FantasyLa antigua ciudad de Damnare está atrapada en una maldicion que impide que sus habitantes puedan salir, cada luna llena los habitantes se convierten en feroces y mortales criaturas. Sus instintos les obligan a asesinarse mutuamente convirtiéndose en...