-Víctor, te amo mucho, en verdad y no quisiera lastimarte, pero me niego a tener hijos, podemos arreglar esto, tenemos que buscar un equilibrio entre lo que ambos queremos, tal vez al principio no estemos satisfechos, pero sé que después no habrá arrepentimiento e incluso no encontraremos un final mejor. Es difícil, pero te propongo que lo tomemos con calma, aún somos jóvenes, yo pensaba en que el primer paso es casarnos, después podríamos conseguir una casa y después de establecernos bien sin ya no tener ninguna complicación, podríamos... adoptar.
Me miro decidida al espejo, después de haberlo practicado ya varias veces no tartamudeo y no doy tantas vueltas, me siento confiada y con la esperanza de que todo saldrá bien, estoy muy segura de que lo podré convencer.
Soy fuerte, valiente, agresiva, audaz, inteligente, poderosa, imparable, supe...
-Hola, amor, ya llegué.
- ¡AHH!
- ¿Sucede algo?
-N-no, tenemos que hablar.
- ¿De qué?
-Pues... de...
-Habla.
-Yo no quiero tener hijos -susurro.
-Dilo más fuerte -frunce el ceño.
Inhalo, armo de valor y -e dicho que no quiero tener hijos, con el tema de casarnos no tengo tanto problema, pero no pienso parir, lo podemos solucionar después de un tiempo, aún es muy pro...
- ¿Te pedí tu opinión con respecto al tema?
- ¿Qué?
- ¿Que si te pedí tu opinión con respecto al tema?
-No.
-Entonces deja de pensar en estupideces, no tienes la capacidad mental para decidir sobre eso, eres una inmadura que no sabe nada de la vida, vas a parir mis hijos quieras o no, al principio estarás enojada, pero en cuanto nazcan me lo vas a agradecer.
-Eres un maldito imbécil -estallé en ira - ¿CÓMO TE ATREVES A DECIRME ESAS COSAS?, CLARO QUE NO PUTO ENFERMO, NO VOY A PERMITIR QUE ME HAGAS ESO.
Veo su mano levantarse y extenderse hacia mí, me toma de cuello con fuerza y me acerca hacia su rostro. Entro en pánico, no sé que hacer, nunca lo había visto tan violento (me fulminó con la mirada) me acercó a su rostro lleno de rabia.
-No me importa si quieres o no, si lo tengo que hacer a la fuerza o no, vas a engendrar a mis hijos, y si tanto insistes en que no quieres ser madre, en canto ellos nazcan te largas, ellos jamás sabrán de ti.
Me suelta y se va a la habitación, realmente me da mucho miedo entrar ahí, así que decido quedarme en posición fetal en la pequeña sala, lloro como por 3 horas, mis ojos están muy rojos en hinchados, me pesan los párpados y me quedo dormida en el sillón.
Al despertar él ya no se encuentra aquí, almuerzo rápido y salgo a la calle en busca de mis amigos, estoy segura de que ellos me calmarán y cuando mi novio vuelva estaré más tranquila y no volveremos a tocar el tema.
Media hora después.
- ¿Quieres que llamemos a la policía?
-Amiga, lo que él te hizo no está bien, debes de huir, escapar de aquello que te aprisiona y no te deja ser libre, nunca serás feliz si sigues prisionera.
-Ven con nosotros al campo, nos iremos mañana temprano.
-Pero... no sé.
- ¿No encuentras un pretexto para no acompañarnos o tienes miedo?
-Creo que las dos.
-Ven con nosotros, si no es lo tuyo puedes irte cuando quieras.
-Pero prométenos que no volverás con él.
Lo pienso y lo pienso, dejo de prestar atención hacia mi entorno, sólo puedo escuchar las voces en mi cabeza que se pelean, no las puedo entender bien, salgo corriendo a mi departamento, dejo de pensar, las voces de mi cabeza ya no se escuchan, pero sigo sin percibir las cosas que me rodean, tomo ropa, dinero, tarjetas de crédito y salgo.
Al momento de cerrar la puerta respiro hondo, camino hacia la salida del edificio, veo personas por todas partes, escucho música, niños jugando y riendo, la brisa fresca choca contra mi cara y camino tranquila, ligera y feliz hacia mis amigos.
CONTINUARÁ...