Cuando a Namjoon le llegó la noticia de que le habían aceptado para ser ayudante del famoso y reconocido doctor Kim Seokjin, estaba que no podía tenerse en pie de la alegría.
Sin embargo, lo que se encontró no fue precisamente lo que esperaba: Seokj...
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- Señor Kim, su próxima consulta es a las dos en punto. Tiene aproximadamente una hora para almorzar.
- Oído socio - Contestó guiñándole un ojo y apuntándole con su mano en forma de pistola, haciendo que su pobre asistente rodara los suyos propios con frustración... O más bien, resignación.
Porque sí, Namjoon ya había terminado por resignarse a la actitud totalmente desquiciante del doctor Kim Seokjin.
Cuando el moreno supo que le habían aceptado para tomar el puesto de ayudante, estaba que no podía tenerse en pie de la alegría.
Él de por sí era una persona reservada, tanto, que algunos llegaban a pensar que carecía de emociones completamente, pero obviamente no era así, solo que al chico le costaba mucho trabajo abrirse al mundo.
Era seco e inexpresivo, su voz algo monótona, y eso sumado a su apariencia tosca (pero para nada desagradable), lograba intimidar a quienes no le conocían... Y algunas veces, a los que lo hacían también.
Pero bueno, el caso es que en aquella ocasión, estaba feliz.
Por fin podría conocer al polémico hombre que con tan solo 28 años, había logrado obtener su maestría y ser uno de los cardiólogos más prestigiosos de Corea del Sur.
Todos querían atenderse con él, todos querían conocerle, todos le admiraban y, por supuesto, Namjoon no era la excepción.
Sin embargo, cuando le conoció, sus ideales se derrumbaron cual casa de paja azotada por los fuertes vientos de un huracán.
El ser que tanto idolatraba, resultó no ser como lo esperaba...
Era cierto que era inteligente como el demonio, y talentoso como nadie en su labor, pero en lo que respectaba a su personalidad, las cosas no eran en lo absoluto como decían los rumores.
Por algo eran solo eso: rumores.
En resumen: el nuevo trabajador de cabello castaño esperaba encontrarse con un hombre hecho y derecho, con aura amable pero a la vez serio y centrado.
¿Y sabéis qué encontró?
A un "niñiano"
Oh, perdonad, probablemente no sepáis qué significa este término, de hecho, solo Namjoon lo sabía, pues él mismo lo inventó tras estudiar la actitud del doctor y llegar a la conclusión de que no había mejor palabra para definirle.
Niñiano: Término utilizado para referirse a aquellas personas cuya personalidad puede variar desde lo más infantil (como un niño pequeño), hasta lo más anticuado ( cual ancianito cascarrabias)
Fuentes : Kim Namjoon, asistente en cardiología, 26 años.
Dicho de otra manera: El doctor Kim Seokjin era tan capaz de hacer un berrinche para obtener una piruleta, como de hacer cosas cutres y ciertamente bochornosas viniendo de una persona de su edad, como por ejemplo... Bueno, pues justo lo que hizo al inicio de esta historia.
En fin, detrás de toda esa perfecta fachada, se escondía un genio con maneras peculiares, precioso como él solo y definitivamente distinto a cualquier otro ser pensante.
De hecho, muchas personas habían llegado a la conclusión de que el hombre solo era útil si estaba tratando a un paciente o se encontraba en la sala de operaciones con un bisturí en la mano , en el resto de las actividades cotidianas...
Apestaba.
Y es por ello, que el pobre Namjoonie, era el encargado del 90% del control de la clínica privada del prodigioso defensor de la salud.
Él controlaba todo el movimiento dentro del establecimiento: los horarios, los suministros, los trabajadores. En fin, que era tanto la cabeza pensante, como el que hacía el trabajo sucio.
Pero no se quejaba.
El doctor Seokjin sería de todo: inmaduro, loco, infantil, y un largo número de etcéteras, pero a pesar de ello, no había alguien más confiable, ni que realizara mejor su función médica, por lo menos a los ojos del moreno, y por eso estaba más que complacido en ser su mano derecha.
No le importaba lidiar día a día con un pelinegro guapo, atractivo, más bueno que el queso y que estaba como una cabra.
A veces era incómodo, hostigador, asfixiante y todo lo que queráis, pero al fin del día, Namjoon volvía a casa con una sonrisa (que casi nunca dejaba ver a nadie)
¿Y sabéis por qué?
Porque a pesar de los berrinches, de los regaños cual sabio de película, del constante acoso que experimentaba por parte del sexy médico y de que su propia forma de ser le impidiera demostrarlo abiertamente...
Namjoon estaba jodidamente enamorado.
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