Al llegar al palacio nos demostamos de los caballos, mejor dicho, ellos se desmontaron y a mi me bajaron cargada para luego cargarme como si fuera un saco de papas, subi la cabeza, alante de mi habia un hermoso porton verde, era tan grande que creo que mi casa solo ocupaba una pequeña parte de el, tenia diseños hermosos de color dorado y verde cristalino, relamente era una obra de arte, pero, al intante deje de verlo cuando unas puertas enormes se cierran ante mi, estas eran casi iguales al porton, pero tenian mucho mas elegancia, de pronto siento que me cojen de las caderas y me lanzan al suelo.
- ahh...- Gimo al chocar contra el piso.
Levanto la cabeza y veo que los tres hombres me miran.
- Escucha, sabemos que estas confundida y aún no entiendes porque estas aqui- Dice el debilucho poniendose delante de las dos montañas que se hacian pasar por hombres.
Decidi guardar silencio, primero porque de verdad queria saber que hacia allí y lo segundo porque no queria que me pasara igual que a mi madre.
- Pues para empezar, haz sido elegida para ser una de las sirvientas leales del rey, él quiere que tu le sirvas y lo complascas en todo lo que el ordene- Dice el debilucho.
- Me niego- Digo tan alto que mi voz hace eco entre las paredes.
El debilucho se queda mudo, abre la boca para decir algo pero la cierra.
-No puedes negarte!, quien te crees que eres para decir eso, el rey vale muchisimo mas que tu, estupida sanguijuela- Dice el hombre de cabellos rebeldes.
-Basta- Dice el debilucho - Mira, si quieres negarte tendrás que sufrir la consecuencias - Dicho esto, el calvo saca una daga de su cinturón.
Lo mire, pero no estaba asustada, la verdad es que prefiero la muerte que servirle al rey ya que se que seria peor que el mismo infierno, el debilucho se percato de mi mirada de poca importancia.
-No, el no se refiere a ti...- Dijo y lentamente señala hacia la puerta con su dedo largo y huesudo, no entendia a que se referia...pero despúes pense... NO.... NO....NO,NO, NO!
Ahogue un grito.
-No....ustedes no lo harian...- Dije levantandome por fin del suelo.
- Ordenes son ordenes y si no cumples, habra muchos problemas- Dice el debilucho, parece que esa era su frase principal.
Baje la vista un momento, no puedo dejar que le hagan eso a la unica familia que tengo, ya con estar aqui sufro aunque solo haya acabado de llegar pero es la verdad, este lugar no me da una buena sensación y lo unico que me mantiene fuerte es saber que mi familia aun esta viva aunque sufriendo.
-Acepto entonces - Dije alzando la vista y mirando con rabia a esos hombres.
- Bien- Dice el debilucho asintiendo- Auro, busca el uniforme.
El calvo que al parecer se llama Auro asiente y se va para el salon que queda del otro lado.
-Mira, cuando te entreguemos el uniforme iras a cambiarte a esta puerta, dice señalando una pequeña puerta de color blanco en el fondo- Despues de que lo hagas te iras hacia esa puerta donde estaran tus compañeras - Dice señalando la puerta siguiente a la blanca, esa si que era enorme.
Auro llega en ese mismo mometo con una caja color verde claro, era tan claro que parecia casi convertirse en blanco, me la entrego de mala gana, lo mire pero no dije nada y me dirigi que a la puerta blanca, detrás de ella habian muchos vestidores, parece que cada uno le pertenecia a una sirvienta, me di un paseo por cada uno de ellos, lo unico que vi fueron zapatos y algunas pulseras, me percate de que habia uno vacio y entre en el, apoye la caja en el pequeño banquito, cuando me iba a desvestir, escuche la puerta abrirse, me quede en silencio y subi los pies a al banco para que no puedan verse por debajo de la puerta, pensé que era uno de los guardias, hasta que escuche una voz de mujer ya mayor un poco chillona.