¡Boca del Lobo! ¿adios, amigo?

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El Nara se recuperó a los minutos un poco, y explicó a sus compañeros sobre las píldoras que usaba el clan Akimichi.

Eran tres: verde, amarilla, y roja. Cada una con más poder que la anterior, pero con efectos secundarios peligrosos.

El resto le encontró sentido. Ellos creían que en verdad el gordito e Ino no tenían ninguna oportunidad, pero de esa forma el panorama cambiaba.

“Chouji, no te atrevas a usar la píldora roja sin importar qué. Termina con la primera si es posible”, deseó en el fondo de su ser Shikamaru.

—De esto tratan las batallas. Poner en riesgo nuestra vida– Comentó Neji calmado.

Lee tragó saliva.

—¿Eso significa que no volveremos todos?

—Estoy aquí para evitar que eso ocurra– Contestó el hijo de Shikaku. Apretó sus puños, manteniéndose firme pese a la herida– Además, Chouji es más fuerte que todos aquí juntos.

Esa última frase dejó perplejos al resto, pero sí su líder lo decía, de algún modo no pudieron evitar creer cada palabra.

—¡Sí!– Sonrió Naruto, saltó sobre otra rama.

La vida o el rescate de Sasuke, podía confiarselo a Shikamaru.

(Casa de Sakura)

Hinata jamás había visitado antes la casa de su amiga. Esta era la primera vez que entraba, y llevar a la Haruno arrastrada e inconsciente fue suficiente para que se escandalizaran los padres de la pelirrosa.

Necesitó la ayuda del señor Haruno para recostarla en su habitación y esperó jugando nerviosa con los dedos hasta que el hombre las dejara solas.

Estaba muy asustada por el resto. Aún así, se atrevió a retirar la aguja pinchada en la frente de Sakura. La nueva técnica de Tenten capaz de mantenerla inmóvil.

Pasaron minutos hasta que sus párpados entumecidos pudieron agitarse.

—Sakura...

Esa voz era de Hinata. ¿Donde estaba...

“¡NARUTO!”

Mandó chakra a todo su cuerpo y se puso en pie, corrió hasta la puerta pensando “debo detenerlo, debo detenerlo, detenerlo...”

Hinata se apresuró tras su amiga, el corazón le brincó, y se interpuso en la salida.

—Antes, deberías...

—¡Hinata, ¿si quiera sabes cuánto peligro en este momento los demás están corriendo?¡

—Ya se fueron...– Hinata bajó la voz, e inclinó la mirada incapaz de ver a los ojos jades con pesar– Saben bien el peligro que corren, pero por un compañero aceptaron el riesgo.

—¡¿QUÉ ÉSTAS DICIENDO?!– La Haruno apretó brusca los hombros de Hinata, su voz cada segundo más temblorosa– ¡¿A-al menos intentaste detenerlos, al menos a Na-Naruto...

La Hyuga quiso romper a llorar por los gritos desesperados y el doloroso agarre, pero se contuvo. Pensó en la ironía: hace apenas unas horas se estaban divirtiendo juntos todos.

—Mi primo, Kiba, y otros compañeros fueron también. Naruto hubiera ido, siempre que siguiera tratándose de Sasuke...–

Pese al hilo de voz frágil y chillón, esas palabras parecieron cachetear tan fuerte a la oji jade que sus piernas cedieron. Sollozó y lloró amargamente.

Lo único que siempre hacía.

—Hay toque de queda, no podremos salir... ¿Qué hago...

¿Y si Naruto o alguno no regresa? Sasuke sería el culpable. Y quién sea que muriera, no se lo perdonaría nunca al Uchiha por haber traicionado a la aldea, y al equipo.

De Tonto A HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora