➻Chapter O6.

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Semanas después.

—¿Cómo... te gustaría llamarte, Omega?

Jimin miró el techo de la habitación, era igual de bonito y decorado como el del salón principal. El aroma a flores silvestres inundó sus pulmones cuando levantó apenas la mirada. El pequeño Omega admiraba el generoso ramo de flores y aromas hermosos, la mirada brillante que traía hizo que el alfa se quedara hipnotizado.

—Omega —volvió a llamar, aquél levantó la mirada y el sol golpeó su rostro dotado de belleza. Las pupilas del alfa se dilataron, eran apenas las primeras horas de la mañana, y el amanecer aparecía lentamente—. ¿Cómo te gustaría llamarte?

El Omega bajó la mirada y sus manos siguieron acariciando el ramo, Jimin pegó su mirada a sus hombros delgados, al ligero y poco notorio vientre donde crecía el cachorro de su padre. El vestido blanco que traía se ceñía a su cuerpo y sus piernas lucían regordetas y suaves. El alfa relamió sus labios y desvió un poco la mirada, centrando su atención a la bonita tela de sus pantalones.

—Alfa me llama Demonio —lo escuchó y frunció el ceño un poco. Jimin se levantó, una pequeña mueca se reflejó en su rostro, pero rápidamente desapareció cuando toqueteo las vendas sobre sus costillas. Se acercó al Omega y la diferencia de altura se hizo notoria—. Demonio.

—Pero eso no es un nombre —habló, y la mirada pura de aquél ser se levantó, su rostro pálido, su cabello suave y Jimin, casi como si no tuviera color. Víctor suavizó la mirada—. ¿Qué tal Won?

El Omega negó.

—No —murmuró el Omega, sus ojos se pegaron en el ramo nuevamente. Parecía un poco perdido—. Jungkook.

—¿Jungkook?

—Quiero llamarme... Jungkook—su voz suave resonó en los oídos de Jimin, y aunque aquel nombre no le pareciera del todo normal sonrió sin pensarlo. El pequeño chico volvió a tocar el ramo y hundió su nariz entre los pétalos y aromas.

—Jungkook —murmuró, su alfa se removió en su interior, la necesidad de querer tocarlo lo llevó a alzar una mano. Sus dedos rozaron la mejilla del chico y este lo miró con grandes ojos, su piel tersa se calentó cuando un ligero sonrojo decoró su rostro. Jungkook se quedó quieto cuando Jimin se acercó, cegado. Las manos del Omega se pusieron en su pecho—. Jungkook es perfecto.

—Sí —habló bajito y cerró los ojos cuando el alfa se acercó a su mejilla. Sus labios dejaron un suave beso y el Omega aflojó la mirada, sintiendo el aroma del alfa, la presencia. Jungkook se sintió cómodo cuando no notó dominación en sus movimientos, sino más bien Jimin se había vuelto tan suave como el aroma de una flor. El Omega pegó su mirada al alfa—. ¿Cuánto tarda en nacer el cachorro?

El alfa sonrió con pereza, el aroma del Omega se volvió suave, como la tela de los ropajes delicados que cubrían su cuerpo. Asomó una mano a su vientre, un poco más notorio debido al tiempo.

—Poco —murmuró y se arrodilló frente al chico, la mirada atenta de Jungkook viajó por todo el rostro de Jimin. El más grande pegó su frente contra el estómago del Omega—. Poco tiempo, algunos meses, nada más.

—¿Meses? ¿Cuántos?

—No lo sé, tal vez unos seis, o siete.

—Mnh —el Omega acarició su estómago—. ¿Tú... Tienes cachorros, Jimin?

—No.

—¿Y por qué sabes tanto sobre bebés?

—Tengo muchos hermanos —Jimin se levantó, caminó hasta la cama y se sentó con pesadez, el día estaba volviéndose un poco caluroso—. El tiempo pasa rápido, ¿Sí, Jungkook? Tienes que cuidar bien lo que comes, los movimientos, todo. No debes hacer nada que te dañe a ti o al cachorro. Cualquier mal estar que sientas me lo dices.

El Reflejo de tu Muerte (Jikook)[Adap.]|Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora