32. Discusión

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Todo lo que se podía escuchar en ese parque eran las hojas de los árboles moviéndose con la suave brisa de una noche de invierno. Un par se caía cadenciosamente, las ruedas de un auto lejano avanzando por la calle, el ínfimo chirrido de las tuercas metálicas de un juego en aquel parque.

Felix tomó aire profundamente y se irguió aún más, miró de reojo a Changbin que estaba tan quieto como una piedra observando hacia el otro lado, apenas podía dar la cara y no lo culpaba, todo esto había sido repentino.

—Hola, papá, mamá —ambos tragaron saliva, sus ojos iban y venían desde la figura de su amigo y él como si aún no pudieran asimilar lo que habían visto, no podía culparlos, habían llegado en una escena comprometedora— quisiera emocionarme por verlos acá en Toronto pero sé que tienen preguntas en su cabeza que aún no han formulado ¿Vamos a hablar?

Andrew tosió incómodo.

—Lo haremos en la privacidad del departamento, solo entre miembros de la familia... va ¿Vamos?

Por el tono de su voz no tenía como saber si sería una conversación tensa, llena de peleas, llantos y gritos o solo una profunda reflexión, no sabía a qué atenerse. Ellos tomaron otra dirección para salir del pequeño parque de juegos dándole un poco más de tiempo para despedirse.

Changbin se volteó dejando marcas de sus zapatillas en la tierra, había pasado momentos increíbles con los Lee, incluso se fueron de vacaciones a otro país, hizo cosas que nunca hubiese podido con su propio dinero, la familia le había tenido gran afecto. Su garganta se anudó pensando que iba a perder esa relación, pero se hizo añicos cuando vio los ojos húmedos de Felix, su barbilla estaba temblando, ahora lucía como el adolescente débil, calvo y en silla de ruedas que alguna vez fue.

—Supongo que te diste cuenta que me gustas mucho —era inevitable tocar las pequeñas pecas de sus mejillas, era adicto a ellas, adicto a la suavidad de la piel de ese hombre o su voz profunda— por favor ve a hablar con ellos, juro que no voy a molestarme si niegas todo, la familia es lo más importante.

—Changs, no seas idiota... ¿Con qué objetivo negaría todo si me han visto besándote? —al botar el aire tembló también— estoy asustado a cagar pero es algo que debía pasar, por... por favor confía en mí ¿Sí? confía en nuestra amistad y en lo mucho que me gustas también —las palabras se convirtieron en susurros cerca de sus labios, casi se estaban besando otra vez.

Oh mierda, si tan solo no hubieran llegado a interrumpir habría aceptado la invitación de Changbin a acompañarlo a su departamento. La piel le hervía en deseo, no era virgen, incluso se había acostado con muchachas pero nada sería más satisfactorio que estar a merced de las manos y los deseos profundos de su mejor amigo.

Sí, cúlpenlo, pero con él salían a flote los deseos más profundos de someterse a plena voluntad.

El mayor sostuvo su barbilla y succionó sus labios, eran suaves y calientes. Podía sentir contra su entrepierna la tensión de ambos y solo por un par de segundos aterrizó sus manos en la parte trasera del pantalón de su amigo para que ambos se frotaran con avidez.

—Estaré esperando tu llamado —jadeaban— cuéntame cu... cuando termines de hablar con ellos, nece... necesito saber cómo te va.

Lo besó por última vez antes de soltarlo y salir prácticamente corriendo de allí, si se quedaba más tiempo iba a ser imposible desprenderse del contacto, mierda ¡Lo había deseado por tanto tiempo!

Felix acomodó la erección en su ropa interior, apretó las manos en puño y se dirigió hacia el edificio donde quedaba el departamento que compartía con su hermano. Esperó por ser correspondido desde que se estaba recuperando del cáncer, sus padres iban a tener que entender que no era un bobo enamoramiento adolescente. Ambos ya eran hombres.

"La obsesión del demonio" [Johnmark-NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora