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La luna me está mirando con cara de "Hace tiempo que no te veía, que tal?", y la he correspondido. Fumando en la ventana el mundo se reduce al absurdo.

Los humanos somos como la luna, tenemos una cara que siempre permanece oculta y yo la destapo con cada capítulo.

Las madrugadas son mis días, y mis días son mis noches, mis noches mentales, es todo monótono, blanco y negro...

Cada vez que urgo en mi memoria apareces, mi fantasma, el espectro del pasado que permanece en mi presente y me nubla el futuro...

Vivía en mi propio Sistema Solar, ella era mi Sol y los planetas los lunares de su espalda que yo iba descubriendo al mismo tiempo que me descubría a mi mismo. Actualmente soy un ser dependiente de tu recuerdo, no tengo planeta en el que vivir, ni tampoco planetas nuevos que descubrir.

El resplandor de verte sonreir, tu calor y tu seguridad, analogías en las que ahora soy hielo, porque ya no tengo Sol.

Te echo de menos pero no te lo digo, no me echas de menos y tampoco me lo dices, todo se acumula en cosas que no nos decimos pero que ambos sabemos.

Mi cuerpo cristal que rompes cada vez que te alejas aunque sea solo un poco. Nunca has sido mía, cada vez que miro al pasado me doy cuenta de ello. Tenías mis cadenas pero también la llave y yo no lo sabía, y el día que quitaste el pestillo cerraste mi destino.

Si necesito recuperarte para recuperarme que hago? Apartarte el pelo en cada beso y decirte siempre lo molesto que era, que me sonrieras y me lo recompensaras...

A oscuras en tu cárcel, con barrotes hechos de orgullo y tu olvido haciendo de guardián mi vida se derrumba...

Joder que te necesito...

Voragines y corazones de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora