II

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—Ugh, qué hambre tengo-ttebayo —se quejó mientras caminaba por aquel pasillo de madera con la espalda ligeramente encorvada y las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Después que escuches lo que Hokage-sama tiene que decirte podrás irte a casa, Naruto —la tranquila voz de Shizune, quien caminaba a su lado, lo sacó de sus pensamientos. Naruto dirigió su mirada hacia su izquierda para prestarle atención a la chica que le acompañaba encontrándose con su amistosa sonrisa, él asintió con un leve movimiento de su cabeza acompañado de un pesado suspiro.

Si tenía que ser sincero, no tenía ningún problema con lo que fuera que Kakashi-sensei tenía que decirle, supuso que era importante. Pero había pasado el día entero patrullando el área oeste de la aldea sin muchas novedades y ahora lo único que quería era llegar a su casa.

—Anda, anímate —Shizune enfatizó al notarlo tan ensimismado—, hoy por la mañana llegó Hinata a ver al Sexto, me da gusto que regresara con bien de su misión.

—Sí, regresó esta madrugada —confirmó Naruto mejorando un poco su postura en cuanto escuchó ese nombre, continuaban caminando por el pasillo de madera que respondía a sus pisadas crujiendo levemente, estaban apunto de llegar a su destino. Naruto llevó su mano derecha detrás de su nuca y sonrió un poco avergonzado—. Aunque no tuve tiempo de hablar mucho con ella, ya se me había hecho tarde para iniciar mi ronda de patrullaje.

Shizune trató de acallar la risa que le había causado escuchar eso cubriendo sus labios con la punta de sus dedos.

—Tú de verdad no tienes remedio, ¿no? —preguntó Shizune después de recobrar la compostura, Naruto no borró su sonrisa avergonzada.

Detuvieron su camino justo frente a la puerta cerrada de la oficina. Fue ella quien tocó la puerta lo suficientemente firme para que pudiera ser escuchada. Ambos esperaron la respuesta.

—Adelante —escuchó la voz de Kakashi dándoles el permiso de entrar.

Cuando Shizune abrió la puerta y ambos entraron lo primero que observó fue a su antiguo maestro sentado detrás del único escritorio del lugar. Al escucharle entrar los otros dos invitados del Hokage voltearon a mirarlo, en realidad eran tres invitados contando al enorme perro ninja de pelo claro que descansaba a los pies de su amo.

—¡Kiba, Shino! —les saludó apenas los vio, supuso que lo que necesitaba el hokage de él también los involucraba a ellos.

—¡Hey!, ¿qué hay Naruto? —le saludó Kiba, secundado por un ladrido de Akamaru, Shino solo se limitó a sonreírle curvando simplemente sus labios—, te estábamos esperando.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó dirigiéndose principalmente al Hokage, Kakashi posó sus manos sobre el escritorio tan repleto de papeles y pergaminos que apenas se podía distinguir la oscura madera del que estaba hecho.

—Hemos recibido una actualización de los acontecimientos en Sunagakure después de los ataques terroristas contra el Kazekage hace unos días —la voz de Kakashi se mantuvo serena, tratando de ser lo más claro posible. Naruto apretó los labios y frunció el ceño, había escuchado algunos rumores entre sus compañeros de patrullaje y, aunque desconocía todos los detalles, pudo recordar lo aliviado que se sintió de saber que su amigo Gaara había salido bien librado—. el equipo de inteligencia de la arena ha detectado lo que parecen ser guaridas subterráneas pertenecientes a los rebeldes. Deben actuar antes que el enemigo se de cuenta y nos han pedido apoyo con una cuadrilla de rastreo.

Naruto tragó saliva tan lentamente que le quemó la garganta mientras su antiguo líder de equipo escribía algo en un rollo de pergamino, lo vio cerrarlo y sellarlo con un rápido movimiento de manos en cuanto terminó de escribir.

Lirios amarillos [NaruHina] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora