Lirios amarillos [NaruHina] [+18]

VI

Advertencia: Contenido explícito

El torrencial que caía sobre las calles de la aldea oculta entre las hojas era el que marcaba la banda sonora de aquella noche, los golpeteos del agua contra el suelo, cuando caía sobre los árboles o sobre las tejas de los techos, todo se conjugaba en una misma melodía y, en medio de esa misma cadencia, se mezclaba el sonido del par de amantes que se entregaban el uno al otro con tanta pasión que explotaba en todos los sentidos.

Ella lo amaba, lo recibía gozosa en su interior siempre que él la tomaba, se entregaba sin cuestionarse si estaba bien o mal ceder a esos instintos que solamente él era capaz de despertar en ella...

Porque sólo le pertenecían a él.

Cuando se lanzó sobre su cabeza todo el contenido de la cubeta de agua que llevaba entre las manos supo en ese momento que era la mejor idea del mundo para poder despejar su mente de todos esos pensamientos.Cuando la tibia temperatura del líquido hizo contacto con su cuerpo completamente desnudo sus músculos se relajaron, el agua escurría por su largo cabello, mojando tanto su espalda como las curvas de su cintura llevándose con ella los restos de espuma y jabón haciendo un leve ruido parecido al de la lluvia que caía justo afuera cuando llegaba por fin a tocaba el suelo.

Mantenía sus ojos cerrados, solo permitiendo que sus oídos le alimentaran el resto de los sentidos, dejó que el aire de su pecho saliera un suspiro lleno de tranquilidad. Recordó que hace apenas esa misma tarde se había hecho la misma pregunta que justo en ese momento danzaba por todos los rincones de su mente.

¿Era posible ser así de feliz?

Abrió sus ojos lo más despacio que pudo para así volver a acostumbrar su vista a la luz del cuarto de baño, ella descansaba su cuerpo sobre el banquillo que estaba justo a un lado de la tina que estaba ya llena de agua caliente esperando por ella. Fijó su mirada en la bombilla del techo la cual iluminaba el lugar de un nítido color blanco, podía observar también los vapores del agua caliente danzar entre el techo y las paredes.

A veces tenía miedo de que todo fuera un sueño y no le quedara más remedio que despertar para encontrarse de nuevo entre las paredes de madera de su habitación en el templo de los Hyuga. Sentía terror de dirigir su mirada a la mesa justo al lado de su futón, encontrar ahí la bufanda roja que había tejido con tanto amor y darse cuenta que sus sentimientos jamás llegaron hasta él.

Esa idea bastaba para romperle el corazón entero en pedazos.

Dejó caer sin miramientos el cubo vacío que aún mantenía entre sus dedos el cual hizo un ruido sordo al golpear con el frío suelo de granito, por toda su espalda le recorrió un escalofrío y tuvo la sensación que alguien tomaba su corazón entre sus manos y lo apretaba con violencia.

Llevó ambas manos hasta su pecho a la altura de su corazón, tratando de calmar la angustia que de pronto la invadió. No, esto no era un sueño, sintió un cosquilleo en la parte baja de su estómago dándole la razón, era como una flama que poco a poco le invadió el resto del cuerpo llenándolo de un calor capaz de disipar cualquier miedo, cualquier duda.

Podría parecer un sueño, el más bello de los sueños. Pero era real, tan real como el profundo amor que sentía por Naruto. La flama en lo más profundo de su ser ardió con más intensidad.

Alejó sus manos de su pecho, se levantó del banquillo de madera y caminó despacio hasta la tina caliente. Se sumergió despacio, permitiendo que la temperatura del agua relajara poco a poco cada uno de sus músculos, entonces se dio cuenta que Naruto estaba en lo cierto cuando le dijo que estaba siendo muy dura consigo misma al ignorar su propio cansancio. Hundió sus manos en el agua y masajeó despacio sus piernas poniendo especial empeño es sus muslos. El agua caliente y la presión de sus propios dedos le causaban un efecto relajante que se extendía por todo su cuerpo.