Capítulo 1

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Tomo aquellas botas que desde que entro a la tienda llamaron su atención, pidió su número y emocionada se las puso, modelo un par de veces frente al espejo para decir en voz alta algo que ya sabía desde el principio.

-Me las llevo -habló juntando sus manos y sonriéndose a ella misma.

Se giró para quedar de frente a la chica que la había estado atendiendo, la chica se limitó a asentir. Se sentó en el sofá y quito las botas para volver a ponerse los zapatos que había elegido aquella mañana.

Fue hacia la caja para hacer el pago.

-Son veinticuatro dólares- Hablo la cajera

Le tendió su tarjeta Golden y la chica la recibió asombrada.

-Gracias- Se despido tomando la bolsa donde se encontraban sus nuevas botas

Tomó las llaves de su auto y lo abrió, aventó la bolsa hacia el haciendo copiloto, se montó en él, se colocó sus Ray-Ban, encendió el stereo y arrancó para dirigirse a su trabajo.

Esta era su rutina, casi diaria, todos los días se preocupaba por comprar algo nuevo, lo que fuera, desde pendientes hasta muebles para su casa.

Su voz sonaba en todo el auto, cantando Fancy a todo lo que daba.

Cualquiera que la escuchara cantar quedaba encantado, aunque no todos tenían ese privilegio.

Un semáforo rojo hizo que se detuviera, aprovecho para sacar un cigarrillo y fumarlo, luciendo más atractiva de lo que era. Ella lo sabía.

Su cabello marrón se movió a causa del viento, soltando un aroma delicioso, vainilla.

Sus labios rojos hacían que toda la atención fuera para ellos, toda mi atención.

Yo la miraba desde el asiento de atrás, siempre lo hacía, me encantaba hacerlo, desde que me fue otorgada he estado haciéndolo y ha sido todo un placer.

Se detuvo frente a la gran boutique que tenía escrito su apellido en la parte de arriba de esta en letras de metal doradas que en las noches eran iluminadas con focos amarillos.

Bajo del auto y entonces entro en su papel, en mi papel favorito, aquí era donde yo actuaba, algunas veces.

- ¿Qué tal ha estado el día? - Le pregunto de manera seca a Agnés Green.

-Bastante bien, se han vendido más de tres mil dólares durante las últimas tres horas- Le contesto segura, pero era obvio que estaba muerta de miedo

Zoe siempre ha sido bastante estricta para su trabajo-, recuerdo el día en el que inicio este sueño.

Era un miércoles siete de enero, cerca de las diez cuarenta de la noche, deseaba con todas sus fuerzas tener éxito en algo, lo que fuera que le diera ganancias y se sintiera cómoda haciéndolo, así que se sentó en su escritorio de dibujo y empezó a hacer trazos que se volvieron diseños de prendas. Después de un mes empezó a hacer prototipos, que se volvieron en poco tiempo en prendas listas para usar, inicio vendiendo todo por internet, hasta que varias chicas le rogaron que hiciera una tienda para poder ir a probarse más ropa y ella lo hizo, y en tres años esa tienda era lo que hoy es. La boutique Redmond, la más famosa, elegante y cara de la ciudad.

- ¡Zoe! - La voz más chillona del mundo sonó en la tienda

- ¡Natasha, cariño! - Le respondió el saludo a su mejor amiga desde hace más de nueve años

-Mira nada más este lugar, ha crecido demasiado- Le felicito Natasha

-Lo sé, es mi bebe-

Ambas rieron.

Me encantaba escucharla reír, era la cosa que más que gustaba estando con ella, de alguna manera tenía que agradecerle a Natasha que llegara.

-Quiero una blusa, ya sabes, como las que me gustan- Le pidió Natasha

-Ven, están por acá- Caminaron hacia la parte más atrás de la boutique -Mira-

Le mostro los nuevos diseños que había hecho.

-Oh My God! - Exclamo Natasha.

"¿Él?, ¿enserio?" Hable para mí mismo

-Tengo que probarme esta- Le arrebato la blusa a Zoe

Decidí sentarme en el sofá blanco que estaba en aquella sección de la tienda, esto iba para largo.

El día fue tomando su ritmo, todo normal, como siempre. Me alegré de que fueran las nueve de la noche, por fin iríamos a casa, bueno, a casa de ella.

Me pare del sofá, me estire un poco y vi como Zoe cerraba la puerta de la boutique, había estado aburrido todo el día, así que decidí divertirme un poco con ella.

Me acerque a ella y tire las llaves de sus manos.

-Joder- Se reclamó a ella misma. Me encantaba hacerla enojar.

Cuando se agacho por ellas me quede viéndola totalmente embobado y moví un poco mi cabeza para ver más de la cuenta debajo de aquella falda azul marino.

Volví a poner mi atención en ella, abría la puerta de su auto y se metía en él, como dije, me encantaba hacerla enojar así que hice que se golpeara la cabeza con la parte alta del auto.

- ¡Puta madre! - Exclamo enfurecida y sobo su cabeza, miro su mano para verificar si no había sangre

"No haría que sangraras, Zoe" Le recalque, consciente de que no me oiría

Condujo hasta su departamento.

Cuando por fin llegamos, decidió tomar un baño. Yo me resistí por alejarme de ella en esos momentos, y casi lo logro.

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Hola chicas, gracias por leerme de verdad, gracias por el apoyo que estoy recibiendo.

Espero que les guste este capítulo.

Si te ha gustado házmelo saber con un voto y/o un comentario que son mi razón para continuar

-xo


Diablo Guardián | Michael Clifford; TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora