Madison Agreste sigue al amanecer para encontrar a su padre, pero en su lugar encuentra una nueva familia.
A través de un mundo donde seguir siendo buenos depende de nosotros, se ve obligada a entender que el mundo ya no cuenta con príncipes y prin...
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AMANECER.
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Los ojos de su papá no se alejaron del pequeño lago frente a ellos, Madison le dio una mirada a la expresión relajada de su padre y una sonrisa se asomó por sus labios. Pensaba que era egoísta al disfrutar un momento al costado de la única persona con la que se sentía segura. Un minuto de tranquilidad, viviendo como una niña normal era incómodo para ella, porque había pasado mucho tiempo desde que tenía un gran día como aquel.
ㅡ ¿Quieres que te enseñé a colocar el cebo? ㅡ preguntó su padre, mirándola con cariño.
El hombre acercó su mano a los hombros de su hija y acomodó el suéter malgastado que le quedaba lo suficiente grande como para caerse por sus hombros. Madison asintió con un movimiento frenético de cabeza y al instante, se colocó de rodillas para estar más cerca de su progenitor y prestar atención.
ㅡ Lo tienes que clavar por en medio del cuerpo ㅡ explicó el mayor. Madison prestó atención. Siempre había creído que su padre era el hombre más asombroso del mundo, el más inteligente y un super héroe, porque todo niño piensa eso de sus padres. Pero para Madison era mayor el sentimiento, porque solo cuando estaba junto a él podía ser feliz ㅡ así, ¿ves?
Ella asintió con un susurro, observando maravillada, pero cuando el gusano comenzó a retorcerse de dolor no pudo contener una mueca imaginando el sufrimiento de la criatura. Era una persona sensible cuando se trataba de animales.
Su padre era dueño de una granja en la que pasaba las vacaciones, él siempre le enseñó a amar a todo ser vivo, pero aunque cuando James Agreste se lo enseñó probablemente no se refería a todo lo que conllevaba, porque Madison solía llorar cuando algún animal de la granja tenía que ser sacrificado. Se volvió una debilidad para su padre tener que arriesgar económicamente animales solo para que su hija mayor no llorase.
ㅡ Hey, cariño ㅡ le llamó él, buscando los azulados ojos ㅡ. Perdóname, no debería hacer esto, pero tenemos que comer, hay mucha gente en el campamento con hambre, ¿verdad? Tenemos que ayudar.
