Capítulo 6

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—Esto es... esta soy... yo.

Nai miró el cuarto detalladamente, después de todo, era imposible no hacerlo.

Todo el cuarto estaba lleno de ella, literalmente. Había fotos y dibujos de ella en la pared. En la cómoda, había figuras de la banda a la que una vez perteneció, y carátulas de los pequeños discos que sacaron en ese tiempo.

—Espera, ¿Él sabe que yo era...? —Con cuidado, se acercó a las muñecas, notando como la chica de peluca azul y ojos morados estaba en una pequeña plataforma, haciendola resaltar.

—Esto definitivamente asusta —No se atrevió a tocar nada, ni las fotos viejas de ella en la secundaria, ni las fotos recientes de ella en la U.A —Parece que tengo un gran fanático...

Sorprendentemente, había una foto de él al lado de ella con su traje de héroe enmarcada; al lado de un papel firmado por ella también.

—Con que aquí estaba mi traje —En una vitrina cerrada con un candado, su traje morado caía sutilmente agarrado por un gancho. Aunque había perdido casi toda su gracia; tenía un montón de rasguños y estaba cubierto de lo que parecía ser sangre seca y barro.

Nai se quedó un tiempo al frente de su traje, preguntándose si debía romper la vitrina y llevárselo o sólo dejarlo ahí. Pero sus pensamientos tuvieron que ser dejados de lado al oír una cerradura sonar.

—Maldición —Se había quedado demasiado tiempo viendo el extraño cuarto de acosador, tanto así que ni siquiera notó la ventana que allí se encontraba, con el tamaño perfecto para poder salir —Bueno, estoy en un piso dos.

La chica sacó aún más su cabeza; en busca de algo para sostenerse o apoyarse.

—Es ahora o nunca —Debido a la ansiedad que sentía, no llegó a notar que la cerradura no volvió a sonar.

La ojimorada saltó con duda, maldiciendo internamente en no tener su kosei en ese momento.

—Diablos... —Fue una mala caída. A pesar de sus intentos de caer en la mejor posición posible, terminó cayendo sobre su brazo derecho —Ojalá no esté roto.

Reunió su fuerza y se levantó con dolor. Pronto empezó su huida, corriendo tanto como pudo; alejándose de aquel lugar.

—¿Qué tan lejos estoy de dónde me desmayé? —Recordaba aquella pared contra la que chocó, pero no tenía idea acerca de la dirección —Tal vez debería preguntar...

Nai miró a su alrededor, y se acercó a la primera persona que vio.

—Hola buenas... ¿Por casualidad sabe-.

La chica detuvo sus palabras abruptamente, sintiendo como el mundo giraba sorpresivamente.

—Eh... no tengo tiempo ahora —El sujeto al que se había acercado caminó rápido en dirección contraría a ella. Era bastante entendible, si veías a una chica despeinada, con una pijama y sin zapatos por la calle; solo la tacharías por loca.

—¿Qué me pasa? N-No comí nada de lo que me dio —La pelimorada llevó una mano a su cabeza en un intento por detener el mareo.

Muchos transeúntes la miraron como un bicho raro, nadie se acercó a ayudarla.

—No puedo detenerme aquí, debo seguir —Intentó empujar su malestar de lado, y creyó que estaba logrando un avance cuando sintió sus piernas flaquear. Cuando intentó apoyarse de una pared, una punzada recorrió su brazo —Es el brazo...

Miró su extremidad con odio, estaba inflamandose poco a poco, y empezaba a palpitar.

—Eso quiere decir que el kosei se volvió a activar agresivamente... No tengo mucho tiempo.

Parpadeó varias veces, enfocando su visión, y volvió a obligar a su cuerpo a moverse. Nai no tenía idea de donde estaba o si podría llegar a donde quería; pero no podía darse por vencida en ese momento, no después de llegar hasta ahí.

—Una estación de policía... o una de bomberos... o algo... —La fémina buscó desesperadamente alguna instalación en la que pudiera pedir ayuda, pero no llegaba a divisar ninguna. Aunque podría atribuirselo a su falta de razonamiento debido al cansancio de su cuerpo.

—Disculpa, ¿Te encuentras bien? —Una voz masculina resonó a los lejos en su mente, y por un momento juró haber visto a Suzuki, por lo que su primera reacción fue intentar alejarlo.

—¡O-Oye! —La voz volvió a hablar, y evitó que cayera al piso estrepitosamente —No te ves nada bien, debemos ir a un hospital.

—¿H-Héroe? —Murmuró Nai al sentirse ser levantada y ver varios colores en la ropa ajena. Podría estar a punto de caer en la inconsciencia, pero aquellos llamativos diseños no podían ser ropa común.

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—Hola —Akiko respondió su teléfono —Sí... sí soy yo, ¿Qué ocurre? —Esperó impaciente las palabras del otro lado de la línea —¡No puede ser! ¡I-Iré en enseguida! ¡Muchas gracias!, ¡Haku!

—¿Qué sucede? —El mayor corrió hacia su esposa cuando la oyó gritar —¡¿La encontraron?!

—¡La encontraron! —Akiko dejó todo lo que estaba haciendo y corrió hacia la puerta principal —¡Llamaré a Shiro para que vaya al hospital donde está! La encontraron bastante lejos del lugar en donde desapareció, no han podido preguntarle nada aún ya que está inconsciente, debemos apurarnos.

—¡Llamaré a la U.A! —Haku retuvo sus ganas de llorar de nuevo, agradeciendo al cielo por la gran noticia.

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—¿Crees que ya despierte? Porque de verdad quiero hablar con ella —Una voz gruesa retumbó en la habitación.

—No lo sé, Haku. Pero debemos dejarla descansar, no sabemos en que situación estuvo. —Seguida de una voz femenina.

—Lo sé pero... siento que ha estado mucho aquí. Y Shiro junto con Noka han estado llorando desde que llegaron, tal vez si le damos una sacudida...

—No haremos eso, yo también estoy feliz de verla de nuevo, pero esa no es la manera.

—Hola mamá... hola papá —Poco a poco, la adolescente acostada en la cama del hospital abrió los ojos —Estoy feliz de verlos.

—¡NAI! —Ambos adultos se abalanzaron a ella al oírla, y segundo después; la puerta de la habitación fue abierta, para luego sentir más brazos rodeándola.

—¡Nai, más nunca vuelvas a asustarnos así! ¡No da risa! —Shiro enterró su cara en al espalda de su padre.

—¡¿Tienes alguna idea de cuánto lloré?! —Noka gritó cuando la peliazul dejó escapar un sollozo de alivio —¡Vas a tener que compensarlo, Nai! ¡Esto te saldrá caro!

—Ah... —La pelimorada suspiró —Extrañé tanto esto —No pudo evitar que sus ojos se nublaran debido a las lágrimas, y no tuvo intención alguna de detenerlas, sólo las dejó fluir —Estuve asustada.

—Ya cariño... ya estás con nosotros... —Las palabras de aliento y los sollozos se detuvieron a los minutos, dándole espacio a la ojimorada.

—Hay gente allá afuera que quiere verte —Shiro abrió la puerta, limpiando sus lágrimas —Adelante romeo.

La primera persona en entrar fue un chico con el cabello bicolor, que reflejaba en su rostro un gran alivio combinado con cansancio.

—Por fin estás de vuelta, Nai...

Missing [Boku no hero academia x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora