Los Caprichos De Una Diosa

Carlos y América

Pov Viveck

No podía creer lo que estaba pasando, ¿era mala suerte? O ¿el destino jugandome una mala broma? Era la última oportunidad que tenía de que alguien me reconociera, además no tenía excusa para faltar el primer día de clases, uno de los más importantes, si faltaba me quedaría atrás en muchos aspectos, entre ellos el dormitorio, los salones de clases, el horario, profesores y compañeros, solo por mencionar algunos. Mi cabeza no podía con tanto me daba muchas vueltas. No podía pensar con claridad, era la primera vez en la vida que no veía solución al problema frente a mi y eso realmente me asustaba, sin otra salida visible respire profundamente, me calme lo más posible y me levanté del suelo de mi habitación, limpie mi incómoda y espantosa falda y tome mi maleta dispuesta a salir de mi habitación, saludar a mis amigos y esperar lo mejor.
Al salir de mi habitación el aire se sentía muy pesado, agregando que seguía mareda por el hambre, sentía que cada pasó, cada uno de ellos camino a la puerta era tan lento, tedioso y abrumador como el anterior. Al llegar a la puerta y tomar la manija para abrirla sentí un horrible mareo y ganas de vomitar, pero pude respirar y abrir la puerta lentamente para no aumentar los mareos, sentí el agradable sol de las mañanas y el aire fresco en mi rostro, lo cual me ayudó a calmarme un poco, salí con un poco más de seguridad al jardín y me tope con sus ya conocidos rostros, los salude de la forma más normal que me fue posible ¡hola Carlos! ¡hola América!. Las reacciones de ambos fueron diferentes a las reacciones anteriormente mostradas por mis familiares.

Carlos: Buenos días, podrías decirle a Viveck que lo estamos esperando.

América: si, porfavor dígale que no puedo creer que se le haya hecho tardé en un día tan importante.

Escuchar estas simples palabras me hizó rebosar de felicidad, pues ellos al parecer no me habían reconocido en este estado, pero aún no podía estar seguro. Así que les dije ¿a que se refieren?

Carlos: nuestro compañero de clases Viveck vive aquí, el nunca nos dijo que tenía una hermana.

América: si esta tan desinformada del asunto de la escuela puede que sea una prima que viene de visita.

Estas palabras me sacaban de toda duda pues ellos no me reconocían y esto me puso tan contento que quería saltar y abrazarlos, Pero pude contenerme, ahora solamente tenía que explicar mi situación, y ahí fué cuando se me presentó otro problema sin solución visible. ¿Como le dices a tus mejores amigos que te convertirse en chica? Como no podía encontrar una solución o razón creíble, decidí dejar de darle tantas vueltas y dije, chicos yo soy Viveck, se que suena muy estúpido y tonto pero me transforme en una chica.

Carlos: ¿esto es una broma planeada por Viveck y tu?

América: al menos dile que piense en algo creíble.

Estas palabras me hacían sentir triste, pero a la vez comprendía como se sentían, pues era totalmente increíble y fácilmente podía ser una broma. Así que respondí con la mayor sinceridad posible en este mundo. Enserio se los juro soy yo créanme. Al ver la cara que puse, Carlos y América comenzaron a sospechar que algo andaba mal realmente, después de todo los tres somos muy inteligentes y preceptivos.

Carlos: ¿estas segura de que esto no es una broma?

Rápidamente le respondí. Es enserio, ustedes mejor que nadie saben que yo no perdería tiempo antes de algo tan importante como una ceremonia de entrada en una broma.

América: en ese aspecto tienes un punto, pero aún así ¿donde está la evidencia?

Era muy cierto, no había una forma con la cual pudiera probarlo, al menos no la tenía en este momento, así que baje mi cabeza y comencé a jugar con mi cabello para pensar como solía hacer muy seguido, sólamente que ahora mi cabello era mucho más largo que antes.

Carlos: sabes que eso no es suficiente evidencia ¿verdad? Propongo esto, se nos está haciendo tardé, ¿por que no consultamos tu información de registro en la escuela? y podremos ver si dices la verdad.