❥ P r ó l o g o

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Jungkook ya no podía más.

Toda esa situación estaba consumiéndolo por completo y no sólo mental, también físicamente.

Nunca fue fácil salir con un narcotraficante como lo era su novio desde que tenía memoria.

Habían comenzado a salir cuando él apenas había cumplido los trece, Jimin en aquel entonces tenía quince y ya estaba encaminándose por un camino erróneo; Jungkook no lo culpaba, el rubio no conocía otro tipo de vida, sólo lo que sus padres le enseñaron.

Jimin no tenía secundario, fue Jungkook quien le enseñó más cosas, y también a hablar en inglés. Y así es como se fue haciendo poco a poco, hasta convertirse en una de las cabezas con el precio más alto.

Jungkook se mudó con él a los dieciocho, completamente enamorado.

Y ahora que tenía veinte años jamás se había lamentado tanto por lo que iba a hacer, pero era eso o perderlo.

Hace ya muchísimas semanas que capos más grandes venían amenazándolo con matar a su novio y a él si no cooperaba. Jamás se lo comentó, porque lo conocía y sabía que era un idiota impulsivo que no dudaría en hacer alguna locura.

No podía permitirse aquello.

Por eso trató de mantener la calma durante aquellas semanas. Les dijo a aquellos hombres que tendrían el camino libre para matarlo el sábado por la noche porque esos eran los días en los que todo solía ser más tranquilo.

Así mismo, la DEA llegaría por Park el viernes en la madrugada.

No pudo pensar en otra idea, pero verlo unos años en la cárcel sería mejor que verlo en un cajón. Se sentía miserable por traicionarlo así, pero también sabía del dinero que se cargaba y que no estaría mucho tiempo en prisión.

—Jiminie... —le habló al rubio, que estaba a su lado en la cama.

— Mmh... —se volteó para mirarlo.

— Tú me amarás por siempre sin importar qué, ¿verdad? —preguntó, mientras le acariciaba su largo cabello.

— ¿Por qué preguntas eso, mi amor? —le rodeó con el brazo por la cintura— ¿Sucede algo..?

— No... —rió— Pero yo sí te amaré por siempre, sin importar qué.

— Yo también, eres el amor de mi vida. —le dió un beso— Hoy, mañana, pasado, el mes siguiente, en dos años más, por décadas y los siglos de los siglos... —el castaño rió ante la exageración— Por siempre, serás el amor de mi vida.

Todo dentro de Jungkook se caía a pedazos y no podía hacer nada más que fingir que todo estaba bien.

Ese mismo jueves, a eso de las once de la noche cuando Jiminie se quedó dormido, él se escabulló y tomó la mochila que había preparado junto al dinero y unos pasajes de avión. Lo vió una vez más antes de salir de aquella casa que había sido su hogar desde hace unos años.

Lloró todo el vuelo de camino a Florida, pensando en lo mucho que le había fallado a Jimin.

¿Por qué tenía que ser así?

Maldición, no veía una salida mejor que la que ahora mismo sucedía en su casa.

Solamente esperaba que Jimin no dejara de amarlo... Porque él jamás lo haría.

Sirens (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora