Reunidos

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Pov' Abie

Desperté cuando el sol comenzaba a esconderse. Estaba en un sofá en una pequeña sala llena de cuadros de Dios o Jesucristo, lo que coño sea eso, y varios crucifijos. Escuchaba de fondo voces.

¿Cuanto había dormido? Joder parecía la puta bella durmiente.

Con un gruñido comencé a reincorporarme sintiendo como mi cuerpo ardía y dolía con cada puto movimiento, haciendo que la manta que tenía encima cayese.

Porque coño estaba en sujetador.

Toqué con delicadeza la venda que cubría básicamente todo mi tronco. Los recuerdos llegaron a mi haciendo que desviase mi mirada hacia mi mano la cual se encontraba vendada.

-Mierda- mascullé con dolor al intentar abrir y cerrarla.

Volví a mirar a mi alrededor notando encima de una mesa un pequeño montón de ropa al lado de una botella de agua y varias pastilla de acetaminofeno. Con lentitud, movimientos cuidadosos y algún que otro insulto me vestí con lo que encontré que consistia en unos vaqueros negros anchos y rasgados y una camisa blanca de manga corta que dejaba ver mi abdomen.

 Con lentitud, movimientos cuidadosos y algún que otro insulto me vestí con lo que encontré que consistia en unos vaqueros negros anchos y rasgados y una camisa blanca de manga corta que dejaba ver mi abdomen

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Me tomé las pastillas y ato seguido salí de allí a paso lento mientras me apoyaba en las paredes. Al abrir la puerta me encontré de nuevo en la iglesia, allí en el suelo sentado se encontraba mi grupo hablando entre ellos. La primera en verme fue Judith quien al estar en brazos de su padre se encontraba de cara hacia a mi.

-¡¡ Mamiii !!- gritó feliz mientras aplaudia haciendo que todos me mirasen.

- ¿Que pasa estorbo?- dije a modo de saludo ignorando la miradas y volviendo a tomar mi paso de abuela de 80 años. Pero poco duró pues sentí uno brazos a mi alrededor. Haciendome soltar un chillido de dolor.

-Joder, ten un poco de cuidado- demandé con voz seria llevandome las manos a las costillas una vez que no tenía a nadie encima. Al levantar la mirada me encontré a Carl con la mirada gacha quien me pedía perdón una y otra vez.

-Si es que eres gilipollas chaval- dije haciendo que levantase la mirada, esa azul océano la cual ahora se encontraba inundada de lágrimas que estaba reteniendo - ¿He dicho que me sueltes en algún momento? -pregunté haciendo que su mirada de perrito degollado pasase ahora a una confusa -Que me abraces coño- ordené abriendo los brazos haciendo que en pocos segundos me encontrase entre los brazos de Carl. Escuchando las risas de los demás.

-Me alegro de que estes aquí Abie- le escuché decir en un suave sollozo, sintiendo como comenzaba a llorar, sabiendo que lo que de verdad quería decir era que se alegraba de que estuviese viva.

-Y yo de que tu también lo estes Carl- dije en el mismo tono suave apretando ligeramente mis brazos a su alrededor.

Tras unos minutos nos separamos, pero en ese momento tuve que esquivar a Glenn.

Sobreviviendo juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora