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Y ahí estaban en la residencia Sonoda, en uno de sus tantos encuentros domingueros de "viejas chumas", o así era como Yoshiko las consideraba a sus amigas y hermanas

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Y ahí estaban en la residencia Sonoda, en uno de sus tantos encuentros domingueros de "viejas chumas", o así era como Yoshiko las consideraba a sus amigas y hermanas.

Siempre se encontraban en casa de una de ellas, elegida al azar, luego de clases y como toda vecina chusma, se decían entre ellas los chismes recolectados

Yoshiko no siempre participaba en eso, usualmente se le olvidaban las cosas. Nada fuera de lo normal.

─Ella dice ser mejor nadadora que Kanan y que el una mejor capitana para el equipo de natación─ Dijo You molesta ─Yo soy la mejor capitana y se lo demostrare─ 

─Ya, tranquila, no puedes volarle la cabeza de un golpe─ habló entre risas la peliazul mayor.

─¿Encerío, quien dice que no puedo?─ cuestionó You riendo del mismo modo.

Yoshiko veía a todas sus amigas hablar entre si, se le hacía divertido escuchar la idioteses que se decían, después de todo terminaban golpeando a alguien.

Sonrió levemente. Luego dirigió su mirada a Riko, la pelivino reía cubriendo su boca, secaba pequeñas lágrimas que salían por causa de la risa. Yoshiko sonrió nuevamente, esta vez de una forma estúpida. Riko notó su mirada y volteó a verla.

Riko sonrió.

Yoshiko se sonrojó.

─Tengo que ir... al ¡Baño!─ gritó Yoshiko nerviosa.

─Ok, la próxima no grites, Yohane-chan─ dijo Mari ─Y una cosa más antes de irte, siento mucho lo que dije hoy, olvidé que olvidabas las cosas─ se disculpó.

Kanan golpeó su frente.

Hanamaru golpeó su frente.

Ambas suspiraron, era la disculpa más tonta, pero no se sorprendieron, era Mari de quien hablaban.

•°•°•

Era simple, ir al baño, dar la excusa de que tenía sueño y listo, así de simple. Mala idea.
Todo iba de acuerdo al plan, pero no contaba con que la pianista la sugiera hasta la habitación. Riko rápidamente fue junto a ella, podríamos decir que preocupada.

Otra idea se le cruzó por la mente: Hacerse la dormida. De esa forma podría hacerle creer a Riko que dormía y así se iba.

¿Buena idea? Quizás. ¿Logrado? No.

Riko no era idiota, sabía que la peliazul estaba fingiendo, aún así decidió seguirle el juego.

─Eres tan linda cuando duermes ¿Lo sabías? Si aún no eras consciente de eso ahora lo sabes─ sonrió acariciando la mejilla de la contraria ─Si puedes escucharme querio que sepas que te quiero─ confesó.

El rubor en el rostro de Yoshiko aumentaba de a poco, sentía el rostro arder, su corazón y pulso descontrolados. No se movió ni un centímetro.

─Una cosa más Yocchan─ dijo antes de abrazarla y de dejar un beso en el cachete. ─Se que estas fingiendo─ le susurró cerca del rostro.

Vencida Yoshiko abrió lentamente los ojos. Dio un salto al encontrarse con el rostro serio de la mayor cerca del suyo.

Cayó al suelo.

Maldijo a Satán, su suerte no podía ser mejor. Observó a la chica que intentaba no reír. Por alguna razón ella comenzó a reír primero.

Se oyeron pasos rápidos desde la cocina hasta la habitación. Una alarmada peliazul de ojos ámbar llegó y con toda la preocupación del mundo corrió hacia su hija. No decía nada, sólo la examinaba y le preguntaba estupideces.

Un suspiró de alivio se escapó de sus labios y sonrió al ver a su hija bien.

─Suerte que estas bien, si algo malo te hubiera pasado Kotori me mataba, ten más  cuidado Yoshiko─ avisó desordenando los cabellos de su hija.

Salió del cuarto, dejando a las chicas solas nuevamente.
El silencio reinó durante segundos.

─Umi-san siempre sobreprotectora─ rompió el hielo a más alta.

Yoshiko asintió.

─¿Estas bien?─ cuestionó.

Volvió a asentir.

─¿Vas a hablar?─

Negó.

─¿Quieres que me vaya?─

Volvió a negar.
Riko soltó un suspiro, Yoshiko podía ser infantil.

─Ven─ palmeó el lugar junto a ella en la cama.

Yoshiko se levantó del piso y se aproximó al lugar indicado junto a Riko.
La pianista estaba por hablar, Yoshiko la interrumpió abrazandola. Riko correspondió.

•°•°•

La noche de a poco caía y sus invitadas de a una se fueron yendo. Limpiaba la mesa de centro de la sala, escuchando su mix de música.

La voz de la cantante la deslumbraba ¿Cómo podía alguien cantar tan bien? Comenzó a tararear, poco después su canto inundó la sala.

Las canciones la sacaban de la realidad, llevándola al un mundo mágico de la música.
Tenía su móvil repleto de canciones, más de Kobayashi Aika, su cantante preferida.

Las últimas notas terminaron de sonar y todo se volvió silencioso, sólo se escuchaban sus jadeos, producidos por el canto excesivo.

De pequeña siempre aspiró a ser cantante, amaba cantar a todo pulmón, teniendo de publico a su familia. A medida que iba creciendo ese sueño se fue perdiendo en su memoria, hasta olvidarse por completo del mismo.

Ahora sólo aspiraba a curarse, aunque era consciente de que su enfermedad no tenía remedio, tenía esperanza en por lo menos controlarlo.

Unos aplausos rompieron el momento silencioso. Una mujer le sonreía, su madre, Minami Kotori, aplaudía como si estuviera en un show o concierto.

─Tu voz es hermosa, algun día estarás en el escenario cantado para miles de espectadores─ abrazó a su hija menor ─Ahora ve a dormir Yo-Ha-Ne─ ordenó riendo.

Yoshiko no dudó en volver a abrazarla e irse a dormir. No sólo su madre, sino también su familia y amigas, le daban la motivación suficiente para seguir adelante.

No tardó en caer a un profundo sueño cuando su cuerpo cayó en la cama.

─Eres una estrella─ fue lo último que logró escuchar de su madre antes de dormirse.

𝓐𝓵𝔃𝓱𝓮𝓲𝓶𝓮𝓻 [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora