Capítulo Dos

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— ¿De verdad te escapaste de tu casa? —preguntó con una mezcla de curiosidad y diversión, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos

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— ¿De verdad te escapaste de tu casa? —preguntó con una mezcla de curiosidad y diversión, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.

El comentario la hizo recordar algo importante: su teléfono.

— No exactamente, —respondió Cleopatra, mientras buscaba su dispositivo en el bolso— mi madre entiende que hay días en los que necesito estar sola. Además, ya no soy una niña; no tengo que dar explicaciones por cada movimiento que hago.

Justo en el momento cuando encontró su teléfono y lo encendió, el tono de llamada inundó el espacio cerrado del coche. Al contestar, la voz de su mejor amiga resonó, llena de pánico y urgencia, perforando la tranquilidad de la noche.

— ¿Ahora dónde te has metido, Cleopatra? Son las tres de la mañana, las malditas tres de la mañana. —Grita y ella, en un movimiento instintivo, se aleja el móvil de la oreja para no quedarse sorda.

— Lo mismo de siempre, Emma, salí a caminar un rato, tuve otra pesadilla.

— ¿A quién se le ocurre salir a caminar a las tres de la mañana? Cleopatra, tienes que dejar de preocuparnos de esa forma. —Le responde y ella frunce el ceño, Aaron la miró confundido— Tu bella madre me ha llamado hace más de media hora preguntándome por ti.

— No pensé que se asustaría, sabe que siempre salgo a la noche cuando tengo pesadillas. —Le contestó— Además, le dejé mensajes.

— Bueno, no creo que un "Vuelvo pronto" sea un buen mensaje para decirle a tu madre.

— Ya entendí, ¿Tienes algo más para reprocharme? —Pregunta cansada y hay algo que le resulta extraño— ¿Qué es lo que estás haciendo despierta a esta hora?

— Estoy en algo que se llama meditación, tendrías que probarlo.

— ¿Meditación o masturbación?

— Meditación tonta, aunque sé que no puedes creerlo, yo medito casi siempre.

— ¿Casi siempre o una vez al mes? —Contesta con una risa, por el altavoz se pudo notar el respiro frustrado de su amiga.

— Olvídalo, no lo entenderías. —Dice— Pásame tu ubicación, iré a buscarte.

— No necesito que vengas a buscarme, ya tengo a alguien que me puede alcanzar hasta mi casa.

— ¿Disculpa? ¿Acaso saliste a buscarte un polvo de medianoche? ¿Con quién estás?

— No, no es un polvo, luego te explico, te veo mañana.

— Pero...

— Te quiero, adiós. —Cuelga la llamada y se da la vuelta para mirar a Aaron— Listo, ya saben que estoy sana y salva.

— ¿Esa quién era?

— Se llama Emma, mi mejor amiga.

— No me suena su nombre, ¿Dónde la conociste?

Un Año Problemático [Publicando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora