El Secreto

Capítulo 9: ¿Cómo que hay otro fantasma?

Me fui del pasillo y regresé con mi mamá a la sala de espera, se encontraba realmente mal. Y no sé en qué momento yo había comenzado a llorar del miedo que sentía, pero me senté a su lado para intentar calmarme.

"Maddie, hay otro fantasma". Escuché la voz de April nuevamente, pero no dije nada, no podía. Ya estaba cansada de todo. "No sé quién es, pero tienen que irse de esa casa. La causa de la caída de Mackenzie, fue que el fantasma la empujó de la escalera. Yo pude verlo todo, pero Mackenzie jamás te diría la verdad para que no te preocuparas".

No podía creerlo. Esto ya era demasiado—. ¿Qué más secretos hay? Esto parece no tener fin—Dije en voz baja.

"Hay todavía muchos secretos que descubrir antes de llegar al verdadero".

—Esto no me gusta.

Mi mamá me miró y frunció el ceño—¿Con quién hablas?

Negué con la cabeza evitando su pregunta—. Es que estoy preocupada por Mackenzie. Ya vuelvo, voy al baño—Me levanté de la silla y salí de ahí corriendo hacia el baño.

Al entrar al baño, me lavé la cara y me quedé mirando un rato el espejo. Me veía realmente agotada, aunque haya dormido así sea unas horas—. ¿Por qué nos sucede esto a nosotras?—Me pregunté a mi misma.

Luego de hacerme esa pregunta vi que el espejo se empañaba por completo y no se veía bien nada, cuando de repente se ve una extraña sombra detrás de mí y aparece una horrible cara, lo cual provocó que gritara y me tapara la cara del susto.

"Maddie, tienes que salir de esa casa con tu madre y tus amigas por tu bien, ese fantasma en verdad es un demonio y por tu bien te aconsejaría alejarte".

—Agh, trataré de ver cómo nos mudamos cuanto antes... ¿Y por qué no te hace nada a ti?

"Porque yo soy buena, y el bien siempre le gana al mal; pero no puedo contra este demonio... Sólo dije lo que dije días anteriores porque me gusta jugar así. Y como dije, hay muchos secretos que tienes que descubrir antes de El Secreto".

—¡Genial, mi vida es un engaño!—Me lamenté a la nada.

"Sal de aquí y deja de quejarte, no hay tiempo para eso"

Obedecí y volví al lado de mi madre. No sabía cómo decirlo, pero se me ocurrió algo improvisado:

—Mamá, mudémonos cerca de aquí para estar atentas de Mackenzie.

Era una buena excusa para mudarnos nuevamente, sin embargo, no sabría si funcionaría—. De eso ya me encargué.

Quedé muda ante su respuesta, tuve que procesarla unos segundos antes de volver a hablar—¿Cómo?

—Una amiga mía me regaló su casa en venta que está al cruzar la calle, con muebles y todo incluido.

Entonces pensé ¡Wow! April puede hacer milagros tan imposibles como que sucediera esto.

"Te escuché y por nada".

Sonreí ante su respuesta. Ahora la cosa era. ¿Igual volveríamos a Pittsburgh? Creo que con lo dicho por mi mamá, no volveríamos en un largo tiempo.