Capítulo 6. - Cartas.

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Me quedé mirando esa carta durante un largo tiempo,  ¿príncipe azul? Por favor, eso, solo existe en los cuentos,  igual que las princesas ¿no? En fín, no sabía qué hacer con la carta, no quería tirarla, a lo mejor había más por la casa, me gustaría investigar, no sé, por lo menos así tengo algo que hacer en el tiempo libre, si la casa lleva 15 años abandonada, y la niña en la carta ponía que tenía 5, ¿ahora la chica tendría 20 años? Yo tengo 21, alo mejor puedo ser yo su príncipe azul, reí ante mi propio pensamiento, que tontería, creo que todo el polvo me está afectando al cerebro, decidí volver a meter la carta en la hucha, le quité el polvo a esta y terminé de limpiar el armario, para después, volver a dejar la hucha en su sitio.

-James - dijo la fina voz de mi hermana pequeña.

- Dime preciosa -respondí.

Ella asomó su pequeña cabeza por la puerta, sonrió y respondió.

- Mamá dice que bajemos a cenar.

- Vale, pues vamos abajo - salí de mi habitación, le di la mano a mi hermana y bajamos a cenar.

Durante la cena mi padre nos habló de sus planes para buscar trabajo aquí y mamá me habló de la tarea que va a realizar en su trabajo qué es por el motivo que nos trasladamos aquí.

Cuando terminamos de cenar recogimos los platos y ayudamos a limpiar la cocina, mi hermana y yo nos subimos a la habitación y como ya era muy tarde le dije que se pusiera el pijama.

Ella se fue a su habitación a cambiarse y yo aproveché para ponerme el pijama también, justo cuando terminaba de ponerme los pantalones unos pequeños golpes sonaron en mi puerta.

-James - dijo mi hermana abriendo tímidamente la puerta de mi habitación - ¿puedo traerme el osito de peluche? - dijo con su pijama rosa ya puesto.

- Pues claro peque - respondí.

Ella se fue un momento y enseguida volvió con su oso de peluche, un peine y una goma para el pelo.

- ¿Puedes hacerme una coleta? - preguntó tímida.

- Pues claro - le sonreí.

Yo me senté en la cama con la espalda pegada a la pared y ella delante de mí dándome la espalda y empecé a cepillarle el pelo.

- Ali.

- Dime.

- ¿Qué piensas sobre... Los príncipes azules?

- Pienso que hay uno para cada princesa. ¿Crees que yo tendré a mi príncipe azul?

- Pues claro que sí, tú eres una princesa muy hermosa, y seguro que encuentras a tu príncipe.

- ¿Tú ya tienes a tu princesa?

- No - reí - aún no.

- Seguro que la encuentras en el instituto.

- Estoy en la Universidad, Ali.

- Pues en la Universidad, seguro que encuentras a tu princesa.

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Un besso.

Cartas perdidas en el tiempo - James Maslow-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora