La respiración entrecortada de la doncella era el único sonido presente en la habitación. Había intentado conciliar el sueño durante horas, pero todo lo que veía una vez que cerraba los ojos era la estrella de Kyoto siendo corrompida por completo. Desde que su brillo se apagó inesperadamente no se permitió apartar su vista ni por un segundo del astro, a tal punto que pasó días enteros sin probar bocado alguno.
Quizás debió haber escuchado a su joven aprendiz antes de sumergirse en aquel ayuno extremo. Sabía que la estaba preocupando, pero esperaba que Isayoi comprendiera el rol que la guardiana de estrellas tenía dentro del Santuario. De ellas dependía el porvenir de los caballeros de Athena. Su don para leer los astros les permitían saber en qué momento los santos se encontraban en peligro o cuando su cosmos se apagaba después de varios años de servicio al Santuario y, por supuesto, a la diosa. Era una labor sumamente sagrada para ella.
Se giró sobre su cama, esperando encontrar comodidad, pero no lo consiguió. En su lugar, sintió su estómago revolviéndose y tratando de expulsar los últimos restos de comida que aún guardaba. Respiró hondo e intentó apaciguar su malestar. Sin embargo, su concentración fue interrumpida cuando la misma voz apareció en su cabeza.
«La luz de un nuevo día llegará. Y cuando Athena esté lista, ella despertará. Solo entonces, el mundo de nueva luz se cubrirá. Es una promesa».
—Basta... Por favor... —imploró. Cada noche que transcurrió desde que Seiya y Kiki abandonaron el Santuario el mismo mensaje se repetía una y otra vez, advirtiéndole sobre algo que aún desconocía.
Deseaba poder silenciarla completamente, pero ni con sus habilidades podía hacerla desaparecer. Su don para leer las estrellas era el culpable de su tormento. Ver el destino de Kyoto la estaba dañando más de lo que había imaginado. No sólo por su obstinación por vigilar su estrella constantemente, sino también por la cantidad de cosmos que debía utilizar para no desfallecer durante su labor.
Viendo que sus intentos por conciliar el sueño fallaban uno tras otro decidió continuar vigilando la estrella de Kyoto. No estaba segura de cuánto podría resistir. Ni siquiera se creía capaz de utilizar el cincuenta por ciento de su energía. Sin embargo, debía mantenerse fiel a su labor. No sólo por la diosa Athena, sino también por la dueña del astro que cuidaba.
—¿Eres la guardiana de estrellas del Santuario?—Kazumi levantó la mirada y encontró a un saturniano observando detenidamente la estrella de Kyoto.
—¿Quién eres? ¿Cómo encontraste este lugar?
Él no dio respuesta alguna. Solamente se limitó a dedicarle una sonrisa y a señalarle su frente marcada con el símbolo del dios del tiempo. Eso para despertar en la doncella una sensación de peligro.
—Soy un amigo de Kyoto. Ella me envió para transmitir un mensaje a la guardiana de estrellas. ¿Podrías decirme dónde la puedo encontrar?
—E-Ella no se encuentra disponible en este momento.—mintió. Todo aquello le parecía sumamente sospechoso. ¿Por qué un saturniano sería enviado al Santuario para transmitir un mensaje? ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? Y más importante, ¿por qué la estaban buscando especialmente a ella?—Si gusta puedo recibir el mensaje en su lugar.
—Aunque me decepcione no poder conocer a la guardiana en persona, creo que tendré que conformarme con tu oferta.—dijo tras soltar un suspiro—Solo me gustaría preguntar algo.
—Lo escucho.
—¿Esta es tu primera vez mintiendo?—la doncella se petrificó.
—No entiendo a qué se refiere.
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Saint Seiya Omega: Guerras Saturnalias
FanfictionUna nueva guerra santa dio inicio. Athena y Saturno buscan hacerse con el control del Alpha, un antiguo poder capaz de crear y destruir sin límite alguno. Ambos dioses están dispuestos a entregarlo todo con tal de cumplir su objetivo, incluso si ell...