Visita Incomoda

72 9 3
                                    

¿Has escuchado el ruido de un saltamontes? O ¿el de una cigarra?

La familia real, no, pero si Jimin. La cena era su parte favorita, su mayor le consentía con muchos dulces, sin embargo, a ningún invitado se le antojaba un mísero dulce en ese momento o escuchar la mejor sinfonía del mundo.

Jimin echó un vistazo a su lado derecho, Yoongi no apartaba la vista de su plato. Después miró a su izquierda y la reina mordía su labio inferior y miro con el rabillo del ojo a su esposo.

Solo se escuchaba el ruido de los cubiertos siendo utilizados, su mente no estaba en funcionamiento por el momento.

Algo que caracterizaba a Jimin era su increíble imaginación, y su habilidad para escribir poemas y hacer sentir mejor a la gente a su alrededor.

No obstante, en ese momento remplazo sus pensamientos negativos por escenarios para romper con ese silencio incómodo.

Jimin dejó su plato de lado y puso su mejor cara de mafioso.

Bien tiene dos opciones... —. Alzó dos dedos —. Una, dejarme vivir aquí con Yoongi hyung y seré su sirviente hasta que consigue una cabaña donde vivir.

O Dos, lo arreglamos como hombres o sea usted me trata como uno más de sus hijos y olvidamos que todo esto paso – dijo el pequeño con los brazos cruzados.

Tómelo o déjelo—.

Dos minutos y Jimin estaba afuera del castillo llorando a moco tendido, y un Min Yoongi con los brazos cruzados, sus labios formando una línea recta y un movimiento de cabeza en negación, fue lo último que vio, después de que las puertas del castillo se cerraran.

Después de viajar un poco por su imaginación Jimin solo agitó su cabeza por sus ocurrencias y prosiguió en comer.

Ni siquiera sabe degustar la comida– mascullo el rey.

Estaba muy enojado por no ser que su esposa ya lo había amenazado con golpes y humillación con la familia real ahora mismo estallaría toda clase de críticas al chico que mataba con la mirada.

Yoongi dejó de comer para luego levantarse y prepararse mentalmente para la prevista pelea con su padre.

El temperamento de Yoongi y su infinita paz se acabó, su padre podría prohibirle el no salir del castillo, incluso arreglar su vida por adelantado, pero sus rabietas lo estaban hartando.

La noche se encontraba estrellada por diversas luces blancas y el olor salado del mar lo hacían alucinar a los barcos piratas que se hallaban en sus libros de historia.

El sonido de la puerta, hizo despertar a Yoongi de sus alucinaciones. Volteó y su padre caminó hacia él.

Sé que no estás contento padre—.

El rey Min se sorprendió por el tono de voz de su hijo ya que cada palabra venía con un ligero tono de seriedad y un poquito de enojo.

Deja de jugar al papel de chico maduro y dime qué sucede Yoongi, porque si te lo recuerdo tú no tienes permitido salir del castillo y ahora me entero que este joven lo conoces de años y será tu consejero, ¿No es raro? Nunca lo vi en el castillo —. Contestó

Me tienes encarcelado en este pedestal de mierda y hay guardias en cualquier habitación y rincón del lugar vigilando las veinticuatro horas, ¿A caso estas idiota padre? —. Yoongi miró a su padre.

Habían dos cosas que Yoongi estaba deseando, una de ellas era que su padre se extinguiera de la faz de la tierra, las razones son muchas, pero una de ellas era una persona que ama, había rencor.

Los colores de mi Mundo YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora