Repeat 00

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- ...I love you bab... -Ni lo pienses, maldita y pegajosa canción que quien sabe porque mierda tengo de tono de alarma.

Un leve mareo me inunda al tomar asiento en la cama tras apagar la alarma y descubro que se debe a los audífonos que cubren mis oídos, no se cómo o cuándo dejé de prestar atención a lo que me rodeaba, pero la música ya no sonaba para nada y al desbloquear la pantalla solo se apreciaba, bajo la primera canción de la lista un "Repeat?". Iba a apretarlo cuando noté que la alarma que apagué no era la primera y si no me bañaba ya, llegaría tarde a clases.

La vida de un universitario promedio se resume en: estudiar hasta la muerte, dormir poco, comer muy mal y apoyarte en un grupo social que te entiende, o sea, otros universitarios promedio que se sientan igual. Si esos universitarios son de Arquitectura, podríamos agregar el "gastar todo tu dinero en materiales".

En época de exámenes, la facultad de Arquitectura tiene una dinámica bastante distinta del resto, aquí, las salas alfombradas, a esta altura del semestre están repletas de cuerpos semiconscientes más parecidos a los zombies que a universitarios, con más ojeras que ganas de vivir, la mayoría con una taza de café pegada en la palma y quizás también restos de silicona, plumavit, cartón y otros materiales de construcción de prototipos en miniatura unidos como adorno en sus dedos, rostro, ropa y cabello.

Extrañamente, hoy todo se ve en orden. Se puede caminar correctamente por los salones destinados al desarrollo de prototipos o maquetas, hay solo el embriagante olor del café envolviendo el ambiente y las conversaciones banales de siempre, hasta suenan agradables; es como estar en un lugar reconfortante en plenas vacaciones.

- Ai'Prem, ¿terminaste el trabajo escrito para hoy?, el programa que utilizamos la última vez es mucho más sencillo para agregar los gráficos -Kao, este tipo alto, blanco y de aspecto interesante que toma asiento frente a mi justo ahora, ha sido desde casi el primer día de clases quien mejor me comprende y aunque hable normalmente así en este instante, su charla se limita en extensión cuando alguien que no sea yo se incluye en nuestro círculo.

-Lo terminé hace días, he tenido algo desfasado el sueño ...-Miento, pues no es un desfase, es un completo cese de mi actividad nocturna común.

Kao me mira. Pese a su pésima capacidad de interacción social, su instinto y nivel de percepción del otro está tan arriba que más de una vez le he dicho que está en la carrera equivocada; debería ser psicólogo.

-Supongo que dormiste ... -Dice, apoyando sus codos en la mesa que nos separa. Aquí vamos.

-Lo suficiente, ai.

-¿Desayunaste?

-Tostadas, frutas y leche con cereal.

-¿Viniste en auto?

-Si, te llevo en la tarde.

-¿Te cepillaste los dientes?

-Si.

-¿Dormiste?

-No. -Perdí.

No alcancé a gruñir de impotencia cuando sentí su indice empujando mi frente a modo de regaño. Puse mis brazos en mi escritorio y oculté en ellos el rostro, sus largos y delgados dedos me mimaron por unos segundos acariciando mis cabellos. Cuando me consuela de esta forma, como a un niño me suelo sentir afortunado de tenerlo, aunque luego regañe con él por su constante manipulación y humor avejentado.

-¿Necesitas hablar? -Escuché que murmuró cuando sus caricias cesaban.

A penas apoyé el mentón para verle y articular algo, nuestro profesor ingresó al salón y ya no pude hablar.

10 canciones que siempre te quise dedicar / BounPremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora