Hia

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-Es viernes...-Murmuró Prem.

La voz perpetró el silencio en que los estudiantes de primer año de arquitectura estudiaban. La mesa de cemento en que estaban era la más alejada del centro y por lo mismo, la más cercana a la lluvia que cimentaba de gris el escenario exterior. 

-¿O sea...? 

Preguntó uno de sus compañeros. Todos agradecieron esa interrupción que cedió unos minutos para descansar mentalmente y destensar los cuerpos que habían estado horas inmersos en los libros.  

-¿O sea...? ¿qué?-Preguntó el de cabello negro y mejillas suaves y abultadas. 

Como saliendo de un trance, sacudió su cabeza, esperando que el movimiento hiciera chocar su par de neuronas para que volvieran a trabajar. 

-Tu has dicho "es viernes"... -le mencionaron y todos ignoraron ese común despiste del pelinegro, menos él.

¿Es viernes?, se preguntó sin terminarse de entender él mismo, obviamente era viernes, el día anterior había sido jueves, mañana sería sábado y pasado domingo. ¿En qué estaba pensando?

-Prem, ¿terminaste? -Fluke lo sacó de sus pensamientos. 

Al mirar a su alrededor, varias miradas indiscretas se habían girado a él y el castaño, pero alzando su mentón les había hecho bajar de nuevo el rostro a sus libros, todos sabían que tenía un carácter nada lindo cuando lo molestaban. La sonrisa de su amigo y el suave tirón que dio a su cabello regañándolo le hicieron volver a sonreir como todo un niño bueno, obedeciendo a ir de compras con él. 

El día permaneció gris hasta llegada la noche en que se volvió negruzco, era tan silencioso para ser un día lluvioso. Ni siquiera había niños jugando en los charcos, ni personas vendiendo cosas caseras en las aceras, ni perros jugueteando en el barro o ancianos a los que ayudar o cualquier cosa así, que le provocara una sonrisa instantánea. En lugar de ello, solo las esbozaba al responder a Fluke, aunque a ratos hasta eso olvidaba. 

-Es viernes, ¿no? -La pregunta sacó de sí al más bajo. 

Los pasos que daba por el centro comercial de pronto se volvieron más lentos, sus manos se frotaron nerviosamente entre sí y le costó largos segundos el conciliar una expresión con la que responder a Prem sin hacerlo alarmar, éste aguardó curioso por su gesto- Llevas el último mes así de extraño cada viernes, Prem, te pones así, dejas de hablar y sonreír, no tienes hambre, dices cosas sin sentido... ¿al menos escuchaste lo que dije? 

El pelinegro negó, el rostro de Fluke mezclaba tristeza y frustración, quizás si hubiese mentido o inventado una excusa no se hubiese sentido así, pero ni siquiera intentó fingir; sus preciosos ojos brillaron en lagrimas que se amontonaron sin llegar a caer. Cuando Prem intentó decir algo y alcanzar el rostro del más bajo, este se giró y se limpió los ojos. 

-Pronto entraremos en periodo de exámenes, no necesitas pensar demás...-Una sonrisa y las suaves yemas de Fluke reconfortaron a Prem.

Sus dedos sujetando su mano provocó cosquillas en el más alto, pero la imagen, que tantas veces había adorado y atesorado en el baúl de su "primer amor", ahora no se veía igual. Juntó sus cejas y se frotó los ojos, quizás bajar la mirada de golpe le había mareado, porque la imagen se distorsionó y prefirió soltarse del agarre, Fluke no pasó desapercibido el gesto. 

Un viernes para los universitarios que tenían el sábado libre, significaba dos cosas: embriaguez y descontrol. Era la última semana antes de comenzar el periodo de exámenes, por lo que también era la última vez en al menos tres semanas, que podrían beber y salir hasta quedar tirados en algún bar. Esas habían sido todas las excusas que habían dado Fluke y Kao para que ese día fuesen a un bar a embriagarse. Prem supuso que decían la verdad cuando lo presionaron tanto, al punto de encargarse hasta de elegir sus ropas, peinarle y hasta ponerle algo de desagradable gloss en los labios, confundiéndolo en tanto al propósito real de esa salida. 

10 canciones que siempre te quise dedicar / BounPremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora