Gotas bailando, juntas cayendo, decididas a través de relieve y nieve, no es leve la determinación de la precipitación que inunda mi corazón.
La visión se torna borrosa al ser atacada por la lluvia que cae en el bosque, arañas monstruos y fantasmas reemplazan los cuentos de hadas cuando en mi mente se esconde ese virus tan común y socialmente inaceptable, la depresión entierra sus raíces ya no hay forma de escaparle.
Tranquilo corre el frío, no se rezaga, sale acompañado de profunda hemorragia causada por una cortada impulsiva y frustrada, el frío vuelve y envuelve al cuerpo, se revuelven y retuercen los pensamientos positivos, queda plasmado el suicidio, aquel virus que acaba con todo...
El fin de la historia puede que llegue hoy, puede que no. Pero como toda historia incompleta, con un elipsis terminó.