EVEN IF I DIE - KTH&JJK

01

El viento rozando contra sus gélidas mejillas no se compara con la adrenalina que siente en cada extremidad de su cuerpo cuando está apunto de tocar a su presa, cuando puede oír sus latidos, su corazón bombeando con fuerza.

Los jadeos del pobre chico luchando por los últimos momentos de su vida.

Pero eso no detiene a Jungkook.

Cuando por fin toca la bronceada piel del chico enfrente de él, destroza de un solo tirón la camiseta que cubría solo un poco de su piel a éste punto, después de arrastrarse por el piso, encajarse unas cuantas ramas, Jungkook no puede ver algo más que un pedazo de carne fina frente a él, no es nada más que un depósito de sangre, algo de que alimentarse para después tirarlo a pudrirse en el bosque.

Jungkook muerde el cuello de su presa directo en la yugular y jadea con necesidad de probar cada vez más.

Insaciable.

Solo puede escuchar los ruidos de la noche y los sollozos inútiles del chico que está a punto de desaparecer, alguien que nunca van a encontrar.

Después de siete noches de abstinencia, se encontraba hambriento y no creía poder parar después de probar el manjar que tenía frente a él."Suficiente" dice Wonho observando a su hermano menor con los ojos brillando en carmesí, fuera de control cuando por fin logra encontrarlo después de haberle perdido la pista un kilometro atrás mientras él vigilaba que el territorio estuviera liberado para poder comer hasta saciarse.

Jungkook no para, en lugar, gruñe en cuanto ve que su hermano da un paso hacia enfrente intentando quitarle las últimas gotas que quedaban dentro de su recipiente antes de dejarlo vacío y sin color alguno.

"Dije que es suficiente" Y toma del cuello al menor apartándolo de un solo movimiento, pues conoce muy bien que es lo que sigue después del episodio de adrenalina por el que acaba de atravesar y no tiene ánimos para lidiar con esto cuando está apunto de amanecer y han quedado de llegar a tiempo con su padre.

El bonito y pálido rostro de su hermano menor es casi irreconocible lleno de sangre de oreja a oreja, con los ojos color rubí y mostrando sus filosos colmillos buscando protegerse, o tal vez, queriendo atacar. "Nuestro padre va a prohibirte salir de nuevo si causas otra masacre, ¿acaso quieres eso?"

Afortunadamente, solo había sido un cuerpo ésta vez, pero había dejado muchas huellas que era necesario cubrir, es por eso que cubre con hojas secas las pisadas antes hechas y se asegura de dejar el cuerpo en un lugar seguro.

Pobre chico.

Aunque alimentarse de humanos no estaba prohibido, el clan Jeon es reconocido por la buena imagen que se han esforzado en mantener, mantienen una relación de paz con los humanos en la ciudad mientras que, a las afueras, se alimentan de ellos sin compasión.

Cuando por fin está amaneciendo, los hermanos Jeon atraviesan el umbral de la puerta de entrada del castillo.

Tan rápidos y silenciosos como si de una sombra se tratara, apenas podrían decir que se escuchan sus pasos sobre el piso de mármol blanco al llegar al salón en donde está su padre tocando el piano, como de costumbre, solo que esta vez, esperaban burlar al líder del clan y evitar el lío que está apunto de suceder.

"Padre" dicen los dos hermanos al unísono, Jungkook incluso tiene rastros de sangre en las mangas de su camisa negra que son apenas visibles, pero sabe que su padre puede olerlas. "Hemos salido a cazar, solo matamos un par de ciervos" la voz del menor suena segura, incluso juguetona, pero sabe que está en problemas cuando el señor Jeon se levanta de su asiento frente al piano y se dirige a su hijo menor, plantándole una cachetada en la mejilla derecha y dándole otra a su hijo mayor.