†Acto 27†

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»Acto 27: Mi reina.

Un día normal en él infierno, claro, para los demonios que habitan allí, pero ese no era él caso, en él gran comedor del palacio real de los Magne, se estaba llenando poco a poco, la mayoría eran overlords, esperaban pacientemente a la llegada de su rey, entre estos una ansiaba a que su señor llegara de inmediato, mientras tanto, la reina se encontraba con sus pequeños niños en él patio trasero.

—me sorprende que hayas llegado a tener él título de "Overlord", querida -decía la señorita Rosie mientras tomaba una taza de té-

—hay Rosie, quien no lo quiere cuando mi querido hombre realiza estas reuniones una vez al año.

—sabes perfectamente que él rey esta casado.

—Lo sé, lo sé, solo quiero llegar a ser su amante, después de todo, estamos en él infierno ¿no? -la pequeña mujer levantó sus hombros-

—lo que tu digas, Mimzy.

En ese momento, todos guardaron silencio al escuchar la puerta abrirse, voltearon a ver para encontrarse con el rey del infierno, este sonriendo caminó hasta llegar a su silla, que tenía en la punta una calavera de venado con unas astas realmente geniales, al sentarse puso sus manos en la mesa y se inclinó un poco.

—buenos días caballeros, y dulces damas.

—buenos días, su majestad -respondieron todos-

—¿y bien? ¿que ha pasado este año?

—su alteza -uno se levantó para hablar- últimamente más mortales están perdiendo fé en él de arriba, y han estado invocado a algunos overlords, la cosa es que quieren invocarlo a usted, pero lamentablemente, su majestad, no tiene todavía su conjuro de invocación.

—eso es lo de menos, lo solucionaré enseguida. ¿algo más?

—señor, muchos mortales ne deben sus almas. -le extendió un pergamino él cual él rey lo agarro y empezó a leerlo-

—¿que te digo? Igualmente pagarán él precio una vez lleguen aquí. -tachando los nombres-

—señor, una pequeña pregunta.

—hazlo -sin retirar la mirada del trozo de papel-

—como usted sabrá, su esposa, la reina también tiene un ritual de invocación ¿verdad? -él rey fijó su mirada en él sin dejar de sonreír- pues ¿la princesa Allette y él príncipe Alexander también lo tendrán?

—claro que si, aveces los mortales pueden ser muy molestos, por lo que me dividiría él trabajo con ellos, una vez que lleguen a una edad adecuada.

Todos asintieron, pero de pronto fijaron su vista en la mujer de baja estatura que se levantó de su lugar y se acercó al rey tan seductoramente que todos palidecieron, sabían que al rey no le gusta que lo toquen, a menos que sean sus hijos o su esposa, pero no dijeron nada una vez que se acercó y se apoyó en las piernas del demonio rojo.

—su alteza, tiempo sin vernos. -se relamio los labios para sujetarle él mentón- ¿me ha extrañado?

—ni siquiera en mis peores pesadillas te he visto -alejó su mano para que deje de tocarlo, pero esta se sentó en sus piernas sacándole un gruñido y haciendo que los demás retrocedan-

—no seas así cariño, dime algo lindo~ -la mujer empezó a levantar un poco su vestido mostrando su pierna-

Lo que no sabían, es que una pequeña niña y su hermanito veían el espectáculo que aquella desagradable mujer estaba haciendo con su padre, claro, no lo iban a dejar pasar, notaron como su progenitor trataba de alejarla pero esta mujer era como un chicle pegado en él zapato, así que intercambiando unas palabras corrieron de inmediato al patio trasero encontrandose con su amorosa madre la cual regaba las rosas negras que tenían ahí.

"La Promesa Book 2" [Charlie x Alastor] [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora