Prólogo

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Vivir para siempre es la peor condena que puede existir.

Muchos humanos se portan bien porque van a morir, tal vez por miedo a lo que le ocurra a sus almas después, tal vez porque no tienen tiempo para aburrirse de la moral y la decencia. ¿Pero qué detiene a alguien eterno cuando los siglos hacen que todo necesite llegar cada vez un poco más lejos para hacerlo divertido? Pocos asesinos mortales dirán que mataron solo para divertirse. Pocos vampiros no lo han hecho.

Siempre se puede encontrar una razón para ser mejor persona, por supuesto. Incluso alguien corrompido por el aburrimiento de la inmortalidad puede encontrar algo que amar más que a su propio egoísmo. El problema es que, cuando vives para siempre, todo a tu alrededor muere excepto el tiempo, esa prisión de la que no se puede escapar.

Su razón tiene nombre y rostro, uno que no olvida. ¿Cómo podría? Cada atardecer se levanta, temprano como nunca lo hacía, cuando el sol es débil y sus tonos naranjas empiezan a enfriarse; entonces desliza los dedos desnudos por los pétalos de las rosas cuyo carmín le recuerda a sus ojos. Sí, por supuesto que es uno de los afortunados en encontrar una razón para ser mejor.

Pero Bakugo Katsuki lleva cien años muerto.

Amaranthine ⌜ ᵀᴼᴰᴼᴮᴬᴷᵁ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora