Jimin era un pequeño niño cuando su hogar se incendio, perdio a su familia, y su pequeño rostro sufrio quemaduras, al buscar ayuda con los pobladores solo obtuvo insultos por su "desfigurado" rostro... Jimin escapo a las profundidades del bosque, añ...
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YoonGi observaba detenidamente a Jimin, quien estaba plácidamente dormido, mientras soltaba débiles ronquidos, sin embargo YoonGi seguía creyendo que era incómodo dormir con la mascara puesta, además de que la mascara era oscura.
Podría asustar a cualquiera, asi que una idea llegó a su mente luego de pensarlo demasiado tiempo.
El clima era bastante frio, por lo que se atrevió a abrazarse de Jimin, mientras colocaba la manta arriba de ambos, intentando mantenerse calientitos.
La mañana llegó tan rápido, apenas cerro los ojos.
Dio un par de vueltas sobre su lugar, antes de sentir la ausencia de su amigo, abrió el ojo derecho solo un poco percatándose que Jimin estaba de espaldas frente a la mesa, misma donde tenia el desayuno preparado.
YoonGi se puso de pie, justo cuando dejo de sentirse adormilado para caminar hacia Jimin.
—Mi amigo Jimin, mi amigo Jimin. —Se acerco entre brinquitos mientras cantaba aquellas tres palabras una y otra vez hasta llegar a su amigo, apenas se acerco escucho una débil risa por parte de Jimin. —¿Ríes? —Pregunto intentando ver mas haya de la mascara, sin embargo no podía ver su sonrisa.
—Eres gracioso, me haces feliz. —Murmuro Jimin, acercando el plato con patatas a YoonGi, sus mejillas se sonrojaron, sin embargo la por culpa de su feo rostro, YoonGi no lo podía apreciar.
—¡Jimin, déjame dibujar una sonrisa en tu mascara! —YoonGi grito entusiasmado al creer que su idea era espectacular, además de que podría pintar algo.
YoonGi amaba pintar, pintaba los árboles, los perros incluso dragones gigantes que escupían fuego, o asi se miraban en su imaginación.
Jimin asintió en silencio, parándose de la mesa, solo para tomar un pedazo de carbón que bien podría funcionar para pintar.
Se lo entregó a YoonGi, un poco dudoso sin embargo dejo que su pequeño amigo hiciera arte en su máscara.
Quizá asi dejaría de ser tan feo.
Pensó justo cuando observo a YoonGi sonreír, mientras reía y hacia muecas raras al pintar en su mascara, sin embargo al terminar YoonGi mantenía una sonrisa de satisfacción con su trabajo.
—Quedo hermoso. —Expreso YoonGi, dejándose caer sobre la mesa, observando a Jimin, quien ahora tenia una mascara con cortos rayones negros en las mejillas, y una gran sonrisa en donde se supone van los labios, incluso dibujo unas grandes rayas simulando cejas.
Quizá se miraba mas perturbador, pero si YoonGi decía que era hermoso, seguro lo era.
—Come. —Insistió Jimin, sintiéndose ansioso por querer ver su mascara, y un poco mas ansioso al pensar si a YoonGi le gustarían sus patatas hervidas.
—La próxima vez que te visite traeré un dibujo de nosotros. —Hablo, mientras se llevaba una patata a la boca.
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10 años después.
La luz de la mañana se colaba por la ventana de Jimin, iluminando perfectamente una infinidad de dibujos que YoonGi realizo a lo largo de tanto tiempo.
Su amistad había trascendido tanto que YoonGi se quedaba junto a él por semanas enteras, pero también desaparecía semanas enteras, siempre regresaba junto a un montón de alimentos, una planta nueva e incluso ropa para Jimin.
Misma que le robaba a su hermano mayor, YoonGi seguía siendo un verdadero inadaptado en su pueblo, solían llamarlo de tantas formas sin embargo había una en especial que creyó que era muy indicada luego de escuchar la historia.
Le decían bello.
Y no era exactamente por que fuera lindo, si no por cierta historia.
Un día el amigo de su hermano se acerco a él, contándole la historia de la bella y la bestia.
En realidad creía que esa historia era un poco parecida a la suya.
Esperaba que algún día Jimin pueda aceptarse tal y como es, quizá asi pueda ver lo hermoso que es.
Incluso usando una mascara Jimin era la persona mas bella a los ojos de YoonGi.
Conforme pasaron los años YoonGi se acostumbro a ver solo la máscara de Jimin, sin embargo seguía sintiendo curiosidad por el verdadero rostro de su amigo.
YoonGi observo a su padre quien se mantenía dormido en el sofá, mientras un par de botellas estaban esparcidas por el piso, negó una última vez antes de tomar los últimos pedazos de pan sobre la mesa, y escaparse de su casa.
También se robo una gallina de las que su hermano criaba para vender los huevos.
Asi que pensó que si le regalaba una a Jimin, ya no pasaría hambre.
Camino por el pueblo, observando a la gente alejarse de él, cuando pasaba a su lado, sin embargo no le importaba, todos ellos se podían ir al infierno.
Se aferro a su bolso asegurándose de mantener seguro sus pinceles y pinturas, esta vez pintaría a Jimin, sin mascara.
Avanzo por el bosque, mismo que conocía a la perfección, evitando las trampas de Jimin, el lugar donde solían esconderse algunas víboras y todo lo necesario para mantenerse a salvo.
Observo a Jimin sentando al borde de una fogata, mientras asaba un ciervo.
Apenas se percató de la presencia de YoonGi se puso de pie, recordando lo que deseaba decirle.
No, mas bien lo que deseaba hacerle.
—¿Me extrañaste? —Pregunto YoonGi acercándose a su amigo, abrazándolo apenas estuvo lo suficientemente cerca.
—YoonGi. —Llamo con algo de pena. —¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? —Indagó, recibiendo en respuesta un asentimiento de cabeza. —Tu dijiste que no querías que te comiera. —Murmuro jugando con los dedos de sus manos. —¿Puedo comerte ahora? —Indagó recordando aquella joven pareja que se estaba besando cerca del lago.
