Un pequeño Harry de apenas 8 años se encontraba limpiando el patio de la casa de sus tíos.
Aquel era su momento favorito del día, ver como las flores cada día se volvían más bonitas gracias a que la primavera estaba en pleno apogeo le parecía hermoso.
A Harry le encantaba todo lo que tuviera que ver con botánica, se consideraba el mejor en ello de todo el mundo. Aunque, a veces pensaba que eso era, tal vez, porque no conocía a nadie más que a sus tíos y primo.
Él sabia que estos le mantenían encerrado, el por qué no era un misterio.
Él lo merecía.
Harry llevaba 8 años de su vida escuchando esas palabras. Escuchando como él era merecedor de todo aquello. Lo entendía, de alguna forma se acostumbró un poco.
Lo único a lo que Harry no se acostumbraba era a su tío.
Su tío hacia cosas raras.
Su tío hacia cosas que le terminaban doliendo.
Y no, no eran golpes como los que tía Petunia y a veces también su tío le daban.
Aquello era mucho más doloroso. No le gustaba. Le hacía sentir raro, sucio.
Harry se consideraba un chico con muchísima higiene, tanta como se puede conseguir con un baño cronometrado de no más de 8 minutos al día.
Algunas veces sentía como su mundo daba vueltas cuando veía una mancha en si mismo o en alguna parte de la casa.
Lo malo de aquello era que Harry siempre se sentía sucio.
Para Harry, él era lo peor que podría existir. La suciedad presente todo el tiempo en él.
A Harry le gustaba la botánica, pero, tal vez, aquello era por que la tierra de las plantas era lo único que le hacía creer que algo hermoso podría estar manchado con algo tan asqueroso como la tierra misma.
Le hacía creer que él también podría ser hermoso.
Llanto empezó a caer por su rostro al notar como su camisa se volvía a llenar de tierra, la ansiedad carcomiendo cada parte de su cerebro, los gritos de su inconsciente haciéndole saber que él no era un Lirio para verse bien aún estando tan sucio.
Tomó con sus manitas los mechones de su ya enmarañado cabello, jalándolo ante un intento desesperado de retirar sus pensamientos.
Tenía que parar. Todo tenía que parar.
Su cabeza daba vueltas, buscando una solución para calmarse.
Sentía como aquello sin explicación empezaba a salir de él, rodeándole y haciéndole sentir limpio en segundos.
Harry no tenía idea de que era eso pero a veces era su único aliado.
Era como recibir un abrazo.
Bueno, eso decían los libros que encontraba tirados. Se suponía que los abrazos era buenos y lindos.
Él no podía saberlo.
Tras un poco de calma, Harry notó entonces como alguien le veía, pero por alguna razón, no tenía miedo.
Aquel hombre tenía a su alrededor un color verde tan hermoso como las hojas de sus flores. Como si aquello fuera lo que protegía a esa flor tan grande que era el hombre. Harry le saludó con la mano, intentando una sonrisa que probablemente salió como una mueca.
Inmediatamente vio al hombre irse de su campo de visión ( que a decir verdad, era muy chico pues su vista era pésima. ) Se sintió tan triste, era la primera vez que veía a alguien y probablemente le había asustado o asqueado.
Harry suspiró y se levantó de ahí, había terminado y la tierra no hacia mas que causarle querer llorar en esos instantes. Entró a la casa.
Escuchó como la puerta de entrada era abierta y tras unos instantes llenos de murmuros, un grito.
— ¡Mocoso, ven acá!
Harry se sorprendió de ser llamado. Normalmente ante una visita el tenía que esconderse.
Camino hacia la entrada, encontrándose con el hombre flor parado frente el.
— Buenos días, Potter - saludo el mayor en un tono calmado, como si intentara que el niño no le tuviera miedo. Harry abrió sus ojitos y movió la mano en saludo — ¿Puedes traer tus cosas, por favor?
Harry arrugó el entrecejo pero de igual manera asintió, yendo hacia su alacena, tomando lo único que se podía considerar suyo.
Una manta.
Aquello era lo único que sus tíos le habían dado desde que estaba ahí. Era su signo de protección y simplemente no podía dejarla donde sea, si se ensuciaba de nuevo podría lastimarse. Él no quería eso.
Regresó a donde estaba el hombre, viendo como este arrugaba el pequeño espacio entre sus dos cejas.
— Tome, ni una palabra Petunia - vio como el hombre flor le daba un sobre a su tía y como esta asentía — Vámonos, Harry.
Y de la nada, Harry empezó a sentir miedo. Un miedo que creyó jamás volver a sentir.
Harry se empezó a sentir perdido.
Tal vez la vida con sus tíos no era lo que alguien consideraría buena pero él estaba bien con eso, él sabía lo que el valía. En ese momento, Harry prefería cualquier cosa antes de ir a lo desconocido.
"Esto no puede estar pasando, no puede" pensaba mientras sus ojos se convertían en pequeños charcos de agua, su corazón acelerando sus latidos. ¿Lo estaban vendiendo?
Su cuerpo empezó a temblar y un nudo en su garganta empezando a formarse.
— ¿A do-donde vamos señor? - preguntó al sentir como el hombre le tomaba de la mano, su pánico incrementando con eso. "No, no, no me toque, estoy sucio, lo ensuciaré".
Estaba ensuciando al hombre flor.
Harry sintió que quería morir ahí mismo.
— A tu nueva casa, Potter
— ¿Mi nueva casa, señor? N-no entiendo - no lo soportó más, intento separar su mano de la de aquel hombre pero su agarre era muy fuerte.
"Suelteme, suelteme, suelteme"
Harry solo se dio cuenta de lo que pasaba cuando dejo de sentir el agarre del hombre.
Se había alejado por lo menos 10 metros de él y Harry no entendía cómo.
Quería correr pero el pánico ante lo que había hecho fue mayor.
De la nada, Harry cayó al suelo inconsciente, siendo atrapado por Severus Snape con un movimiento de varita.
— Mierda, Albus, todo esto es tu culpa. - murmuró tomando al chico en sus brazos y desapareciendo de ahí sin importarle nada.
otro bello ff severitus pq no me sé contener ☺
Esta en próximamente pero intentaré actualización cada cierto tiempo JSJDJS chaaau
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Flores / ˢᵉᵛᵉʳⁱᵗᵘˢ
FanficHarry ama las flores y todo aquello que tenga que ver con la botánica. El cree en la posibilidad de que si algo tan bello como una flor puede estar llena de tierra y puede seguir viendose hermosa era una maravilla. Algo tan improbable para él...