▪︎Wang YiBo▪︎
Desperte la mañana de algún día, completamente aturdido.
Abrí los ojos lentamente, mis parapados se sentían pesados, al igual que todo mi cuerpo. No podía moverme demasiado, con cada pequeño movimiento que intentaba hacer, el dolor se apoderaba de cada parte de mí.
Cuando logre ajustar mi vista un poco más, noté que estaba en una pequeña cama individual, en una no tan grande habitación de hospital.
¿Un hospital?... Ah, claro. El choque.
—Cariño, ¿estás despierto? ¿Cómo te sientes?
La voz de mi madre.
Ese fue el primer sonido que escuché al despertar. Esa voz tan dulce y amorosa que hacía demasiado tiempo no había escuchado.
Con mis ojos aun medio cerrados, intente concentrarme en ella. Se encontraba de pie junto a mí y su mano tomaba la mía. No lo había notado, en realidad ni siquiera estaba completamente seguro de lo que sucedía.
Recordaba el accidente, ese era el motivo por el que ahora estaba en un hospital, pero luego, después de eso, todo era confuso, mi mente evocaba imágenes rápidas y borrosas que no lograba identificar y unir en un orden lógico.
Después de unos segundos, o minutos, por fin logré enfocar claramente la cara de mi madre, luciendo tan preocupada.
En ese momento, los vestigios de un sueño se asomaron por el borde de mi memoria; blanco infinito. Un hombre, un desconocido, apareciendo de repente, de la nada. Una voz amable, prometedora. Llanto. Mi llanto. Luego negro, después... nada, absolutamente nada, hasta este momento, hasta la voz de mi madre.
Las imágenes eran fotogramas en mi cabeza. Todo parecía tan distante. Tan irreal.
Intente hablar, pero no pude. Mi garganta estaba seca y rasposa.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde el accidente.
—¡Enfermera! ¡venga por favor!. Mi hijo despertó —grito mi madre hacia la puerta de la habitación, después me miró con lágrimas en los ojos y el rostro lleno de felicidad.
Antes de darme cuenta, había un par de enfermeras y un médico a mi alrededor, movían tubos, observando mis signos vitales en una máquina y anotandolos. El médico sacó una pequeña lámpara del bolsillo de su bata, la encendió y la pasó por mis ojos. Parpadeé rápido ante la brillante luz.
El médico me hizo una pregunta, pero no lo escuché. Mi cabeza empezó a doler y no podía concentrarme.
—Agua —mi voz apenas pudo escucharse.
Una enfermera me pasó el vaso con agua que estaba en el buró al lado de la cama. Soportando el dolor me levanté un poco para poder tomarlo. Bebí el agua y volví a recostarme.
Mi madre me miraba, preocupada. —Hijo, ¿estás bien? ¿cómo te sientes?
La mire todavía un tanto confuso. —Mi cabeza duele, también mi cuerpo —dije a media voz.
—Es normal, el choque fue bastante aparatoso. Tuviste algunos golpes fuertes —dijo el médico al lado de mi madre. Giré mi visión hacia él —. Sufriste un Traumatismo Craneoencefálico¹, estuviste dormido por cinco días. La corteza cerebral aún sigue un poco inflamada—. Hizo una pequeña pausa—. El TCE puede ser causa de distintos niveles discapacidad o incluso la muerte, pero en tu caso, a pesar de lo grave del accidente, increíblemente no causó mayores daños y ya casi te has recuperado por completo. Por ahora, es normal que estés algo confundido, pero debes sabes que eres un hombre afortunado —me dijo.
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UNENDING LOVE • [YIZHAN]
Fiksi PenggemarWang YiBo es un hombre que desde muy joven se separó de su familia y se las arregló por su cuenta. Estudiando y trabajando duro ha conseguido todo lo que alguna vez pudo desear, pero eso lo ha llevado a ser frío y distante. Xiao Zhan es un joven rec...