➴ Once.

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❝ Jinnie, si encuentras la segunda carta, te quiero recordar que me gusta tu culito. Cuídalo bien porque un día ya no podrás cagar de lo roto que estará, mi vida.

- I ❞

En la habitación del rubio de labios gruesos se escuchaban los sollozos del australiano pecoso, recostaba su cabeza en el hombro de Hyunjin mientras sostenía varios pañuelos en sus manos. Habían estado grabando gameplays de Minecraft para el canal de YouTube que ambos compartían, hicieron hasta colaboración con Vegetta777. Todo iba bien hasta que ambos se sirvieron una rebanada de sandía, entonces Felix recordó a Changbin y se puso a llorar.

—¡¿P-por qué ya no me ama?!– cuestionó el australiano, se le salían los mocos.

—Felix, me estás manchando la camisa nueva.– murmuró Hyunjin tratando de alejar a su amigo gamer, pero éste se aferró a su brazo y aumentó sus sollozos.

—¿Pero qué tiene Seungmin que no tenga yo?– nuevamente habló, sonándose la nariz con su pañuelo y arrojándolo al suelo, se había acumulado una torre de papel con mocos de Felix.

—La diferencia es que Seungmin no huele a cola como tú, tampoco llora por Changbin y sí le mea encima.– dijo el más alto rodeando sus ojos con fastidio, en cualquier momento Felix tragaría lavandina o se cortaría los cuchillos con venas.

—Pero yo quiero a mi enanito, sé que se cree gamer metalero y que no se peina, pero lo amo...– admitió el pecoso.

—Ya supéralo.– ordenó dándole una mordida a su sandía.

—Para ti es fácil decirlo, ¡Tienes novia y un posible amante llamado Yoyin o algo así!– reclamó dramáticamente el australiano albino todavía echo lágrimas.

—Se llama JeongIn– corrigió—. Y no es mi amante, es mi amigo. No soy gay, soy más heterosexual que tu papá.

—Las chicas apestan, deja a tu novia y besémonos para reforzar la amistad.– sugirió Felix con el ceño fruncido, sorprendiendo un poco al mayor.

El extranjero se acercó al rubio para juntar ambos labios, el más alto intentó alejarlo con sus manos, pero gracias a la falta de equilibrio, los dos estudiantes cayeron al suelo. Hyunjin chocó de forma cliché contra uno de los muebles, provocando que su bolso de Got7 se desplome contra su rostro. Lamentablemente estaba abierto, por lo que se desparramaron varios objetos, entre ellos, una misteriosa pero conocida carta.

—Mira lo que provocaste, gilipollas.– regañó el chico de labios gruesos, mostrándole al albino el dedo del medio, cambiando de posición para juntar alguna de sus pertenencias.

—Es tu culpa, ¿Quién deja un bolso abierto?– intentó culpar, inflando sus mejillas con el ceño fruncido, hasta que sus ojos posaron sobre la carta, reconociendo de inmediato la letra y las pequeñas decoraciones hechas con bolígrafos—. Oye, ¿No era que ya no recibías más cartas? Al parecer el tal I no se cansa.

El mencionado observó el pedazo de papel con detenimiento, la tomó con rapidez y la guardó en su bolso, algo nervioso.

—Juguemos al Fortnite.– sugirió, el albino no dijo nada y se dirigió a la computadora.

Pasaron varias horas, pasaron de grabar un gameplay fallido de Fortnite a descargar juegos de terror para casi morir del susto. Tenían suerte de que los padres del surcoreano no estuvieran en casa, especialmente su madre, porque si los pillaba jugando esas cosas satánicas se llevarían la regañiza de su vida y como castigo, serían obligados a rezar toda la noche.

Ahora el reloj indicaba que eran las tres de la mañana, estaban en la cama del mayor viendo las noticias en la televisión, al parecer un pelotudo se había cogido a una vaca y la embarazó. El silencio reinaba en la habitación, probablemente por el cansancio.

—Felix, te voy a preguntar algo, pero no te burles– rompió el silencio, confundiendo al australiano—. ¿Es normal de repente ya no tener interés por tu novia y sentirse más atraído a otro chico?

—Sí, a mí me ocurrió– respondió el mencionado sin pensarlo, hasta que unas ideas pasaron en su mente—. ¿Te está ocurriendo con Yeji y JeongIn?

—Sí– asintió, el australiano soltó una risa—. Pero siempre me gustaron las chicas, probablemente estoy confundido y solamente él me parezca lindo– continuó hablando bastante avergonzado con la intención de ser escuchado por el extranjero—. Ayer tuve sexo con Yeji y no me pude calentar, tuve que imaginarme a JeongIn para que se me pare.

Hyunjin frunció el ceño cuando escuchó una carcajada provenir del albino, casi se ahoga cuando se le vino a la cabeza la imagen mental de JeongIn con vagina.

—¿De qué te ríes, conchetumadre?– dijo el rubio enojado.

—¡El JeongIn te la mete a ti, saco wea!– habló el chico de voz ronca, soltando otra fuerte carcajada, Hyunjin no entendía qué le parecía tan gracioso al australiano—. ¡Te la mete tan fuerte por el ano que seguro se te sale su pichula por tu boca! ¡Tu boca es un río de leche!

—¡Ya deja de gritar, chingada madre! ¡Te pueden escuchar los vecinos, mogólico!– regañó el surcoreano tomando del suelo uno de sus zapatos con la intención de golpear a su amigo para que por fin cierre el ojete—. Aparte me lo imaginé al JeongIn para que Yeji no se enoje por no poder calentarme.

—No hay nada de qué avergonzarse, a mí también me gusta que me den– admitió con las mejillas de color carmesí—. Baja el arma, los pasivos no deben pelearse.

—Está bien, pasivo no mata pasivo.– habló el rubio mayor.

Hyunjin rodó nuevamente sus ojos con fastidio y dejó caer su espalda al suave colchón de la cama, qué raros que eran sus amigos. El australiano imitó su misma acción, ambos cerraron sus ojos y cayeron rápidamente dormidos.

➴ Linda cola, Jinnie.『 JeongJin / HyunIn 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora