Capítulo 2

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Mayo 20, 2018

Las luces a veces se vuelven irritantes, y más cuando están sobre ti. Tienen un destello que las hace insoportables, pero ¿Por qué veo luces? Despierto repentinamente, agitado. Mi corazón palpita incansablemente. Miro al rededor y estoy en mi cuarto, me miro a mi mismo: ¿Acaso fue un sueño? ¿No morí atropellado? Muevo mis brazos lentamente para comprobar que estoy bien. Brinco de un susto al escuchar la alarma radial, está programada para encenderse a las 7:00am de cada día con el programa radial matutino. Ray Powers no tarda en hacer su típico saludo - Muy buenos días, gentecilla de San Francisco, hoy es miércoles 20 de mayo, el cielo se encuentra despejado, es un buen día para salir a dar un paseo con sus mascotas y sacar a sus hijos a comer un hela...- Lo apago de un golpe. ¿Acaso Ray se ha equivocado? Ayer fue 20 de mayo. No tardo en salir de la confusión, darme un baño y bajar al piso de abajo, donde, como es usual, mi madre ya tiene el desayuno sobre la mesa. Pero hay algo peculiar: Mi madre lleva la misma ropa de ayer. - Mama, ¿Qué no usaste ese conjunto ayer mismo? - No hijo, la última vez que lo use fue la semana pasada, pero no hablemos de mí; recuerda que debes comer poco, tu cita con el doctor es hoy - Mamá, la cita con el doctor fue ayer - No hijo, la cita está programada para hoy 20, ayer fue 19 - No dudo en levantarme rápidamente de la mesa y salir corriendo, abro la puerta y respiro lo más profundo posible. ¿Dónde estoy? ¿De verdad morí? No tardo en salir de nuevo por la puerta, esta vez al lado de mi madre, pues iremos al hospital para mi "chequeo". Llego al hospital, me registro y me envían a la sala de espera. Tomo el periódico y lo abro y para mi asombro, tiene lo mismo que leí ayer. Luego sale una señora llorando del consultorio del doctor. Todos los eventos que ya viví están volviendo a suceder. Es como si rebobinaran mi vida.

Salimos del hospital y vamos a la heladería de la esquina, y por inercia, pido mi helado del porte de un camión, y si todo se está repitiendo, en unos pocos minutos veré pasar a la chica linda con su laptop en la espalda. Intenté salvarla, pero al parecer fallé, hoy tengo que salvarla.

- ¿A dónde vas amor? - Pregunto mi madre - Al rato vuelvo, ma - Respondí y me levanté de la mesa como pude. Me fijé a ambos lados antes de cruzar, y llegué a la acera de en frente, con el tiempo preciso. En ese momento a lo lejos diviso la figura de la chica, a la que no dudo en lanzarme directamente; pero no puedo llegarle directamente a decirle "Buenas tardes madame, usted no me conoce, pero yo a usted si pues yo ya viví este día y necesito que me acompañe pues vamos a morir" Esa es una de las maneras de NO iniciar una linda conversación. Pero no puedo ponerme a pensar, necesito actuar, y ahora.

- Hola, señorita -

- Ho..hola - Responde ella un poco sorprendida

- Necesito que venga conmigo, su vida...corre peligro - Idiota, sonaste como agente federal (pienso)

- No estoy de humor para lidiar con locos, tengo cosas que hacer - Ella intenta irse, pero yo la tomo por el brazo

- No estoy jugando. No se tu nombre, solo sé que tu vida y principalmente mi vida corre peligro. Tan solo quiero ayudarte y que vengas conmigo - Le dije alzando un poco la voz. Soné un tanto egoísta, pero eso la hizo entrar en razón.

Salimos caminando rápidamente por la acera, y voltee para cerciorarme de que todo estuviera bien. De repente un frio viento me recorre todo el cuerpo. Los veo, a los tipos que la asesinaron, están detrás de nosotros.

- Corre - le susurro al oído

- ¿Qué? - Me responde ella sorprendida

- Que corras, joder -

No dudamos, comenzamos a correr, me fijo y los tipos vienen tras nosotros. La miro a los ojos y le digo "Tranquila, todo va a estar bien" Hasta que oigo los sonidos de un arma accionada, y no es hasta que caigo al suelo que me doy cuenta de que nos han disparado. Mierda. Es lo único que puedo pensar. Otra vez estoy mirándola fijamente a los ojos, pero esta vez algo es distinto, siento un peso extraño en mi mano.

Trato de mirar lentamente y noto su mano llena de sangre sobre la mía. Sus ojos son azul profundo, ahora lo veo bien. Mierda, no lo logré. No creo que haya una tercera oportunidad...

Días Del Futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora