capitulo 2

581 56 16
                                    

Venus;

Pase una de las noches más lindas, con risas hasta el dolor de la panza y la falta de aire en los pulmones. Hasta que me llegó una llamada de Laureano, ahí a las dos de la madrugada me di cuenta de que algo estaba mal.

—¿Si?

—Venus, tenemos problemas...

—¿Novedades?

—Un cuerpo nuevo, la escarapela en el corazón, otra vez.

—¿Viste que nos trajeron para distraernos? Volvamos mañana a la mañana.

—No Venus, es aquí es Argentina.

—¿Sos joda? Ya voy al hotel y hablamos con el agente en jefe.

—Aquí te espero.

Corto y me dirijo a Eros y Lula para anunciar que me voy al hotel a seguir con el trabajo que le trajo.

—¿Ya te vas? —pregunta Lula.

—Si, lamentablemente si, mataron a alguien ahora en Argentina.

—Uh tené cuidado, no quiero que termines mal. —le sonrió y nos abrazamos.

Abrazo a Eros medio enojado y triste. Llamo a un taxi y esté llega muy rápido, una cosa buena me tenía que pasar.

(...)

Golpeó suavemente mis nudillos con la puerta de Laureano, el sale rápidamente, muy nervioso y enojado al mismo tiempo. Este caso nos hace unos desesperados sin salida.

—Joder, no ha dejado ni un pista, otra vez.

—Tranquilo, lo vamos a atrapar —lo miro con una sonrisa para darle ánimos, el me devuelve la sonrisa y nos miramos unos segundos— sigamos.

Me siento en su escritorio ya caliente por su anterior presencia en el.

—¿Edad de la víctima? —pregunto.

—Diez.

Levanto mis ojos de los documentos, una loca idea se vino a mi mente.

—¿Que edad tenía el primero?

—Uno.

—El otro dos, y después tres y cuatro y cinco —exclamo señalando a las víctimas, mis dedos y mi cuerpo tembloroso hace todo muy difícil.

Recuerdo los gritos de las madres, los llantos desesperados que a pesar de mi cara constante de poker naturalmente me traicionaban las lágrimas.

—La edad sube y sube. —habla ahora el.

—Si ¿Cómo mierda no nos dimos cuenta? estamos todos pelotudos.

—¿A qué nos lleva eso? —se apoya en el escritorio, mirando las hojas.

—A que el asesino tiene una razón.

—¿Un psicópata? —deduce.

—O un sociópata.

—¿Que es eso? —pregunta muy cerca mío.

—Las personas psicópatas son por causa genética, los sociópatas son causados por traumas infantiles, tienen impulsos y falta de control emocional...

—¿Que tiene de diferencia con los psicópatas?

—Los psicópatas saben controlar muy bien sus impulsos y emociones.

Suspira con enojo y me mira fijamente, muy cerca de mi cara.

A decir verdad, Laureano siempre fue un chico muy lindo casi perfecto por su buena forma de ser además de ser físicamente atractivo.

—Estoy muy estresado con este caso. —murmura mirándome fijamente.

—Yo también.

Toda la tensión guardada se dispara cuando sus ojos se posan en mis labios que en este momento se encuentran entreabiertos para ayudar a mis pulmones con el aire pesado.

—Venus... —susurra con voz ronca.

—¿Mmm?

—¿Me vas a odiar si te beso?

Su pregunta me pone absolutamente roja, pero solo me limito a negar con la cabeza y a recibir una sonrisa más arrogante de su parte.

En ese momento atrapa mis labios y posa su mano en mi nuca, que por tamaño la sostiene por completo. Le sigo el beso mientras sigo en la silla, pasando mis brazos por su cuello.

En ese momento solo me acuerdo de Mateo, de mis manos pasando por su mandíbula cuando me besaba y como las suyas pasaban de mis caderas, mi cintura y recorrían suavemente el camino hasta mi cara, cuando nos separabamos para tomar aire y aprovechar para admirarnos completamente cegados por el otro.

Si tuve relaciones sexuales con otra personas después de Mateo, es decir pasaron cinco años, ya estamos grandes para pasar cinco años sin relacionarse sexualmente con otras personas al no tenernos, es totalmente normal.

Pero nunca estuve con Laureano, siempre nos mantuvimos lejos por ser compañeros de trabajo y equipo.

Me separo de nuestro beso y lo miro a los ojos ya dilatados.

—No puedo...

Asiente pero no suelta mi cintura.

—¿Mateo? —intenta adivinar y yo asiento con culpa.

Le conté de Mateo cuando el terminó con su novia, la estábamos pasando mal y lo invite a mi casa para pasarla mal juntos. No aguante y las copas de alcohol no me ayudaron a mantener la boca cerrada, en fin le conté toda mi historia con el... evitando algunas cosas como Sergei, la mafia y mi papá.

—Yo te entiendo, Venus. —susurra con una sonrisa.

—Sos tan bueno que no pareces real.

—Pues que lo soy mira. —deja en beso en mi frente y se separa de mi.

—Voy a dormir y mañana hacemos una investigación.

Salí de su habitación y entro rápidamente a la mía, cerrando la puerta y apoyando todo mi peso en la puerta mientras suspiro.

Decías que la vida te ponía obstáculos porque lo mejor de un amor verdadero es enredarse y a pesar de esos nudos seguir juntos, llegó un momento en dónde creí que yo no podría tener amor verdadero porque no fui verdadera con el.

(...)
Me levanto a la mañana para ir a comprar facturas, esas que tanto extraño porque a pesar de que la comida en España es magnífica, no estaban las facturas de Luis el de la esquina.

Escucho una voz femenina muy linda cantar detrás mío, cuando giro veo a una chica cantando con un sombrero frente a ella y cuando junto la escena entendiendo lo que pasa; está cantando para llenar el sombrero de un señor en la calle.

Es una chica muy bonita de piel morenita y pelo oscuro, de ojos claros y lindos labios.

Tiene el pelo lleno de rulitos agarrado como rodete y lleva un vestido suelto color blanco.

Mateo;

Salgo a buscar las facturas para Eros, como el mejor tío tengo que hacer mis trabajos.

Siento una voz muy linda cantar y cuando veo frente a mi, me encuentro con ella, parada ahí como si nada entre un montón de gente.

Mi cuerpo se paraliza y mi respiración se acelera al instante, sin creer lo que está pasando.

una segunda rolita [Trueno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora