capitulo 4

592 61 8
                                    

Mateo;

Me siento un pelotudo al sentir lágrimas escaparme de los ojos, por tener los párpados apretados y estar aferrado a los brazos de Venus.

Esta hermosa, tiene el pelo negro que resalta sus ojos verdes y ahora mantiene unos tatuajes delicados aunque sean extravagantes.

Tiene las facciones y el físico más adulto, ya no es la misma adolescente que conocí hace unos años, ahora es un bombón que cuando pasa por la calle te descoloca la mandíbula al verla así de hermosa.

No importa como sea, siempre tuvo ese efecto en mí.

—Tortolitos. —habla Eros con su mamá, como dos cómplices muy atrevidos.

Venus se ríe y nos soltamos lentamente.

—Te extrañé. —murmura.

—Yo... también.

Te extrañé, te llore, te amo y demás, pero no entremos en detalles.

Cinco años... cinco años viviendo con una mezcla de odio, amor, sufrimiento y muchos más que no puedo denominar, todos al mismo tiempo.

Pero la veo, veo esos labios rojizos y esos ojos verdes que me vuelven loco y me olvidó de todo.

—¿Que haces en Argentina? —pregunto repasando mi mirada en su cara.

—Trabajo.

—¿De qué trabajas?

—FBI ¿flashero no?

—Re.

—¿Cuando se van a casar? —pregunta Eros y nos miramos sorprendidos.

—Eros —nombra Venus y se agacha para quedar a la altura de su cara— ¿Que te dijo tu vieja?

—Querida tía Nusnus, yo me se toda su historia.

¿Que su viejo mafioso ruso la manipuló con la vieja para que vaya a buscar a su hermano Manuel a Argentina mientras que ella no sabía que era su hermano y ahí nos encontramos, nos enganchamos y vivimos cosas pelotudas, nos rompimos el corazón y después ella secuestro a Manuel pero yo andaba re falopa en el auto que nos fuimos a Ushuaia dónde se descubrió que su vieja la abandonó y yo me enteré por el mejor amigo de su viejo (que también estaba enamorado de la mamá de Venus) que Venus tuvo algo con Sergei su hermanastro y al final de todo yo volví a Buenos Aires pero ojo la fui la buscar en un puto jet privado, pero ojo ella se estaba yendo a España con otro flaco y ojo me tomé el palo? ¿Todo eso? Y lo que falta.

—Ah, mira vos —me límite a contestar.

—Pero ahora, yo me voy a encargar de juntarlos para siempre. —afirma orgulloso— ¡Leamos un cuento!

Eros camina hasta su pieza con temática de espacio y saca un libro de su estantería con forma de cohete.

—Pongan el culo en el piso.  —ordena Eros.

—¿Cómo como? —pregunta Lula.

—Siéntense tíos, por favor gracias —corrige.

Nos sentamos en el piso con unas almohadas y Eros se sienta frente a nosotros en un puf.

—Bien, este es un libro de antiguas teorías. —habla serio— y tiene fotos con explicaciones increíbles, hechos de antiguos maestros que habitaron en nuestro mundo y su experiencia los hizo llevar las teorías en otra dimensión y nos hicieron evolucionar, la literatura nos evolucionó y cuand...

—No sabes leer ¿No? —interrumpe Venus, ya tirada en el piso.

—Exactamente. —afirma Eros, todavía serio.

—Bueno, saca el culo de ahí que voy a leer yo. —se para Venus.

—¿Cómo cómo? —vuelve a decir Lula.

Venus se sienta con Eros arriba y abre el libro de cuentos.

—Sentate mi vida.

Me pongo al lado de Lula y observo a Venus hablando con Eros sobre cual van a leer. Por alguna razón está escena me tiene el corazón lleno de alegría, ver a Venus así con Eros me hace imaginar cómo hubiera sigo si yo no la hubiera dejado ir.

—Antigua china. —decide Venus.

—Antigua china... —repite el pendejo con más profundidad.

—Existe una antigua leyenda denominada "el hilo rojo" —comienza Venus— está cuenta que cuando dos personas llegan al mundo son unidas por el hilo rojo, al no estar juntas sus almas se sienten vacías y al conocerse todo el mundo que conocen como gris, se empieza a teñir y no importa cuántas veces... ellos se van a reunir —la voz de Venus torna un tono distinto y yo dejo de mirar el punto dijo del suelo, para mirarla a ella.

»ese hilo puede enroscarse, estirarse y hasta desteñirse, pero jamás romperse y esas dos personas siempre van a volver al otro. —Venus deja de mirar el libro para pasar a mirarme a mi.

Nos miramos y ella baja la mirada para ahora contar el cuento.

—Habia una vez una mujer llamada Flor, ella estaba muy enamorada de un hombre llamado Milen... —el tono de una llamada empieza a sonar en la habitación y Venus se para ir a buscarlo.

Agarra el celular y se fija en el contacto, cosa que yo no veo.

—Lau —nombra— si, decime.

Miro a Lula y está me sonríe negando con la cabeza.

—¿Ahora? —vuelve la voz de Venus— si perdón.

¿Perdón?

—Ya voy al hotel, espérame en la pieza y pone los objetos en la mesa.

—¿Eh? —hablo sin pensar.

Corta y vuelve a nosotros.

—Mi compañero, una amiga fue a él hotel llorando a buscarme y además de eso tenemos un nuevo muerto con la escarapela.

Cuando escucho eso mi cuerpo se congela y sin pensar agarro el brazo se Venus.

—La otra vez me corrieron y encontré una escarapela en el piso. —cuento con seriedad.

En su cara se ve una expresión de shock y enojo.

—Contame ya. —pide.

—Estaba caminando para aca en la noche, escuché que me seguían atrás y empecé a correr hasta que encontré una barra de acero pero cuando me di la vuelta no había nadie —cuento a la cara de atención de Venus— solo encontré una escarapela en el piso que no estaba cuando pase.

Se pasa las manos por la cabeza y me mira temblorosa.

—Es... raro, el mata con un orden de edad, hasta ahora es de uno a doce y vos ya tenés veintidós.

—No tengo ni idea. —suelto confuso.

—A no ser que... el problema de el asesino sea con vos. —me dice mirandome fijamente.

Que el problema de el asesino sea conmigo...

una segunda rolita [Trueno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora