Abrigo

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Un día de invierno, la nieve había caído desde varios días así que comenzaba a acumularse. Y las heladas corrientes de aire congelaban la piel de las personas que tenían que caminar por aquellas blanquecinas calles.

En la distancia se podían ver dos siluetas, no parecían ser de mucha edad pero una de ellas era especialmente de menor tamaño. Se trataba de ese par de hermanos, Gabriel y Azirafel, ese par de niños de piel blanca como la lana y con un comportamiento intachable en comparación con otros infantes de la misma edad.

—Gabriel, tengo mucho frío.— Dijo el más pequeño tiritando.

— Lo sé, pero ya casi llegamos, caminemos más rápido para generar calor.— Llevaba de la mano a su hermanito, ambos estaban caminando hacia la escuela; a pesar de que estaban bastante abrigados no parecía ser suficiente para el menor.

Con la nariz coloreada de carmín apresuraron el paso, ansiaban sentir la calidez de sus respectivos salones.
Iban avanzando hasta que en un cruce de calles otro par se interpuso en su camino.

— ¿Qué tenemos aquí? El cobarde Gabriel no puede resistir este frío insignificante.—

— No me molestes Beelzebub, no caeré en tus provocaciones.— Tratando de ignorar a quién hacia sus días insoportables los esquivó para continuar su camino.

— ¡Hey! No me ignores cuando te estoy hablando.— Nuevamente se puso en medio para impedir el paso. Beelzebub También estaba llevando a su hermano menor, Crowley, que a diferencia del mayor, a este no parecía importarle lo que sucedía con el resto de personas, así que caminaba con la mirada perdida siguiendo solo el paso de su hermano.

— Mi hermanito tiene frío, solo déjame ir. No molestes al menos por una vez.—

— ¿Estás diciendo que soy una molestia? Mejor deja se hacerte el buen hermano, me enferma.—

— No "me estoy haciendo", lo soy. Además lo de ser una molestia deberías saberlo mejor que yo, te compadezco. Tener que lidiar contigo mismo 24/7 no debe ser fácil.—

— Aww, esa es demasiada valentía para alguien que aún moja la cama.—

— ¿Cómo sabes e...es decir, yo no hago eso, no digas tonterías.—

Mientras los más grandes discutían sus asuntos, el pequeño Azirafel no dejaba de temblar, incluso sus labios tenían un color preocupante. A pesar de ello, no interrumpió ni se quejó, únicamente se abrazaba a sí mismo en busca de algo de calor.

Este hecho llamó la atención de Crowley, que después de haber permanecido desinteresado en cuanto a lo que sucedía había comenzado a observar, después de un rato donde sus estúpidos hermanos mayores no llegaban a nada y viendo como el rubio estaba muy mal pero no hablaba, sintió el borde de la desesperación, así que soltó la mano de Beelzebub y se posicionó frente a Azira.

— ¡Si tienes frío solo dilo! No le tengas consideración a un hermano tan tonto como el tuyo.— Lo regañó estando ya muy molesto.
Harto de la situación se apresuró a desabrochar los botones de su abrigo hasta quitarlo completamente y lo colocó sobre los hombros del otro infante.

Ambos hermanos mayores se quedaron atónitos al ver al pequeño actuar de esa forma,  incluso dejaron de agredirse y se quedaron viendo fijamente en silencio.

— Puedes quedártelo, solo los débiles sienten frío así que yo no lo necesito. Y tú Beelzebub, vámonos ya, deja de ser un idiota.— Jaló la mano de su hermano obligándolo a avanzar.

Azirafel y Gabriel observaron como ese par se alejaban en la distancia.

— ¿Lo viste? Lo vencí.—

El pequeño rubio solo suspiró.

Extra:

—¡Achuuu!— El estornudo de Crowley resonó haciendo eco, estaba en la entrada de la escuela donde apenas y podía avanzar. ¡En realidad si hacía mucho frío!

— Y dices que yo soy el idiota.—

— ¡Cállate!—

Extra 2:

Azirafel se quedó inmóvil desde que ese niño le dejó su abrigo. Porque... ¡Era imposible abotonarlo! Su pancita impedía que el abrigo se quedara cerrado.

— Me queda muy pequeño.—

Pequeños Inefables [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora