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—¡Llegamos! —gritó entusiasmado JungKook una vez estuvieron frente al portón de su casa.

—Es muy bonita... —dijo despacio HoSeok al lado de YoonGi, quien se encontraba con su boquita abierta y algunos mechones de cabello negro en sus ojos.

—G-Gracias —murmuró avergonzado y luego tomó las manos de los chicos para que se acercaran más—. L-Les diría que t-tengan cuidado y n-no se asusten. C-Caleb puede ser bruto p-pero es muy lindo.

Metió las llaves en el portón y un perro bastante grande apareció de repente ladrando y parándose en dos patas, haciendo sonidos con tal de tener la atención de su dueño.

—¡C-Caleb! Sentado, ch-chico —el animal obedeció aunque por dentro su corazoncito latía fuerte y sollozos de desesperación querían salir de él—. Compórtate, son a-amigos.

Hizo señales con su mano y el pálido junto con el más alto entraron saludando con su mano al perro color marrón.

Después de poder cerrar y abrir la puerta de su casa, los tres se adentraron a la casa que era bastante bonita y con colores que pegaban entre todos.

El olor a comida llegó hasta sus fosas nasales y JungKook les indicó que lo siguieran, llegando a la cocina encontrándose con su padre cocinando.

—¡Hijo! ¿Cómo te fue hoy, campeón? ¡Oh! Espera —secó sus manos con un trapo y se acercó a los chicos que veían todo desde una esquina— Sean bienvenidos a nuestro humilde hogar, siéntanse como en casa.

Daniel sonrió y reconoció enseguida al chico del cual su primogénito no dejaba de hablar.

—Hola, YoonGi —dijo con una sonrisa hacia el bajito y este respondió con una pequeña reverencia y un sonrojo en sus mejillas—. HoSeok, es un gusto —estrechó su mano con la del chico y una sonrisa se formó en sus labios.

—¡Chicos! —la madre de JungKook apareció mientras terminaba de ponerse unos aros y sacudiendo una camisa que llevaba puesta—Ay~, son tan lindos —tapó su boca con una mano—. JungKook los describió a la perfección.

Una sonrisa tímida se formó en los rostros de los amigos de Jeon y luego de terminar de poner la mesa todos se sentaron a comer lo que Daniel había hecho.

El almuerzo fue bastante tranquilo y los jóvenes comieron hasta llenarse. En cada conversación buscaban la solución para incluir a YoonGi y que el más joven no se sintiera mal, incluso algunas veces HoSeok les decía lo que el más chico quería decir y algunas otras asentía repetidas veces con su cabeza o negaba.

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Cuando terminaron de comer, los tres chicos fueron hasta la habitación de JungKook y observaron cada rincón de ésta. Jeon reía cuando YoonGi escribía rápido en el teléfono diciendo lo asombrado que estaba con la cantidad de libros que el joven tenía sobre el habla y algunos sobre videojuegos, aunque en su rostro medio rojito se podía notar que lo estaba.

Ahora todos estaban jugando a un juego de mesa del castaño que tenía de hace años. Uno que trataba de fichitas de colores, ni siquiera ellos sabían. Los chicos sólo leyeron las instrucciones y jugaron como lo entendieron, llegando a que HoSeok se enoje porque YoonGi y JungKook se ponían de acuerdo para acorralarlo con las fichas y "comerlo".

—Están en mi contra —dijo haciéndose el enojado cruzado de brazos—.

YoonGi se levantó del suelo y se acercó al chico para rodearlo con sus brazos, siendo correspondido con una sonrisa grande de HoSeok.
JungKook se sentía muy solo, por lo que también se unió al abrazo pero un leve aroma a vainilla lo hizo quitar su sonrisa.

♡ 。「talk」。♡  [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora