Bailame despacio

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clouis

Clementine miró su reflejo en el espejo, su pelo llegaba a unos cinco centímetros por encima de la cintura. Se definía los rizos con una toalla seca después de haberse echado el gel como su peluquera le había enseñado. Aún tenía tiempo y es que haber optado por las clases de universidad por la tarde fue la mejor idea que había tenido. Se acercó al espejo y comenzó a maquillarse mientras bailaba al ritmo de la música, moviendo las caderas lentamente, siempre iba más arreglada de lo normal debido a que sus amigas solían salir, mucho, básicamente casi todos los días. Optó por una falda amarilla de cuadros, muy pegada que dejaba ver la forma de su cuerpo.

Clemen tenía la misma forma de cuerpo que su madre, tenía una cintura pequeña, los brazos muy delgados. Todo eso hacía contaste con sus gruesas piernas y su enorme culo, como su mejor amiga Violet solía decir. Se miró al espejo de nuevo colocando su top blanco de mejor manera, pues las clases acababan de empezar, ni siquiera se había ido el verano. Su madre pasaba por el teléfono en la oreja, hablando con su abuela.

-Mamá.-la llamó la joven.

-¿Sí?-preguntó la adulta separando el teléfono de su oreja.

Clem sabía que tenía que preguntarle eso, quería hacerlo desde hacía mucho tiempo. Cogió aire y agarró su teléfono entre sus manos.

-¿Cuándo vas a dejar que me ponga tetas?-preguntó finalmente viendo como el top se le ceñía y dejaba ver su pecho pequeño.

-No seas idiota, vete ya a clase. Llegas tarde.

-No, aún me queda una hora, tengo las clases a las 17:30.

-Ese reloj está mal, son las 17:15.

Clem miró su móvil comprobando lo que su madre acababa de decirle. Efectivamente, como buena madre, siempre tenía razón. Cogió su mochila corriendo y bajó al garaje. Encontró a su padre dejando la motocicleta pues acababa de llegar de trabajar.

-Hola, tesoro.

-Hola papá, voy a coger la moto, llego demasiado tarde y... ¡Eh! Esa es mi gorra.-proclamó señalando con el dedo la gorra con la D en azul.

-Sí, pero tú no te la pones, así que vuelve a ser mía.-dijo su padre guiñando su ojo.

Clem gruñó, dejó la mochila en el asiento de la moto y se puso su casco azul eléctrico propio de una monster high, su amigo Aassim no era muy bueno haciendo regalos, pero al menos no tenía que compartir el casco con su madre que siempre lo dejaba lleno de maquillaje.

-Hoy es Viernes, así que no te esperamos para cenar, imagino.

-Pues... No lo sé, os llamaré con lo que sea. ¡Adiós!

La joven condujo lo más rápido posible hasta la universidad, no estaba lejos de casa, pero debía darse prisa, buscó su paquete de tabaco en la mochila una vez aparcó, pero se percató de que ninguno de sus amigos estaba fuera, por lo que la clase había empezado. Miró su reloj, las 17:42.

"Mierda", murmuró. Corrió hasta su aula rezando por que nadie se percatase de su presencia. Abrió lentamente la puerta, era raro ver a todo el mundo en silencio y mirando hacia abajo. "Joder", murmuró de nuevo. El profesor y ella mantuvieron miradas, y ella comenzó a rezar todo lo que sabía.

-Señorita Everett, ¿Hay alguna razón de peso para que usted haya llegado tan tarde?

-Yo... Eh... Estaba trabajando.

El profesor Lee subió una ceja y negó con la cabeza.

-Tome asiento, enseguida le reparto el examen.

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